Entrevista

Bensión: “La caída del dólar no tiene que ver con la tasa de interés”

Entrevista con la directora de Política Económica del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Marcela Bensión.

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Marcela Bensión. Foto: El País.
Fernando Ponzetto

Por Pía Mesa

La directora de Política Económica del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) , Marcela Bensión es una de las figuras clave del equipo económico. El martes pasado acompañó a la ministra de esa cartera, Azucena Arbeleche, en la presentación de las cifras fiscales del país en 2022 y las perspectivas macroeconómicas para 2023.

La directora habló sobre el crecimiento económico previsto para este año; la caída del dólar; la rebaja tributaria; la recuperación salarial y el empleo. También respondió a las críticas de economistas, de la oposición y dio sugerencias al sector privado. Lo que sigue es un resumen de la entrevista que dio a El País:

—En la última Rendición de Cuentas estimaron un crecimiento del Producto Interno Bruto en 2022 de 4,8%, previamente era de 3,5% y finalmente lo elevaron a 5% ¿Cuáles fueron los elementos que llevaron a esa revisión? 

—La revisión al alza la venimos viendo a lo largo de todo el año 2022. Básicamente lo que vimos fue un consumo que aumentó más de lo esperado, exportaciones que aumentaron más de lo esperado y el fuerte aumento de los precios de los commodities en el exterior que obviamente contribuyó positivamente. Básicamente todos los componentes de la demanda: consumo de hogares, inversiones y exportaciones crecieron a muy buen ritmo. Estamos hablando de un crecimiento en línea con lo estimado.

En el MEF, en esta nueva administración, nos hemos propuesto el objetivo de afinar lo máximo posible las proyecciones porque nos parece muy importante esa credibilidad que el equipo económico y que las autoridades económicas tienen que tener en un país. Acá hay un aspecto de credibilidad, de responsabilidad, de seriedad, de profesionalismo con la que trabajan todos los equipos y que, de alguna manera, en estos tres años se ha venido plasmando, porque las cifras han cerrado muy en línea con lo estimado.Es una diferencia muy importante con lo que pasaba en gobiernos anteriores.

—Esa es la foto de todo 2022, pero en los últimos tres meses la situación cambió y se empezó a ver una caída en las exportaciones, en la recaudación de impuestos, entre otros. Más allá de las cifras concretas que se van a conocer en marzo, ¿cómo evalúan el cierre del año?

—Lo que ocurre a nivel de tendencia, es lógico. Veníamos de una caída muy fuerte del covid-19 y por lo tanto, de un rebote muy importante en 2021 y 2022. Lo que ocurre ahora es un crecimiento de 2% del PIB. Es un crecimiento que se suma al 5% de 2022. Seguimos creciendo y lo seguimos haciendo en línea con lo que estimamos que es el crecimiento potencial, normal, estructural de la economía. Efectivamente tenemos un tema de sequía que seguramente va a impactar en el cuarto trimestre del año 2022 y en el primer trimestre del año 2023 y que de alguna manera hemos procurado cuantificar. Lo importante es que el año que viene vamos a seguir creciendo y estimamos que vamos a seguir creando empleos. Teníamos una previsión de crecimiento económico en el año 2023 de 3%, o sea que ya, de alguna manera estábamos previendo la desaceleración en junio del año pasado. Porque normalmente el PIB estructural en Uruguay crece más al 2% que al 5%. Eso no es novedad. No es noticia. Eso no es dramatismo. No hay que dramatizar con que se creció un 5% en 2022 y se crece ahora al 2% en 2023

—Pese a que aún no se puede medir, ¿Qué tanto desvela al equipo económico el impacto que pueda tener la sequía?

—Siempre son aspectos que sorprenden. Tuvimos el covid -19 cuando entramos, un aspecto muy distorsivo; tuvimos la guerra (entre Rusia y Ucrania) el año pasado que también distorsionó mucho por la fuerte suba de precios que se dio. Y ahora viene una sequía que parece ser más larga de lo habitual y que, de alguna manera, son aspectos que se incorporan como los otros. Este es un factor adicional que las autoridades económicas incorporamos en nuestros análisis y que conversamos mucho con (el Ministerio de) Ganadería que hace afinaciones a nivel sectorial y todos esos insumos los tomamos en cuenta para hacer esa proyección del 2% que prevemos para 2023. En la medida en que vaya avanzando el año, en junio tenemos la Rendición de Cuentas de 2022, ahí hay una nueva instancia de actualización de pronósticos y tendremos más información para saber cómo esperamos que impacte finalmente la sequía.

