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El retraso de la cita olímpica ocasionado por la pandemia y las medidas anti-covid elevarían el costo un 20%
Los Juegos Olímpicos de Tokio previstos para este verano, pero puestos en duda por rumores sobre su posible cancelación, van camino a convertirse en los más caros de la historia con un importe de US$ 15.400 millones, un 20% más debido al retraso por la pandemia y al gasto en medidas anti-covid.
La cita olímpica de Tokio, cuya continuidad estaría en entredicho según una información publicada por el diario británico 'The Times' y luego desmentida por los organizadores, costará al menos US$ 15.400 millones.
Así lo indica la última versión del presupuesto anunciada a finales de diciembre por los organizadores, tras incluir los gastos derivados de celebrar el evento un año más tarde de lo inicialmente previsto y de las medidas para prevenir contagios entre atletas y público.
La cifra es un 21 % superior a la estimación anterior, y más del doble de la cantidad inicialmente estimada por Tokio cuando ganó la candidatura para albergar los Juegos en 2013.
Costo sin precedentes
El presupuesto final, que aún puede crecer en los próximos meses, superará probablemente al de Londres 2012, de US$ 14.950 millones, así como al coste oficial de Pekín 2008, estimado en torno a los US$ 15.000 millones por el comité organizador, aunque otros cálculos lo sitúan por encima de esa cifra.
Los 2.800 millones adicionales presupuestados para Tokio 2020 irán a parar sobre todo a la renegociación de contratos para el uso de sedes deportivas en las nuevas fechas y a costos laborales, además de a una amplia batería de medidas para prevenir contagios que aún están por definir.
Ante esta factura creciente, el COI pidió a los anfitriones "simplificar los Juegos" en todo lo posible, a lo que los organizadores respondieron recortando gastos que afectan sobre todo a delegaciones participantes invitadas y a otros gastos considerados superfluos, pero no a los atletas ni a las competiciones.
Pero este ajuste solo permitió ahorrar unos US$ 280 millones, de modo que los organizadores han tenido que recaudar una considerable cantidad de dinero de diferentes vías, principalmente de las arcas públicas.
El Gobierno central de Japón y el de Tokio aportarán unos US$ 1.700 millones adicionales para asumir el coste extra, mientras que los 1.100 millones restantes provendrán de un fondo privado del comité organizador y de una contribución adicional de los patrocinadores domésticos.
Patrocinadores al rescate
Un total de 68 empresas japonesas se han comprometido a extender sus contratos de patrocinio hasta las nuevas fechas de los Juegos, ampliando así su apoyo económico en US$ 210 millones adicionales, según las cifras aportadas por los organizadores.
Esto eleva el montante total aportado por las empresas japonesas a unos US$ 3.570 millones, lo que supone aproximadamente una cuarta parte del presupuesto total para los Juegos y también representa una cantidad sin precedentes.
La cifra triplica las contribuciones aportadas por patrocinadores domésticos en los Juegos de Pekín y en los de Londres.
Detrás de este esfuerzo colosal hay empresas como el gigante de las bebidas Asahi, las tecnológicas Canon, Mitsubishi y Fujitsu, la alimentaria Meiji, el fabricante de equipamiento deportivo Asics o las corporaciones financieras SMCB, Mizuho y Nomura.
El apoyo adicional es especialmente significativo en un año de "vacas flacas" para muchos de los patrocinadores domésticos debido al profundo impacto económico de la pandemia.
"Este nivel de cooperación de empresas de todo el país es extremadamente alentador", dijo al anunciar la extensión de los contratos el presidente del comité organizador, Yoshiro Mori, quien añadió que gracias a ese apoyo los anfitriones "han podido seguir adelante con los preparativos" pese a las muchas dificultades atravesadas.
En cualquier caso, la mayor parte del dinero vendrá del bolsillo de los contribuyentes nipones, lo que supone uno de los principales motivos por los que ha caído el respaldo popular a los Juegos durante los últimos meses, junto al temor a que el evento pueda causar una mayor propagación del coronavirus en Japón.