El sector de Tecnologías de la Información (TI) en Uruguay se posiciona como pionero en nuevas dinámicas de trabajo en todo el país. Con más de 400 empresas asociadas y un total de 50.000 trabajadores empleados, el sector busca atraer talentos y alcanzar a representar el 5% del Producto Interno Bruto (PIB). El presidente de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI), Amilcar Perea, dialogó con El País a propósito de los nuevos proyectos, la situación de trabajadores en el interior y la influencia de algunos mercados receptores de exportaciones.
—Según el informe realizado por CUTI en el mes de mayo sobre el impacto del sector TI en la economía de Uruguay, el mismo alcanzó el 4,3% del PIB. ¿Cuál es el objetivo?
—Tenemos un objetivo que nos planteamos para el 2025 en nuestro plan estratégico que es llegar al 5% del PIB. En este momento estamos en un 4,3% y seguimos creciendo.
—¿Cómo se prevé que se comporte este fenómeno hacia fin de año?
—Estamos trabajando en una serie de procesos de cambios en el mundo en cuanto a la situación de Estados Unidos y su economía. Estamos viendo un crecimiento con el que probablemente vamos a mejorar el número de participación. También hay que ver cuánto crece el PIB y adelantar una meta hacia fin de año es complejo. Observamos un crecimiento en el sector así que estimamos aproximarnos al 5%.
—¿Cuál es la importancia del mercado estadounidense para el sector?
—En el 4,3% del PIB, la parte de exportaciones que representa un 60% de nuestra facturación son unos US$ 1.800 millones que exportamos por año. El 85% de ellas va a Estados Unidos y nuestro segundo país receptor es el Reino Unido. Esto tiene dos lecturas: por un lado, habla de la calidad de nuestros productos y talentos ya que son dos mercados de élite. Otra lectura es que hay una dependencia de la economía norteamericana. En la medida de que a nuestros clientes le influyan distintos aspectos de la economía como la inflación, acceso a créditos y demás, hace que algunos de los negocios tengan que cambiar y reinventarse.
A partir de esto, existe una dependencia por el peso del mercado norteamericano. Exportamos a Estados Unidos no solo porque es un mercado interesante y atractivo sino porque tenemos condiciones de inserción internacional para entrar con facilidad. Una de las cosas que acompañamos a los esfuerzos del gobierno es encontrar mejores mercados y trabajar en la inserción internacional, en la medida que tengamos mejores condiciones podemos diversificar la oferta y ser más competitivos.
—Por otra parte, entre un 70% y 80% de las exportaciones se concentran en el rubro servicios. ¿Se está trabajando para equiparar la oferta de servicios y productos en el país?
—Otro aspecto importante es que un 70% de lo que exportamos son servicios. Estamos haciendo un esfuerzo para que más empresas uruguayas que exportan servicios puedan comercializar productos y no horas de programación, lo que amplía la capacidad de crecimiento de nuestra industria y del país.
Es un trabajo arduo pero trae muchos beneficios. Cuando visualizan al sector, ven a las empresas multinacionales más importantes pero el 68% de las empresas de CUTI que son más de 400, tienen menos de 20 personas a cargo. Tenemos un mercado con muchas pequeñas y medianas empresas exportando y generando valor para equipos locales e internacionales. La materia prima de estas empresas son los recursos humanos, ahora necesitan inversión para convertirlo en productos.
Tenemos diálogo con la banca privada, el Banco República (BROU) y la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) para generar instrumentos que le permitan a empresas jóvenes generar inversión para realizar productos.
—¿Cómo influye el tipo de cambio en los negocios del sector?
—El tipo de cambio es un elemento que pega en la competitividad, no es el único ni principal. En nuestra industria no competimos por ser un país barato sino que lo hacemos con base en la calidad y confiabilidad de técnicos y productos. Sin embargo, eso nos hace cada vez más difícil competir con un tipo de cambio que no nos favorece y en un entorno donde se dan algunas condiciones respecto al acceso a mercados como son temas arancelarios, tratados de libre comercio o que evitan la doble tributación que hacen un combo que nos lleva a no ser tan competitivos. Hay que seguir trabajando con mejoras en esos aspectos.
—¿Cuáles son las próximas líneas de trabajo para la agenda 2025-2030?
—Estamos al borde de terminar nuestro plan estratégico que esperamos tener para los próximos meses. Ahora tenemos un ciclo de reuniones con los candidatos a la presidencia de cada partido para cerrar el plan hacia 2030 donde estamos plasmando mucho la idea de cambio de matriz productiva y gestión de talentos.