—¿Cómo esperan que afecte la sequía a la inflación?

—El Banco Central (BCU) mantuvo la tasa de interés de política monetaria e hizo una evaluación de la situación, de que eventualmente podría haber un aumento transitorio en el nivel de precios de los alimentos. Hoy la evaluación que hace el propio BCU y que nosotros compartimos, es que puede haber un impacto pero en todo caso transitorio, en la suba de determinados productos como alimentos. Pero en lo que respecta a los componentes más estructurales en materia de precios, estamos viendo una clara desinflación o desaceleración de la inflación. La proyección es de 6,7% este año.

La seca seguramente pueda impactar transitoriamente en determinados alimentos, pero la tendencia de la inflación es a una clara baja por la caída de los precios de las materias primas este año a nivel global, también porque las tasas de interés en el mundo están frenando la inflación y porque obviamente los (bienes) transables también han tenido un impacto a la baja por la caída del dólar.

—¿Qué medidas se están analizando para mitigar los efectos negativos de la sequía?

—Todos los instrumentos están sobre la mesa, se están conversando. Justamente ayer (por el miércoles) tuvimos una reunión con el ministro de Ganadería (Fernando Mattos), con los productores de frutas y verduras, para entender cuál es la situación y cuál es la dinámica de precios y de oferta que estamos viendo. Eventualmente se conversó de estos aspectos, de habilitar la importación (de productos para compensar una posible falta en el mercado).

—La política monetaria ha sido un tema que ha generado críticas por parte de economistas y empresarios, sobre todo porque creen que influyó en la fuerte caída del dólar. ¿Qué evaluación hace el equipo económico?

—Somos muy respetuosos de la autonomía del BCU. El mercado cambiario en Uruguay es muy complejo, tiene muchas particularidades, es muy poco líquido, hay actores muy grandes que si cambian su decisión te mueven el mercado muy fuertemente. Tengo 20 años de trayectoria en la banca y estaba sentada al lado de los traders cambiarios, conozco bastante bien el mercado y tiene muchas particularidades que no se ven en otros mercados.

Y es un mercado que utiliza muy poco las coberturas cambiarias. Hemos tenido varias charlas con la Unión de Exportadores y las cámaras (empresariales), y los hemos instado a que cierren coberturas porque eso te asegura a qué dólar vas a vender en determinado período. Algunos de los exportadores tenían un descalce de monedas, es decir, ingresos y egresos en diferentes monedas, y por lo tanto, corrían un riesgo cambiario que les podía alterar su ecuación de rentabilidad. Pero si hubieran cerrado (coberturas cambiarias) a principios de 2022, los hubieran podido vender (a los dólares) arriba de $ 44, en lugar de a $ 39 o $ 40, por decir cualquier cifra. Eso le estamos pidiendo a los empresarios: que utilicen esos instrumentos de cobertura que el mercado da pero que no los usan.

—¿Por qué no se usan? 

—Seguramente porque se prefiere especular. No hay trayectoria de cerrar coberturas. Tenemos que obligar a los empresarios a que piensen más en estos temas. Si hubieran cerrado coberturas a $ 46 y cerraba finalmente en $ 48, hubiera sido lo peor que les podía pasar. Seguramente no quieran correr ese riesgo porque da miedo. Hay un tema cultural que cuesta muchísimo cambiar. La caída del dólar no tiene que ver con la tasa de interés, podrá haber en el margen alguna influencia, pero no se ve un movimiento de portafolio o un movimiento de capitales que entran a posicionarse en pesos por la suba de tasas. Uno no puede decir que se asocia a eso, hay otros factores que tienen que ver con esta complejidad. Entendemos que (la caída del dólar) hoy genera una pérdida de rentabilidad (en algunos empresarios), pero creemos que va mucho más allá de la responsabilidad de las políticas públicas.

Cuando estaba en el banco siempre le decía a los empresarios: esto es como el seguro del auto, vos hacés un seguro del auto y cuando terminaste el año y no chocaste no decís, "fa, podría no haber hecho seguro de auto y me hubiera ahorrado la plata", no.

