La reversión de la Argentina "baratísima" para los uruguayos y los efectos que generó al otro lado del río

La drástica caída del flujo de uruguayos que viajan hacia Argentina está golpeando con fuerza a ciudades fronterizas de aquel lado del río Uruguay.

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Pesos argentinos.
Pesos argentinos.
Foto: Archivo El País.

El País en Argentina
La drástica caída del flujo de uruguayos que viajan hacia Argentina está golpeando con fuerza a ciudades fronterizas de este lado del río Uruguay. Si bien la tendencia a la baja del número de visitantes también se refleja en grandes ciudades como Buenos Aires, el impacto es mucho más notorio en Gualeguaychú, Colón, Concordia y Federación, localidades del litoral argentino que el año pasado habían logrado capear la crisis económica gracias a la masiva llegada de uruguayos.

“Siempre ocurrió que hubo épocas en que el (tipo de) cambio favorecía a los uruguayos y en otras a los argentinos, pero en los últimos meses del año pasado se llegó a una situación fuera de lo normal. Con una brecha de precios tan grande, a la compra de productos de primera necesidad que generalmente hace el salteño en Concordia se le sumó, por ejemplo, el consumo en restaurantes de buena calidad y en farmacias”, dijo a El País Adrián Lampazzi, presidente del Centro de Comercio, Industria y Servicios de Concordia.

“Eso, que provocó un derrame hacia otros sectores, se cortó abruptamente a partir de diciembre y hoy se dan dos fenómenos a la vez: la caída de los visitantes uruguayos y la fuerte recesión en Argentina. Hemos relevado entre comercios, servicios e industrias de Concordia que en el primer semestre hubo una caída del 68% en las ventas con respecto al año pasado”, expresó Lampazzi.

Según datos de la Secretaría de Turismo de Argentina, en el primer semestre de este año llegaron al país 499.026 residentes uruguayos, unos 145.000 menos que en el mismo período de 2023.

La causa de ese descenso no tiene misterios: es el resultado de la rápida compresión de la brecha de precios entre ambos países debido al encarecimiento en dólares que se ha venido registrando en Argentina. Mientras desde diciembre pasado la inflación acumuló un alza superior al 130%, en ese período la cotización del dólar blue subió 26%.

Ese escenario cambió radicalmente las condiciones para los visitantes uruguayos. En setiembre del año pasado, los precios de una canasta representativa de 60 artículos en grandes superficies y tiendas de Salto eran 180,2% más altos que en la vecina Concordia, de acuerdo al Indicador de Precios Fronterizos que elabora la Universidad Católica del Uruguay (UCU) Campus Salto.

Esa extraordinaria diferencia de precios se fue contrayendo a partir de la mayor estabilidad cambiaria en Argentina. Ya en marzo pasado la brecha se había reducido al 50,3%.

Si bien desde ese piso hubo un alza hasta el 80,1% en julio tras el salto del dólar blue registrado a comienzos del mes pasado, esa tendencia ya parece haberse revertido.

Es que el descenso del dólar paralelo del 6% en las últimas cuatro semanas, sumado a índices de inflación que se resisten a perforar el piso del 4%, frenó las expectativas de un nuevo abaratamiento de los precios en dólares en Argentina.

“Cuando el dólar blue sube, al otro día aparecen los uruguayos por Concordia. De hecho, cuando se produjo la fluctuación del dólar en julio, se renovó un poco el movimiento, pero nunca alcanzó la intensidad que tenía hasta comienzos de diciembre del año pasado”, dijo Lampazzi.

El efecto del dólar

De cara a las próximas vacaciones de septiembre y a la temporada de verano, la evolución del peso argentino será clave para determinar si el caudal de visitantes uruguayos se reactivará o no en los próximos meses.

En principio, todo indica que la amplísima brecha de precios de fines del año pasado no volverá a repetirse, al menos en el corto plazo.

Una de las grandes apuestas del gobierno de Javier Milei pasa por mantener anclado el tipo de cambio oficial y controlados a los dólares paralelos, dos objetivos que considera clave para lograr una desaceleración más rápida de la inflación.

