Ancapdecidió rematar el tercer horno de cemento que la estatal compró en 2014 para la planta de Paysandú, en ese entonces bajo la administración de Raúl Sendic. Desde su compra, el horno permanece embalado en contenedores y nunca llegó a ser instalado. De hecho, partes del horno han sido utilizadas como repuesto para las plantas de cemento que están en funcionamiento.
El tema ha sido motivo de conflicto en el sistema político y entre la Federación Ancap (Fancap) con los diferentes directorios de la estatal en los últimos años. La discusión volvió en marzo del año pasado, cuando en la inauguración de la UTEC en Minas, el presidente de Fancap de ese entonces, Gerardo Rodríguez le pidió a Luis Lacalle Pou “apelar a la inversión pública” para reflotar el negocio del pórtland de Ancap. El mandatario le respondió: la producción de pórtland “está dando déficit hace años. Dejaron pudrir un horno. Nunca te vi levantar la voz. Nunca hablaste”.
Más de un año después y en el marco del proceso de asociación que Ancap está llevando adelante para encontrar un socio privado que reflote el negocio, el directorio decidió excluir el horno tres del pliego de licitación.
Así lo confirmó a El País el vicepresidente de Ancap, Diego Durand, quien argumentó que la decisión se tomó “dada la falta de interés de las empresas privadas” que participaron de la fase de diálogo competitivo de la asociación.
“La conclusión a la que arribamos, es que el horno no resulta de interés para las empresas que han participado del diálogo competitivo. Decidimos sacarlo (de la licitación) porque no le ha dado valor al pliego. Vamos a avanzar en el proceso de remate para ver qué avidez hay en el mercado y ahí se decidirá el destino final”, explicó Durand.
Según supo El País en base a fuentes encargadas del proceso, el directorio de Ancap ya dio la instrucción de iniciar el proceso de remate, para poder instrumentarlo en el segundo semestre de este año.
De acuerdo con Durand, el horno tres costó en su momento unos US$ 53 millones, a los que se le suman los costos de seguro y vigilancia por tener esas instalaciones en Paysandú hace nueve años.
“A uno le genera impotencia que haya pasado tanto tiempo, que se haya gastado tanto dinero en ese horno y que hoy lo tengamos que sacar a remate. Primero fue una inversión, luego fue a costo y ahora en los libros contables de Ancap el horno tiene valor cero en términos financieros”, señaló el jerarca.
Al ser consultado respecto al estado del horno, Durand dijo que “algunos materiales han quedado obsoletos con el transcurso del tiempo” y otros han sido usado como repuestos para las plantas en funcionamiento.
“Es una situación difícil”, dijo el vicepresidente de Ancap al ser consultado respecto a qué interés puede generar el horno en un remate. “Habrá que ver qué dice el mercado, podrán usarlo para repuesto o chatarra, pero que alguien lo compre para instalarlo no creo, por algo las empresas interesadas en la asociación no manifestaron interés por el horno”, señaló.
La postura de Fancap
Desde el sindicato analizan con “mucha preocupación” las recientes decisiones del directorio de Ancap, en relación al negocio del pórtland y la cal. La postura de Fancap ha sido desde siempre la defensa de la compra del horno tres y en los últimos años han advertido que no instalar el horno, implicaría echar a perder una inversión importante para la industria nacional. Esta postura ha sido acompañada también por Sendic, quien en los últimos intentos de venta del horno, se ha manifestado en contra.
Sin embargo, tanto en la administración de la expresidenta de Ancap, Marta Jara como en el actual directorio, afirman que la instalación del horno tendría un costo elevado para la estatal (alrededor de unos US$ 100 millones) y un bajo retorno de la inversión.
La decisión de las actuales autoridades de Ancap de rematar el horno, no cayó bien en el ámbito sindical, así como tampoco la aprobación del pliego de licitación para buscar un socio privado.
En diálogo con El País, el secretario general de Fancap, Manuel Colina dijo que “se vienen tiempos de conflictos grandes” con la estatal.
En relación a la aprobación del pliego de licitación, Colina dijo que el directorio “esperó” a que se fuera el director en representación de Cabildo Abierto, José Luis Alonso -quien renunció a su partido y a Ancap por diferencias tras el caso de la exministra de Vivienda, Irene Moreira-, para votar el pliego, dado que el excabildante “hubiera votado en contra”, al igual que lo hizo el director en representación del Frente Amplio, Vicente Iglesias.
“Estamos evaluando medidas sindicales fuertes para demostrar una vez más que no hay ningún tipo de intención por parte del directorio de generar alguna condición de paz con nosotros”, señaló Colina.