Hay un tema cultural que cuesta muchísimo cambiar y que hace parte de esta dinámica perversa que a veces uno ve en el mercado cambiario y que de alguna manera tenemos que instar a los empresarios a que piensen en estas cosas y que de alguna manera cierren esos riesgos. Hay una gran responsabilidad del sector privado, de prever estos riesgos y actuar en consecuencia y el mercado tiene los instrumentos para que ellos puedan asumir esas coberturas.

—El salario real tuvo en diciembre un crecimiento en promedio de 1,1% frente a diciembre de 2021. El economista Javier de Haedo cuestionó por qué, al referirse al empleo se mostró la variación entre promedios de ambos años, pero al referirse al salario real se mostró la variación mensual. ¿Qué opinión le merece ese cuestionamiento? 

—Sí. Me gustaría responderle al economista de Haedo que es una lástima que esté haciendo ese comentario con una connotación negativa de que el gobierno tergiversa cifras o muestra lo que le conviene. Eso no ayuda a la sociedad, no es un comentario que contribuya a esclarecer cuál es la situación económica, sino más bien genera un una sensación de duda o de opacidad que es muy negativa. Voy a explicarle, por si no lo sabe, por qué utilizamos promedio en un caso y (variación) “punta a punta” en otro caso. Nosotros hacemos las proyecciones de empleo en promedio porque las proyecciones poblacionales del Instituto Nacional de Estadística (INE) —que son las que se utilizan para cuantificar los puestos de trabajo—, se publican a junio y vendría a ser un promedio del año. Ese es el dato que nosotros tomamos en cada Rendición de Cuentas.

Y por lo tanto, cuando rendimos cuentas lo hacemos con respecto a nuestra proyección. Lo otro que le voy a decir al economista de Haedo que seguramente no lo sepa y por eso hizo ese comentario, es que en las negociaciones salariales se negocian salarios “punta a punta”, no en promedios. Por lo tanto, cuando mostramos el dato del salario, es muy importante mostrarlo con el mismo criterio con el que se negocian las pautas salariales. No hay ninguna tergiversación de cifras. Lo más importante es que se crearon puestos de trabajo en 2022.¿Que en promedio, parte viene del efecto arrastre? Sin lugar a dudas, pero se crearon 40.000 puestos de trabajo en promedio y ahora se abre una etapa de consolidación de la recuperación salarial que ya se está viendo.

—¿Cuáles son los sectores de la economía más próximos y más lejanos a recuperar el nivel salarial prepandemia?

— Los sectores que de alguna manera no sufrieron caída de salario real, insisto, hablo del “punta a punta” porque es así como lo hemos negociado, han sido construcción y salud, dos sectores que fueron muy centrales en la pandemia. La salud por atender la pandemia y obviamente la construcción porque estaba todo el tema de (la construcción de la segunda planta de celulosa de) UPM que iba a generar mucho empleo. Esos dos sectores claramente son los que vienen mejor en materia salarial porque no perdieron salario. Cuando termine junio de 2023, los salarios de la mayor parte de los sectores de la economía van a tener que corregir por inflación y dar una recuperación de 1,6% y de 1% en el caso de las microempresas porque se negoció una pauta menor.

Entonces, la recuperación salarial ya está pautada para todos los sectores económicos, hay algunos que en el “punta a punta” nunca perdieron. La otra gran mayoría ya está recuperando salario en junio de este año y quedó un grupo de sectores en problemas, que básicamente eran turismo y alguna rama más compleja que también ya están en camino y se ha negociado la recuperación salarial.

Así que todos los sectores económicos deberían ver una recuperación salarial en este año 2023, insisto, vuelvo y digo que se negocia “punta a punta”, es el aumento que se da puntualmente en este caso en junio y esperamos que los que venían más rezagados también sigan recuperando.

—¿Y en el sector público?

—Para el sector público ya se negoció todo el quinquenio, eso se terminó de renegociar en la última Rendición de Cuentas 2021 y básicamente lo que se está previendo para todo el promedio del sector público, porque hay diferentes situaciones. Lo que se está previendo es terminar de recuperar todo lo perdido en la pandemia y terminar el quinquenio con un incremento del salario real que rondaría el 3%. En enero del 2025 se terminaría con un salario real tres puntos porcentuales por encima de 2019. Y en algunos sectores que tienen ingresos menores como los del Ministerio de Defensa o del Interior, la recuperación para esos sectores va a ser notoriamente mayor.

—Teniendo en cuenta que la estimación de crecimiento es del 2% para este año ¿cómo puede afectar a los hogares más vulnerables en términos salariales y de empleo?

