Ubicada en uno de los espacios más privilegiados de Punta del Este —La Barra— Reserva Montoya es una evolución cualitativa del concepto de barrio privado.
Con lotes desde 1.000 m², a cuatro cuadras del mar entre La Barra y Manantiales y con 400 metros de costa sobre la Laguna Blanca, Reserva Montoya cuenta con notables condiciones geográficas para el desarrollo de un barrio en el que la calidad de vida, la seguridad, comodidad y el vínculo con el entorno son los puntos cardinales.
A instancias de los impulsores —Jorge de León Meneses y Nicolás M. Gassiebayle—, los estudios de arquitectura, urbanismo y paisajismo argentinos Robirosa y Bulla, y el uruguayo MAPA, fueron convocados para un emprendimiento que contempla tanto a los usuarios del barrio como al entorno. Todo está pensado para estar en contacto con la naturaleza y rodeado de flora y fauna nativa.
Ese criterio rector es fruto de la experiencia de vida de los desarrolladores. De León es oriundo de Punta del Este, contador público de profesión y —también— emprendedor. En una entrevista, habló sobres sus intereses y predilecciones, que abarca tópicos tan variados como la filosofía, la música y los vinos (está al frente de la bodega Las Garzas). «Nací en Punta del Este y es donde desarrollé mi carrera profesional», dijo, y también apuntó a algo que muchos de los locales saben y otros conocen cuando llegan: «Punta del Este es un lugar singular no solo por su belleza natural, sino por su propia magia».
El ingeniero civil Gassiebayle, en tanto, es un destacado desarrollador inmobiliario argentino, con muchos años de experiencia en la implementación de barrios cerrados a nivel internacional, y actualmente está en múltiples proyectos de esa naturaleza en simultáneo.
Reserva Montoya se halla en sus últimas etapas y pronto podrá empezar a habitarse
Para plasmar la magia puntaesteña en Reserva Montoya, los socios y los estudios ya mencionados le dieron forma concreta a la visión inicial. De León lo expone así: «El barrio cuenta con 60 hectáreas de bosque marítimo que forma un anfiteatro cuyo escenario final es la Laguna Blanca, con más de 400 metros de costa y lotes con vistas al mar» y añadió que «el cuidado y respeto por las condiciones topográficas del lugar otorga vistas panorámicas y amplía los horizontes de la creatividad en la arquitectura de las futuras casas».
Con ese esmero, los planos trazados crearon, según de León «un proyecto botánico sutil, con una paleta acorde a la fisonomía de cada ambiente y recorridos que integran el uso de los espacios públicos a la vida cotidiana y permiten disfrutar de todo lo que tiene el barrio para ofrecer sin invadir ninguno de los lotes». La meta, en sus palabras, «fue conservar la riqueza y belleza del lugar. Por eso se realizó un exhaustivo relevamiento de la flora y la fauna autóctona y se estudiaron las formas de proteger la fragilidad ecosistémica de la laguna». La arquitectura —a cargo del Estudio MAPA— responde a un concepto innovador con madera laminada, acero y hormigón que cumple con otro de los objetivos trazados: «optimizar los procesos y minimizar el impacto al paisaje».
Entre comodidades y servicios hay mucho para destacar. El Club House está ubicado al lado de la Laguna Blanca, con una piscina de 21 metros al lado. La decoración interior consta de muebles diseñados por el afamado brasileño Jader Almeida, además de que abundan obras de arte contemporáneo con curadoría de Black Gallery. Otro de los lugares comunitarios, el Wellness Center, tiene vista a la laguna y cuenta con espacios para yoga, meditación y otras experiencias de bienestar y terapias alternativas.
Hay múltiples instalaciones y circuitos deportivos: gimnasio con equipamiento de última generación; dos canchas de tenis (polvo de ladrillo), dos de pádel (vidrio y pasto sintético), cancha de fútbol de pasto sintético, aro de básquet y frontón. Todas las canchas tienen iluminación. Además, un skate park, piscinas para niños y adolescentes y una Golf Academy a la que Gassiebayle prestó especial cuidado, dada su pasión por el golf. Toda el área destinada al deporte y el ejercicio -imprescindible para mantener y mejorar el estado de salud- tiene un gran circuito de trekking que lo circunvala.
Reserva Montoya es ideal también para los cultores de deportes y actividades acuáticas. La laguna está a pasos de distancia para agarrar la tabla de windsurf o kitesurf y disfrutar de uno de los mejores veranos del mundo: el de Punta del Este. Los residentes también cuentan con un exclusivo parador de playa que acerca el mar al barrio y así amplía los servicios a los propietarios.
Reserva Montoya cuenta con lo último en materia de seguridad, con videovigilancia de última generación y equipado con inteligencia artificial, cuyas cámaras abarcan la totalidad del barrio.
Otra singularidad: en un mundo con cada vez más contaminación lumínica, la iluminación nocturna es una innovación: no solo es funcional, sino que permite la contemplación de los cielos estrellados, cuando estos aparecen. En definitiva, un lugar para disfrutar de toda esa magia de que Jorge de León Meneses experimentó y que ahora desea transmitir a futuros puntaesteños.