MEDIDA

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El gobierno argentino busca convertir al turismo extranjero en una fuente de ingreso de dólares para el Banco Central. Para eso, entre las medidas que analiza poner en marcha en los próximos días está previsto un aumento del precio del “dólar turista” a unos 300 pesos argentinos con un doble objetivo: además de desalentar la compra de pasajes y gastos con tarjetas de crédito de argentinos en el exterior, el gobierno busca incentivar a que los extranjeros que llegan al país hagan sus pagos con tarjetas o cambien sus divisas en el mercado oficial.

“Doña Rosa no se asusta por el exceso de pesos (argentinos) en la calle, sí se preocupa y entiende perfecto qué pasa cuando no hay reservas”, dicen cerca del ministro de Economía Sergio Massa. La prioridad sigue siendo para el gobierno el mercado cambiario.

“Gran parte de los dólares que vienen por el turismo receptivo no ingresa a las arcas del Banco Central porque no es conveniente cambiarlos al valor de 150 pesos argentinos del tipo de cambio oficial. Hasta ahora todo eso se canaliza por el mercado del dólar blue”, dijo a El País Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, en Buenos Aires. Entre los uruguayos también se ha popularizado el “dólar Prex".

“Por eso, si se legalizara un dólar turista en torno a los 300 pesos argentino, eso tendría un efecto instantáneo de desviar lo que ahora está yendo al mercado paralelo en dirección al mercado oficial”, afirmó Beker.

Actualmente, el llamado “dólar turista”, que surge de la cotización del tipo de cambio oficial más un recargo del 45% en concepto de Percepción de Impuesto a las Ganancias y otro 30% por el Impuesto PAIS, cotiza en torno a los 269 pesos argentinos.

El ministro Massa, analiza alternativas para llevar ese dólar a un valor que esté en línea con la cotización de los tipos de cambio alternativos, y que ese precio sea reconocido a los turistas extranjeros.

El objetivo del gobierno es compensar con el ingreso de dólares por el turismo receptivo parte de la salida de divisas esperada para los próximos meses por el flujo de argentinos que viajarán al Mundial de Qatar y pasarán sus vacaciones de verano en el exterior.

Hasta ahora, las medidas que lanzó el gobierno argentino en los últimos meses para incentivar a los turistas a que cambien sus dólares en el mercado oficial no tuvieron el resultado esperado.

El último intento ocurrió a fines de julio, cuando fue establecido un tipo de cambio diferencial en base a la cotización del dólar MEP –actualmente en torno a los 290 pesos argentinos- para que los extranjeros puedan cambiar sus divisas a ese precio en bancos y casas de cambios.

Sin embargo, la necesidad de presentar una declaración jurada en la que conste la condición de turista, entre otros requisitos, llevó a ese esquema al fracaso.

“Los incentivos que lanzó el gobierno no funcionaron porque se trató de mecanismos burocráticos. La ecuación cambiaría con el reconocimiento de un tipo de cambio en torno a los 300 pesos argentinos para los turistas que llegan del exterior, pero el problema es la implementación dado que hoy la mayoría de los gastos se hacen con tarjeta de crédito y, en teoría, Argentina tiene un único tipo de cambio que es el oficial”, dijo a El País el economista Rodrigo Álvarez.

En los últimos meses se ha venido acelerando el arribo de turistas a Argentina. Mientras en enero pasado el número de extranjeros que llegó al país representaba solo el 20% del nivel promedio registrado antes de la pandemia, ya en los últimos dos meses esa cifra superó el 70%.

Según datos del Ministerio de Turismo y Deportes de Argentina, entre el 1° de enero y el 21 de septiembre de este año llegaron más de 4,5 millones de visitantes del extranjero. De ese total, 2,3 millones fueron turistas que pasaron por lo menos una noche en el país.

El arribo de uruguayos es una de las claves que impulsa esa ola. Según datos oficiales, quienes cruzaron el Río de la Plata representaron el 20,3% de los visitantes extranjeros que llegaron a Argentina en lo que va del año, una proporción solo superada por los brasileños (22,8%).

De hecho, con un salto del 131% con respecto a la temporada anterior, el flujo de uruguayos hacia Argentina fue el que más creció en las pasadas vacaciones de invierno.

Todo indica que esa tendencia se consolidará en los próximos meses ante la ventaja cambiaria provocada por el fuerte aumento de los dólares paralelos registrada en Argentina a lo largo de los últimos cuatro años.

De hecho, Carlos Pera, presidente de la Asociación Uruguaya de Agencias de Viajes (Audavi), indicó a El País que para las próximas vacaciones de verano uno de los destinos más promocionados hasta ahora es Argentina.

La diferencia cambiaria ha logrado que los uruguayos crean conveniente “cruzar el charco” y visitar Buenos Aires, pero también han hecho consultas por otros destinos, tales como: Bariloche, San Martín de los Andes, Calafate, Ushuaia, Mendoza y las Cataratas del Iguazú. Un programa para estos destinos se vende entre US$ 530 y US$ 730 aproximadamente, según Pera.

Por su parte, Andres Gil, gerente de Toc Toc, manifestó a El País que esta puede ser la primera temporada en la que los uruguayos vayan masivamente hacia Argentina, pero que aún falta tiempo para saberlo con exactitud ya que la gente sabe que va a encontrar pasajes y estadía aunque reserve con poco tiempo de anticipación.

Aerolíneas Argentinas tendrá tres vuelos diarios hacia Buenos Aires, por lo que generará 21 frecuencias semanales entre Uruguay y Argentina.

Para enero, los precios de una habitación doble, con desayuno, de un hotel 3 estrellas en Bariloche van desde los US$ 90 a los US$ 150 por noche, con impuestos incluidos. El valor cae a entre US$ 40 y US$ 75 para un hotel de las mismas características en Iguazú.

En tanto, en Salta las tarifas van de US$ 50 a US$ 75, y en la ciudad termal de Federación, en la provincia de Entre Ríos, van desde US$ 40 a US$ 60.
En la costa, el alquiler por quincena de una casa para cuatro personas ronda los US$ 4.000 en Cariló y los US$ 2.500 en Pinamar. Para tener una referencia, en Punta del Este ese precio trepa a US$ 5.000 en la península, US$ 7.000 en La Barra y US$ 9.000 en José Ignacio.

En lo que va del año el crecimiento del turismo receptivo generó un impacto superior a los US$ 2.000 millones en Argentina.

Sin embargo, con una cotización del tipo de cambio que es casi la mitad del que se transa en las “cuevas” o el que venden los “arbolitos”, buena parte del movimiento generado por el arribo de turistas al país está lejos de canalizarse por vías oficiales.

Ese escenario viene profundizando el déficit de la balanza turística, que solo en julio pasado trepó a unos US$ 750 millones. Con el lanzamiento de un nuevo esquema cambiario para el turismo extranjero, la apuesta del gobierno argentino es, al menos, moderar el déficit proyectado para los próximos meses.

“Dentro de la hoja de ruta del gobierno figura un salto del tipo de cambio oficial para reducir la brecha con los dólares paralelos, pero antes tiene que fortalecer el stock de reservas en el Banco Central para poder controlar esa devaluación”, dijo Álvarez.

“Será difícil de implementar porque hay muchas regulaciones y normativas que no se pueden cambiar de un día para el otro, pero un tipo de cambio diferencial para los turistas extranjeros abriría la puerta para el ingreso de dólares genuinos en los próximos meses”, añadió el economista. 

[CON INFORMACIÓN DE LA NACIÓN / GDA]