En esa línea, luego de la mega devaluación de diciembre pasado que implicó un salto del dólar oficial del 118%, el ministro de Economía, Luis Caputo, lanzó un esquema cambiario basado en mini ajustes del 2% mensual del tipo de cambio, muy por detrás del ritmo al que corre la inflación.

Ante ese desfasaje que amenazaba con incrementar la brecha cambiaria, en julio pasado el gobierno decidió también intervenir sobre los dólares financieros Contado con Liquidación y MEP mediante la venta en esos mercados de las divisas que el Banco Central les compra a los exportadores.

Si bien el objetivo declarado de esa medida es reabsorber los pesos que emite el Banco Central, la jugada también apunta a agregar mayor oferta en los dólares paralelos para ponerle techo a esas cotizaciones.

La apuesta del gobierno es que en un contexto de dólares financieros relativamente controlados y escasez de pesos en la economía, el blue no tendría demasiado margen para una suba abrupta.

De consolidarse esa estrategia, en los próximos meses los precios en Argentina podrían seguir encareciéndose en dólares.

El doble golpe del lado argentino

Ese creciente atraso cambiario, sumado a un consumo interno que continúa sin recuperarse, implica un doble golpe para localidades fronterizas y para atractivos destinos turísticos del litoral como la ciudad de Federación.

“Después de dos años de fuerte aumento del consumo en hotelería, gastronomía, estaciones de servicio y comercios en general tanto por la llegada de los uruguayos como por el mayor movimiento interno de argentinos a los que no les convenía viajar al exterior, eso cambió abruptamente en los últimos meses. Estamos muy complicados. Las vacaciones de invierno nos sorprendieron para bien, pero ahora volvimos a niveles de ocupación muy bajos”, dijo a El País Mario Delasoie, presidente de la Asociación Hotelera Gastronómica y Afines de Colón.

También en Gualeguaychú la recesión y el cambio de las condiciones cambiarias están impactando con fuerza. “A diferencia de lo que sucedía hasta el año pasado, buena parte de los uruguayos que vienen a Gualeguaychú lo hacen por el día, y eso está golpeando sobre la hotelería. El otro sector afectado por la falta de uruguayos es la gastronomía. En julio hubo algo más de movimiento y en agosto al menos se percibe una mayor afluencia de uruguayos en los fines de semana, pero hay una gran incertidumbre dado que no podemos prever dónde estará parado el tipo de cambio en los próximos meses”, dijo a El País Marcelo Friedrich, presidente de la Asociación de Hoteleros y Gastronómicos de Gualeguaychú y dueño de un restaurante en esa ciudad.

El año pasado, el desvío de consumo de los uruguayos hacia Argentina (no considera a aquellos que viajaron y volvieron en el día) por al menos U$S 1.248 millones –casi el doble que en 2022- fue uno de los factores clave de la desaceleración del crecimiento económico en Uruguay. Por el contrario, al otro lado de la frontera la masiva llegada de uruguayos representó un impulso para el comercio, hotelería y gastronomía de varias ciudades. En solo ocho meses, aquel escenario se modificó. La vertiginosa reconfiguración de la economía argentina viene dejando ganadores y perdedores. Entre los castigados figuran las ciudades que habían logrado sacar rédito de la oleada de uruguayos.

“Esperábamos que la brecha de precios tan favorable a los uruguayos se iba a mantener por dos o tres años más, pero la situación cambió de un día para el otro. Muchas inversiones que estaban en marcha en Concordia, como la apertura de nuevos restaurantes, se suspendieron en diciembre y luego se terminaron cancelando”, apuntó Lampazzi.

“Con la caída de las ventas, sumado a la fuerte alza de los servicios públicos, especialmente la electricidad, está costando sostener los emprendimientos porque no se logran solventar los costos fijos. Hay pequeños empresarios y comerciantes que por primera vez han tenido que tomar créditos para pagar sueldos y aguinaldos. A diferencia de los relevamientos que hicimos el año pasado, ahora hay una esperanza de mejora en la economía, pero el tiempo corre y necesitamos que haya al menos una tenue señal de reactivación”, concluyó Lampazzi.

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