ECONOMÍA
El presidente del Central repasó cuál puede ser el uso de la tecnología.
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El Banco Central (BCU) tiene desde el 1° de marzo de 1967 en exclusividad “la emisión de billetes, acuñación de monedas y retiro de circulación de billetes y monedas”. En tiempos en que los instrumentos de pago electrónico (tarjetas de débito, dinero electrónico, celulares) ganan peso y aparecen disrupciones como las criptomonedas, ¿qué tan aggiornado está el BCU?
Entre el 3 de noviembre de 2017 y el 3 de mayo de 2018, el Central desarrolló un plan piloto de emisión de billetes digitales denominado e-Peso y también en 2018 comenzó a analizar si la criptomoneda Bitcoin puede ser considerada dinero electrónico y en tal caso estar sujeta a supervisión de la autoridad monetaria.
Pero, ¿qué pasará? ¿El BCU va a regular las criptomonedas? ¿Son una amenaza para el rol como emisor de dinero que tiene un banco central?
“El año pasado y este también tenemos grupos de investigación analizando el tema. Por ahora no está en la agenda la regulación de Bitcoin, Ethereum u otras criptomonedas, pero en este tema como en otros tantos de la actividad bancocentralista, uno tiene que analizar cómo -en este caso criptomonedas de este tipo- pueden o no tener efectos sistémicos, pueden o no y deben ser pasibles de regulación”, dijo en entrevista con El País el presidente del BCU, Alberto Graña.
“Se crearon grupos interdisciplinarios (al igual que con las fintechs) de estudio del tema, donde han intervenido economistas, contadores, ingenieros, abogados, etc. Es un trabajo muy fecundo”, agregó.
Graña señaló que “si uno observa la evolución de algunas criptomonedas, han experimentado desde el punto de vista de su valor de mercado características de una burbuja y desde el punto de vista de sustitutos del dinero, en el apogeo de todo esto se llegó a hablar de que iban a desplazar al dinero de la banca central”.
Pero, “por la evolución de la investigación de las características de las criptomonedas en cuanto a su enorme grado de volatilidad y el debate a nivel de investigación técnica, académica y regulatoria, definitivamente no constituyen una amenaza para la banca central”, añadió.
Entonces, ¿qué estudia el BCU al respecto? “Hay que diferenciar las criptomonedas de la tecnología que las sustenta. Porque el uso de la tecnología que sustenta las criptomonedas, el blockchain, va mucho más allá de si es criptomoneda o esa tecnología es usada para supervisar, para agilizar el trámite de recolección de datos. En ese sentido, otra línea de investigación nuestra, del año pasado y este, es ‘veamos cómo podemos usar la tecnología del blockchain para el negocio del banco central’, incluido la supervisión”, adelantó Graña.
“Lo que no puede dejarse de ver, porque sería un error garrafal, son los avances tecnológicos que dieron lugar a las criptomonedas. Uno tiene que tomar todo lo positivo” y el blockchain puede utilizarse “para varias líneas de trabajo del banco, tranquilamente”, afirmó el presidente del BCU.
El blockchain es un modo de almacenamiento y transmisión de datos en la red considerado extremadamente seguro al basarse en un sistema de codificación descentralizado que requiere la implicación de varios “agentes” para llevar a cabo cualquier modificación. “Por ejemplo, “al registrar un contrato en blockchain, la característica es que cuando subes una transacción, esta queda ligada a todas las historias de transacciones. Si se quiere modificar un registro, tienes que modificar todo lo anterior, porque la tecnología está distribuida en muchas máquinas”, explica Camilo Gutiérrez, jefe del laboratorio de Investigación de la compañía de ciberseguridad Eset.
¿Qué será del e-Peso?
El BCU evaluó como muy positivo el plan piloto del e-Peso, pero ¿qué va a pasar de ahora en más?
“El plan piloto fue exitoso. Lo que queremos hacer este año, es tratar de precisar hasta dónde queremos que llegue el uso del e-Peso”, afirmó Graña y adelantó: “es un producto que vino para quedarse. Lo que uno tiene que definir es el objetivo, porque va a irrumpir en un mercado que está desarrollado con emisores de dinero electrónico”.
El presidente del BCU explicó que “el objetivo principal del e-Peso ha sido mitigar los costos de transacción y de seguridad asociados al uso de dinero físico. Uno tiene que afinar el lápiz y decir: en el universo de quienes utilizan dinero físico, de cuánto estamos hablando, de qué segmento”.
“Porque no puede ser un objetivo en sí mismo ‘vamos a tratar de que el e-Peso desplace todo lo demás’. Ese es el trabajo principal de investigación para este año, con los servicios del banco y consultores que contrataremos oportunamente: delimitar el alcance del e-Peso”, añadió.
Según Graña con la utilización del e-Peso “puede haber algún efecto sobre la velocidad de circulación del dinero, sobre la demanda de dinero, pero no determinante de la política monetaria”, pero “la emisión de pesos digitales sí implicaría, un menor costo de transacción que emitiendo moneda que tiene un costo de acuñación, traslado, custodia”.
“No es el objetivo desplazar a tarjetas de débito, celulares que se usen cada vez más como billetera electrónica, dinero electrónico. No tiene lógica, sería ir contra nuestro lema de propender al desarrollo de nuestro sistema de pagos, terminamos nosotros siendo el sistema de pagos, no es la idea”, concluyó.
Evaluación del FMI del e-Peso
El Fondo Monetario Internacional (FMI) destacó como “exitoso” el plan piloto del BCU que implementó la emisión de billetes digitales (e-Peso) y señaló que este puede ayudar a “reducir los costos de transacción de efectivo (estimados en 0,6% del PIB), fomentar la innovación financiera y aumentar la inclusión financiera”, según el reporte incluido en la revisión anual de la economía uruguaya. El e-Peso estuvo solo para usuarios de Antel. La persona podía ingresar a un local de una red de cobranza, adquirir un monto determinado de pesos que se le cargaban en la aplicación y luego con ese billete electrónico comprar en los comercios adheridos al esquema. Los usuarios registrados fueron 5.536 durante el plan y 80 los comercios adheridos.