Es importante que los jóvenes estudien tecnología, el sector paga el triple que el promedio de sueldos en Uruguay y generamos empleos de calidad. Además, muchos chicos emprenden y tienen sus propias empresas y tienen la posibilidad de trabajar de forma remota. Algunos trabajadores que son del interior trabajan de esta manera sin la necesidad de desarraigarse de la familia y trasladarse a la capital.
—Uno de los desafíos más importantes que presenta el sector es la falta de talentos. ¿Cuántos puestos hacen falta?
—Estamos ocupando unos 22.000 puestos de trabajo si contamos los puestos técnicos de las empresas tecnológicas. Sin embargo, las empresas no tecnológicas que tienen equipos de TI, hace que la ocupación total se convierta en 50.000 puestos de trabajo.
Como nuestras empresas no logran satisfacer necesidades con personas locales desarrollamos dos grandes iniciativas: generamos sociedades y estructuras fuera del país. Nos encantaría aumentar los servicios en Uruguay porque hay cada vez más gente formada.
Estimamos que hacen falta unos 2.000 o 3.000 puestos de trabajo al año, lo que es bastante fluctuante porque depende de otros asuntos de mercado. Las encuestas muestran que somos el segundo sector que genera más propuestas de trabajo. La demanda va a seguir aumentando año a año y también estamos viendo un incremento en la matrícula de carreras tecnológicas en todo el territorio nacional y particularmente en el interior. A veces somos un poco injustos al no reconocer ese crecimiento pero la demanda es muy alta.
—¿Cuál es la situación en el interior del país?
—La describiría como una oportunidad para todas las partes. Estamos viendo una oferta educativa cada vez más fuerte y profesional. Hacemos directivas en el interior y nos apoyamos donde hay propuestas educativas en tecnología, lo que encontramos como oferta académica es fantástico.
Cuando visitamos Durazno sucedió que la carrera de tecnólogo tenía 40 cupos y se anotaron 500 chicos, no puede ser que dejemos una cantidad de jóvenes sin la oportunidad de estudiar en la región. Desde el punto de vista de nuestras empresas los estamos empleando sin la necesidad de mudarse a Montevideo. Por otro lado, tenemos empresas que se están instalando en el interior como Paysandú, Salto o Young. Allí tenemos un espacio donde la cantidad de gente que puede sumarse es muy grande.
—¿Cómo influye la Inteligencia Artificial (IA) en el sector de las TI?
—Es un elemento que está cambiando todo y genera cambios fuertes en el mundo de trabajo, no solo para el sector tecnológico. Necesitamos más talento, tenemos la ley de atracción de talentos para que muchos trabajadores vuelvan al país y se empleen en secciones competitivas y personas de otros países puedan venir a Uruguay. Reclamamos tener más personas para generar más ingresos porque las oportunidades existen.
Lo que nos brinda la IA hacernos más productivos, no sustituye a las personas. Al que deja sin trabajo es al que no logra apoyarse en ella para ser más productivo. Hace que podamos captar más oportunidades de negocio con la misma gente o crecer con mayor cantidad de personal. Hoy en día, todos hemos experimentado el apoyo de la IA, cosas que antes llevaban horas ahora llevan entre 15 y 20 minutos pero siempre se requiere a la persona para validar el resultado. Lo vemos como un elemento que está cambiando al mundo como lo hizo el internet pero también es una oportunidad para productivizar el sector.
—¿En qué situación se encuentra la renovación o ampliación de la ley de Atracción de Talentos?
—Cuando salió la ley que fue muy buena y empezó a dar sus frutos, lo hizo con un plazo hasta enero de 2025. Empezamos a hablar con los actores para extender su plazo y lo que actuó como prueba piloto generó oportunidades. Ojalá se extienda sin límites o por varios años. Estamos hablando de decisiones de vida que para que las empresas los trasladen a Uruguay tiene que haber una certidumbre de largo o mediano plazo.
—¿Cómo trabaja el sector para pagos instantáneos en el país y la región?
—Acaba de salir el sistema de Toke que esperamos que tenga una adopción importante. Nuestras empresas trabajan para el mundo y es importante entender las soluciones de pago inmediato y transfronterizo, porque los negocios digitales exceden las fronteras.
Los pagos instantáneos facilitan el e-commerce y a eso se le agrega las finanzas transfronterizas. En ese sentido, existe un espacio sobre el que tenemos que trabajar con los bancos de la región para que se generen las condiciones de que los costos de intermediación financiera sean bajos, los servicios sean 24/7, los 365 días y que exista la certeza de que un pago sea inmediato para cerrar una transacción.