MARÍTIMAS
Para el Imperio y la región fue muy valioso.
Estamos convencidos que el Puerto de Montevideo después de que España lo declarara oficialmente como su Apostadero Naval, como el único y el mejor del Atlántico por su privilegiada posición geográfica, por su abundancia de aguas profundas y por su proximidad con el Atlántico, ha sido el gran puerto de la región que ha desarrollado a lo largo de sus 241 años una intensa actividad regional y una conexión internacional de insospechadas prestaciones.
Fue el puerto logístico del imperio para su comunicación y contacto con sus vasallos del Pacífico y enlace otra vez logístico de regreso a la península. Armas, soldados, herramientas, alimentos, vestimentas y mercurio iban y volvían, materias primas y otros objetos más valiosos aquí en Monte Vide Eu, su nombre en los orígenes. Desde 1776 escalaban sus endebles naves para hacer reparaciones y aprovisionarse de víveres y restablecer enfermos, pero sobre todo para embarcar cientos y cientos de barriles de agua potable cuya calidad por bien conocida se ponderaba lo mismo que el tasajo.
Siempre había barcos aquí porque era escala obligada para ganar tiempo, respiro de las fatigas del viaje y protegerse de los malos tiempos, cuando los había. ¿A dónde podían ir para protegerse de las condiciones climáticas si no era a Montevideo? Los menos calones solían fondear frente a las bóvedas, pero en la amplia bahía iba el resto, y en una oportunidad tuvimos fondeados en ese espacio de agua una flota de 106 naves integrantes de la expedición científica y política de Malaspina que permanecieron en puerto un mes.
Casi seguidamente vinieron 67 barcos a cargar cueros y, poco después, lo hicieron 46 barcos mercantes también a cargar cueros para el continente que eran los únicos con quienes se negociaba desde esta parte del mundo después que nos desentendimos de España en 1814.
La historia del Puerto de Montevideo está cargada de notables acontecimientos representados por valiosos servicios portuarios al Imperio, apoyando su logística conquistadora y administrativa. Y de no haber tenido a Montevideo como el gran puerto, habría tenido serias dificultades de comunicación con sus vasallos en esta parte de su mundo y del Pacífico.
Así que Monevideo fue pieza fundamental en el desarrollo de una logística de servicios desde su descubrimiento hasta 1814, y fue escrita con destaque por su intensísima actividad de barcos entrando y saliendo.
Los propios uruguayos la conocen. Montevideo ha sostenido a lo largo de estos 241 años una prolongada existencia de puerto ideal, eficiente y privilegiado por su posición geográfica, porque sobresalen sus dotes de puerto con abundantes aguas, buena profundidad y cercanía con el Atlántico, que no es poco porque reduce en muchas horas la navegación de los barcos hasta tomar mar segura oceánica o puerto seguro cuando se demande.
Fue utilizado por los paraguayos, brasileños, e incluso por los bolivianos a mediados del siglo XIX, uno de cuyos empresarios llegó en una singular aventura a Montevideo. Después lo hicieron los paraguayos y los del Matto Grosso, y sobre todo los de Corumba, además de los ingleses, franceses y casi todos los europeos. Fue puerto de enlace con las Malvinas para sus cargas, correo, pasajeros, sanatorio y vacaciones.
No nos explicamos el porqué llegado finales del siglo XIX Montevideo no era físicamente el puerto moderno y avanzado que supo ser en su pasado. La verdad es que uno a cierta altura de la información histórica se pregunta cuál fue la causa que después de haber sido el gran puerto de un imperio y reina del Atlántico y de la región, los uruguayos después de 1825 no dieron prioridad y rienda suelta a su imaginación y asumieron el desafío de construir un puerto de acuerdo a lo que había sido su historia, porque hoy nos encontramos que tenemos un puerto para sólo 8 barcos. Sí, los barcos tenían entonces de 80/100 metros, pero ya había naves que calaban 8 y 9 metros y medían como 150 metros.
Agradezcamos entonces que de los 7,50 metros pasáramos a los 10 metros de profundidad para nuestro puerto.
TESTIGO.
El capitán Bruno Pellizzetti era un marino italiano que en plena II Guerra Mundial escapó del fascismo y se estableció en Argentina, donde con los años fundó conocidas empresas de navegación y con quien nos reencontramos en congresos regionales de la Hidrovía.
Es un valioso testigo porque los ha navegado, y un estudioso de los ríos Paraná y Paraguay, los que conoce palmo a palmo. Un día sentados en la escalinata de un hotel de Asunción nos habló de la importancia de Montevideo como puerto de enlace con la región y de los barcos que tenían contacto con el puerto de Montevideo, incluidos Asunción, Corumba y Cuiaba.
Este personaje ha escrito varios libros sobre navegación, ríos, incluido uno sobre Practicaje, y también la Hidrovía Paraguay-Paraná lo ha tenido como profesional consejero valioso. Seguiremos la próxima semana.