Análisis: el lento aterrizaje de la actividad y la inflación mundial ante la intensidad de los acontemientos

La intensidad de los acontecimientos políticos contrasta con la situación de la economía que se desacelera pero suavemente y con la desinflación que no termina de consolidarse.

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Economía mundial. Foto: Pixabay
La economía mundial está en un año bastante particular.

Miguel Jiménez, economista Líder de BBVA Research
La intensidad de los acontecimientos políticos, en un año plagado de elecciones clave en muchas regiones del mundo, y la continuidad de dos conflictos bélicos de consecuencias trágicas, contrastan con la resiliencia de la economía global, que prosigue su proceso de aterrizaje muy suave de actividad e inflación de manera casi silenciosa.

El buen comportamiento del sector servicios y los efectos de las medidas de política fiscal de los últimos años han compensado las subidas de las tasas de interés desde mediados de 2022.

El crecimiento global va a ser relativamente débil en los próximos dos trimestres, con cierta desaceleración en Estados Unidos y una recuperación lenta en la eurozona, que ha empezado a crecer a principios de año tras cinco trimestres de estancamiento.

En conjunto, se espera un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) global del 3,1% este año, tras el 3,2% en 2023, destacando la resistencia de la economía estadounidense (con una previsión de expansión del PIB de 2,2%), muy por encima de Europa a pesar de la mejora (del PIB de 0,7%), y una desaceleración estructural de China. Para 2025 se prevé que se asiente una cierta recuperación global, hasta un aumento del PIB de 3,3%.

Pero el foco económico está puesto en si se termina de completar el proceso de desinflación, y en qué medida puede permitir a los bancos centrales reducir las tasas de interés de zonas restrictivas hasta niveles más neutrales.

En principio, la caída de la inflación va a continuar a pesar de las sorpresas al alza de la primera mitad del año derivadas de la mencionada fortaleza de la demanda de servicios.

Estos están menos sujetos a la competencia internacional y se ven más afectados por los aumentos salariales para recuperar el poder adquisitivo perdido.

La moderación transitoria del crecimiento y la continuidad de la desinflación van a permitir a los dos mayores bancos centrales recortar tasas de interés este año.

El Banco Central Europeo (BCE) ya ha empezado a hacerlo, antes que la Reserva Federal (Fed), y es previsible que continúe haciéndolo en lo que resta de año con dos bajadas más, y varias adicionales en 2025.

Más importante para la economía global será el ritmo de bajadas en Estados Unidos, que debería empezar el proceso en setiembre y proceder de manera paulatina.

En cualquier caso, no olvidemos que estamos entrando en un mundo con riesgos alcistas de inflación a mediano y largo plazo por factores estructurales como el deterioro demográfico, la resistencia a la inmigración, el proteccionismo creciente y las políticas industriales que priman la seguridad frente a la eficiencia, pero que eventualmente tienen un costo económico que se traslada a los precios.

Todo ello puede llevar a los banqueros centrales a ser más cautos de lo previsto y a que los tipos de interés sean más altos.

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