EJECUTIVOS
El alejamiento de varios CEO y fundadores de compañías como Pinterest, Airbnb e Instacart, entre otras, marca el fin de una era en la manera de gestionar startups exitosas
Los jóvenes reyes de Silicon Valley están desmontando de sus «unicornios».
Están escribiendo publicaciones de blog sentimentales que describen sus legados. Están expresando esperanza por las perspectivas de sus compañías. Y están renunciando a sus trabajos al frente de las nuevas empresas que fundaron.
En las últimas semanas, Ben Silbermann, cofundador del servicio de la plataforma de anuncios digital Pinterest, renunció como CEO; Joe Gebbia, cofundador de la empresa de alquiler temporal de viviendas Airbnb, anunció su salida del liderazgo de la empresa; y Apoorva Mehta, fundador de la aplicación de entrega de comestibles Instacart, dijo que terminaría su carrera como presidente ejecutivo cuando la firma saliera a bolsa este año.
Las renuncias significan el final de una etapa en estas empresas, que se encuentran entre las más valiosas y conocidas que surgieron de Silicon Valley en la última década, y de la era que representan. En los últimos años, los inversores han inyectado cada vez más dinero en nuevas empresas conocidas como unicornios, con un valor de US$ 1.000 millones o más, y sus fundadores han sido tratados como visionarios. Esos emprendedores lucharon por derechos de propiedad especiales que los mantuvieran en control de sus compañías, un cambio con respecto al pasado, cuando los fundadores eran reemplazados por ejecutivos más experimentados o presionados para vender.
Pero cuando el mercado de valores cayó drásticamente este año, afectando especialmente a las tecnológicas que pierden dinero, este enfoque comenzó a cambiar. Los inversores se retractaron de sus negocios e instaron a las startups a reducir costos y actuar con cautela. La industria empezó a hablar de «CEO de tiempos de guerra» que pueden hacer más con menos, mientras se jactaban de las lecciones aprendidas de recesiones anteriores.
La paciencia para los visionarios se agotó. Las empresas dirigidas por fundadores comenzaron a parecer un lastre, no un recurso valioso.
«Todo eso cambió en los últimos 90 días y no volverá pronto a la situación anterior», dijo Wil Schroter, fundador de Startups.com, una aceleradora para empresas emergentes.
Además de Silbermann, Gebbia y Mehta, los principales fundadores de Twitter, Peloton, Medium y MicroStrategy han renunciado este año.
No se van con una nota alta. Las acciones de Pinterest han bajado un 60% desde hace un año. Elliott Management, un accionista activista conocido por presionar a las empresas para que realicen grandes cambios, recientemente adquirió una participación en la empresa. Las acciones de Airbnb han caído un 25% respecto al año anterior. E Instacart redujo su valoración interna casi un 40% en marzo, mientras se prepara para salir a bolsa en un mercado hostil.
La salida de los CEO están precedidas de una caída en la bolsa de empresas como Pinterest, Airbnb e Instacart
«Seguramente es menos divertido ser un CEO cuando los mercados están bajos, la economía tiene una tendencia negativa y la regulación aumenta», explicó Kevin Werbach, profesor de negocios en la Escuela Wharton de la Universidad de Pensilvania. «Si ya eres tan rico, famoso y exitoso, generalmente llega un punto en el que quedarse en la silla de montar es menos atractivo que cabalgar hacia el atardecer».
En la tradición de las startups, Mark Zuckerberg fue pionero como el jefe moderno. Con tarjetas de presentación que decían: «Soy CEO, perra» y desafiando a Wall Street vestido con su sudadera, exigió a los inversores que le permitieran mantener una participación mayoritaria en Facebook a medida que crecía, marcando el comienzo de la era de hacer negocios de forma «amigable con los fundadores».
Enderezar el barco
Los inversores anticipan más de estas renuncias de fundadores que se están dando cuenta de que ahora tienen que trabajar más duro por menos (en términos relativos).
La semana pasada, Brad Hargreaves, el fundador de Common, una startup que opera espacios de coliving, anunció que dejaría el cargo de CEO y se convertiría en director creativo. La directora de propiedad de la compañía, Karlene Holloman, una veterana de la industria hotelera, asumirá el cargo de directora general.
La recesión del mercado influyó en la decisión de Hargreaves. En tiempos de bonanza, dijo, es bueno tener un fundador en la cima de la compañía que pueda convencer a inversionistas, empleados y clientes de una gran visión. «Las operaciones no importan tanto», indicó. «Nadie está realmente mirando el resultado final».
El entorno actual requiere de alguien con la amplia experiencia y las habilidades operativas. «Muchos de los CEO fundadores se quedan demasiado tiempo», agregó.
Para empeorar las cosas, los fundadores de startups han perdido su halo de prestigio cultural positivo, una tendencia que comenzó durante la reacción tecnológica de 2017 y que ha crecido con el lanzamiento de devastadores libros y programas de televisión sobre WeWork, Ubery otros.
«Una vez que has ganado una cierta cantidad de dinero, estás jugando por el estatus, y el estatus no está allí», dijo Hargreaves.
Aún así, siempre está la historia del regreso. Si el mercado empeora y las empresas comienzan a hundirse seriamente, podríamos ver la dinámica inversa de los fundadores que regresan para enderezar el barco, señaló Werbach, el profesor de Wharton.
Sería un regreso al fundador original como héroe de culto, que despertaba la admiración mucho antes de que los llamados «unicornios» vagaran por Silicon Valley y que incluso inspiró las tarjetas fanfarronas de Zuckerberg. Fue, quizás, el jefe original: Steve Jobs.
Del exceso a la pérdida de poder
Algunos fundadores de grandes startups de esta era llevaron su actitud demasiado lejos. Los gastos y las fiestas de Adam Neumann lo obligaron a abandonar WeWork en 2018, a pesar de que tenía una participación mayoritaria en la empresa de espacios compartidos de trabajo. Y las tácticas agresivas deTravis Kalanick, cofundador y CEO de Uber, resultaron en su expulsión en 2017, a pesar de sus acciones con súper voto.
El resto se mantuvo principalmente a través de las ofertas públicas iniciales (OPI) de las empresas. Pero resulta que dirigir una compañía que cotiza en bolsa, con sus correspondientes deberes fiduciarios, llamadas de analistas y el trabajo duro de las ganancias trimestrales, está muy lejos del ajetreo y la emoción de la vida de una startup. Ahora, a medida que aumentan los problemas en medio de un colapso del mercado bursátil, los emprendedores están renunciando al poder y el control por el que alguna vez lucharon.
La nueva etapa de tres cofundadores de gigantes digitales
Algunos fundadores de grandes startups ya están enfocados en su próxima etapa.
Silbermann dejó la gestión diaria de Pinterest, pero permanece como presidente ejecutivo de la compañía. Lo mismo ocurre con Mehta en su relación con Instacart; además lidera la productora de películas Dharma.
Gebbia continúa en la junta de Airbnb, pero se abocará a la filantropía, los documentales y a un proyecto complementario a Airbnb.