Cuando asumimos (marzo de 2020), las empresas públicas estaban con déficit de caja y tenían problemas de gestión importantes; al cierre de 2022 el gasto discrecional de esas empresas (salvo la compra de energía, petróleo y derivados) se redujo en 1,07% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que significó US$ 760 millones menos de erogaciones de las empresas públicas en 2022 que los tres años anteriores”, dijo ayer Isaac Alfie, director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) en un discurso que fue un balance sobre la gestión de gobierno, en el “Almuerzo de fin de año 2023”, que llevó a cabo ayer la Cámara de Comercio Uruguay-EE.UU.
“Esto permitió mejorar las finanzas de las empresas públicas, que pasaron a tener un superávit (fiscal) de unos US$ 40 millones y no se afectó el corazón de la inversión”, añadió.
Alfie, ante la plana mayor de representantes del gobierno, de la Embajada de Estados Unidos y de empresarios socios -a nueve días de dejar su cargo, al que renunció para dedicarse a la actividad privada-, se paseó por diversos temas económicos, no sin advertir previamente sobre los riesgos del contexto internacional, en especial “la subida de tono que se ha vuelto común” y “la baja adhesión de los jóvenes a la democracia en Occidente”, a los que consideró “peligrosos”, por profundizar “la grieta”.
Esta reflexión lo llevó a afirmar a modo de consejo, hacia el final de su disertación que “el resumen siempre es: los pies en la tierra, la mirada en el horizonte, sin gritos y sin grietas”.
En el camino hacia ese corolario, defendió al liberalismo clásico con el que se identifica, y “el reto de entender el presente para mirar el futuro para moldearlo y conducirlo para el desarrollo del individuo”.
¿Cuáles fueron sus principales mensajes? Que Uruguay es un país caro, pero porque tiene el mayor ingreso per cápita de la región. Que no hay que centrarse solo en conseguir Tratados de Libre Comercio (TLC), dado que existen acuerdos parciales más fáciles de lograr y “hay que ir por ellos”. Que la inserción internacional de la que tanto se habla, “no es solo exportar, sino también importar”, ya que “el intercambio mejora el bienestar”.
Dijo que se debe desregular, pero “primero evitar regular más”. Reconoció que las presiones impositivas son “altísimas” en el país, tanto para las personas como para las empresas. También señaló que el gasto público -a pesar de las mejoras- sigue siendo elevado, lo que sumado a tasas impositivas altas, hace plantear más la importancia de “asignar mejor los recursos”.
Alfie considera que la inversión que se haga en el país debe ser pública y privada, pero que el Estado debe tener un rol más de apalancamiento y que los privados son los que deben correr con el riesgo.
Destacó la mayor apuesta que se debe hacer por la innovación (citó al Instituto Pasteur como buen ejemplo). A las reformas de la seguridad social y educativa, las considera fundamentales como bases para la reforma del Estado.
Producto y tarifas
El crecimiento del PIB de Uruguay ha sido, en promedio, de 1,3 % en los últimos 10 años. “Es bajo” -dijo Alfie- y agregó que para impulsarlo hay que ser más productivos. “El producto no aumenta con la suba del consumo, sino de la suba de la productividad”, afirmó en determinado momento.
En cuanto al gasto público, que se ubica en el entorno del 34%-35% del PIB, “es mayor del que deberíamos, pero consistente con nuestra población etaria”, defendió.
Puso foco en las reducción de las tarifas que se logró durante su gestión (la OPP en un rol de apoyo a los organismos), como resultado, en parte, de la reducción de los gastos del Estado. En tal sentido, mencionó la reducción de los precios de la nafta (hasta 11% en términos reales) y del gasoil (14%).
“Un peso menos por litro de nafta y gasoil son unos US$ 50 millones menos que todos nosotros pagamos al Estado por año”, comparó. “Es una cifra sideral”, agregó. También bajó en términos reales (descontada la inflación) la tarifa de UTE (más del 5%), la de Antel (15%) y OSE (3%). Aunque “la reducción es más porque hay cambios que no se pueden reflejar en el Índice de Precios del Consumidor (IPC)”, comentó.
Señaló que así como se logró bajar esas tarifas, también otros mercados pueden bajar precios, y regulaciones.
Argentina
Alfie consideró que el país vecino debe sincerar los precios y ajustar sus desequilibrios, lo que requiere tiempo, pero que “la confianza acelera las cosas”.
A su entender, el correctivo que impulsará la nueva administración del presidente electo, Javier Milei, podrá dar lugar a un aumento de la demanda de pesos argentinos (si no se dolariza la economía), lo que favorecería a Uruguay.
“La inflación en Argentina no bajará muy rápido, salvo que se corte el déficit fiscal”, agregó.
Para Alfie, afirmar que “Argentina está barata” equivale a “Argentina está en crisis”, y proyectó que es muy difícil que esa economía crezca en los próximos dos o tres trimestres. A diferencia de Argentina (con salarios de US$ 300 y jubilaciones de US$ 100), Uruguay tiene un mercado de empleo fuerte, “muestra que la economía está fuerte”, afirmó.
Reformas y proyectos a seguir la próxima administración
Alfie mencionó las tres grandes reformas que impulsó el gobierno de Lacalle Pou, las que, a su entender, deberían ser continuadas en la próxima administración: la reforma previsional, la reforma educativa y la reforma laboral. También se refirió a la inversión en infraestructura, y proyectó que va a redundar en ahorros en los costos del transporte “a más corto plazo”.
Respecto a la reforma previsional, Alfie opinó que hay que completarla más rápido de lo que se preveía. En el próximo gobierno sí o sí”. Afirmó esto sin mencionar los conflictos que este tema despierta.
Sobre la educación, fue directo: “No podemos perder a un solo muchacho que no termine la educación media. Es un deber moral”.
“El poco capital humano que tenemos, debe ser aprovechado”, señaló (en referencia a que la población se ha estancado en 3.444.263 habitantes y los resultados de las pruebas PISA no muestran avance).
Sobre la reforma laboral, el director de la OPP consideró que se “deberían haber modernizaciones de legislaciones para reconocer cambios”, pero no mucho más. Las modernizaciones que propuso se refieren a acabar con el “abuso de las licencias médicas”, actualizar las categorías laborales (que quedaron obsoletas), y reconocer flexibilidades que da el sector privado en los hechos, en materia de horas y licencias.
Otros proyectos específicos de este gobierno que quedarán para la próxima administración son: profundización del canal de acceso al puerto de Montevideo y del dragado en parte del río Uruguay, algunas obras viales y un plan de riego que hasta ahora fracasó, pero que, a su juicio, se podría retomar.
En ese marco, habló de la “inconsistencia atemporal de las administraciones”, es decir, los gobiernos hacen inversiones en determinados temas, aunque no vean los resultados en la misma administración.
“Las transformaciones llevan unos 10 o 20 años”, concluyó.
Cuestionó cargas tributarias “altísimas”
El director de la OPP planteó que las cargas tributarias en Uruguay son “altísimas”. En un salario de $ 75.000 mensuales, por ejemplo, la mitad se lo lleva el Estado, criticó. Agregó que los beneficios fiscales son aprovechados por las empresas grandes, pero no por las pequeñas, que son también las que impulsan las mejoras en la innovación. “Hay deducciones fiscales que no se pueden hacer”, afirmó. “La única palanca del desarrollo es el aumento de la productividad” y se podrían definir mejor algunos incentivos, dijo.