La sequía es un fenómeno climático “recurrente” en Uruguay, que impacta significativamente en la generación eléctrica. Según SEG Ingeniería, lo que parecía ser el final de una extensa sequía a mediados de 2022, “tuvo un abrupto freno”.
A partir de septiembre del año pasado, de acuerdo al informe de indicadores eléctricos de la firma, los aportes hídricos se desplomaron al promediar una caída del 64% para el generador eléctrico más importante de Uruguay, la represa de Salto Grande, y 88% para Rincón del Bonete.
Esta caída, repercutió en un aumento de la generación térmica y del precio Spot del mercado eléctrico, que en octubre fue de US$18,8 por megavatio hora (MWh) y trepó hasta US$187,4 MWh en enero de 2023.
En tanto, el informe señala que “entre febrero de 2020 y marzo de 2022 se registró una de las peores sequías en el país, que destaca por su intensidad, pero en especial, por su extensión. Durante 26 meses, el generador eléctrico más potente del Uruguay, la represa de Salto Grande, recibió aportes hídricos 57% menores al promedio de la década anterior, con un pozo de disponibilidad en enero de 2022 cuando el aporte fue 94% menor al promedio”.
“Responsable del 40% de la producción hidráulica, la cuenca del Río Negro mostró una situación similar, con registros de aportes 61% menores al promedio de 2010-2019”, agrega.
Sin embargo, la disponibilidad de agua se recuperó al presentar en la represa de Salto Grande, en abril de 2022, aportes hídricos seis veces mayores a los observados un año atrás. Hasta agosto, los registros fueron 29% mayores al promedio para la época.
“Este incremento pareció cerrar el período de sequía más largo de las últimas décadas, tanto es así, que el trienio 2020-2022 es el de menores aportes hídricos observados desde 1947”, destaca el informe.
En tanto, desde el punto de vista de la generación, durante este período la producción de hidroelectricidad pasó de representar el 59% entre 2015 y 2019 a ser el 34% durante la sequía de febrero de 2020 hasta marzo de 2022. Por su parte, el viento representó el 40% de la generación total, ubicando a la energía eólica como la principal fuente del país en el período.