—Evidentemente, un menor crecimiento económico está asociado a una menor creación de empleo. Estamos previendo un crecimiento de 2% y una creación de empleo en el promedio de unos 12.000 puestos de trabajo. Sí, es menos que los 40.000 (generados el año pasado) pero son 12.000 que se suman a los del año anterior. Es muy importante destacar eso porque veníamos de un quinquenio con una pérdida de puestos de trabajo en el entorno de unos 60.000, y hoy ya estamos con casi 40.000 puestos de trabajo o personas ocupadas por encima de los niveles de 2019. Entonces, más allá de que obviamente un menor crecimiento genera una situación más desafiante para los mercados laborales y para la creación de empleo y los ritmos bajan, de todas maneras estamos previendo un buen aumento de empleos.

—Reafirmaron el compromiso de la rebaja tributaria del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y el de la Asistencia de la Seguridad Social (IASS). Diferentes economistas cuestionan la decisión, señalan que es un impuesto que paga solamente un tercio de las personas de mayores ingresos y que se podrían destinar esos recursos a la población más vulnerable. ¿Qué elementos contempla el MEF para implementar la rebaja?

—El primer elemento es que era un compromiso de campaña, la ciudadanía ratificó y eligió en las urnas a un gobierno que tenía esa plataforma en su programa de gobierno. Ese es el principal determinante de esta medida. Creo que fue el propio economista de Haedo que mencionaba por qué no se destinan esos recursos a la primera infancia. Ese es un comentario muy ingenuo que desconoce cómo funciona la democracia. La democracia funciona con autoridades que son electas en las urnas y que llevan un compromiso electoral que procuran cumplir en la mayor medida posible. En 2021, hemos aumentado muchísimo los recursos a la primera infancia. Aumentamos 30% las transferencias a hogares vulnerables con un foco especial en primera infancia.

Además, si bien uno de cada tres paga IRPF, los hogares de las primeras franjas de esos contribuyentes son salarios que rondan los $ 39.000 a $ 45.000 líquidos mensuales, dependiendo de si tienen hijos o no. Entonces, uno tampoco puede decir que un salario de esos sea un malla oro al que se va a beneficiar. Hay que poner las cosas en su justo contexto. Este gobierno dio a la primera infancia mucho más de lo que se dio en gobiernos anteriores y hay que poner en su justa medida también, de qué tipo de contribuyentes estamos hablando en las franjas más bajas del IRPF.

—El martes se conoció la decisión de la Unión Europea de dejar a Uruguay nuevamente como un país sin compromisos pendientes con el bloque, en términos de su normativa tributaria. La oposición había sido muy crítica con la inclusión de Uruguay en ese grupo de países y la relacionó directamente con la Ley de Urgente Consideración (LUC). ¿Qué opinión le merece?

—La oposición ha hecho críticas respecto a la LUC y respecto a otras cosas que, de alguna manera, anticipan que van a ocurrir hechos que no terminan ocurriendo. O de alguna manera, inducen a la población, como en este caso, a pensar que eso podía estar asociado a la LUC. Lo mismo con la ley de garantía de alquileres, decían que iba a haber desalojos y no los hubo; hablaban de la inclusión financiera, de que iba a haber no sé qué problemas de pagos en negro a los trabajadores y no ocurrió. Es importante poner luz sobre esto, en la medida en que la ciudadanía nos obliga a todos a rendir cuentas y a resistir los archivos.

—¿Eso le parece irresponsable? 

—Me parece que esos comentarios claramente no tenían asidero y quedó demostrado. Son comentarios muy nocivos para la sociedad. Es bueno que se ponga luz sobre esos aspectos y que quede claro con qué seriedad hablan determinados actores, sobre determinados temas y con qué falta de seriedad se habla en determinadas ocasiones sobre ciertos temas.

La directora de Política Económica del Ministerio de Economía y Finanzas, Marcela Bensión
La directora de Política Económica del Ministerio de Economía y Finanzas, Marcela Bensión.
Foto: Fernando Ponzetto

POLÍTICA COMERCIAL EXTERIOR

—Teniendo en cuenta el nuevo gobierno en Brasil y las recientes señales negativas por parte del gobierno argentino en relación al Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea (UE), ¿ha quedado Uruguay un poco solo en política comercial exterior?

—No hemos quedado solos. Estas cosas se hacen a puerta cerradas. No sale a la luz todo lo que se está negociando. Nos hemos sentido muy acompañados por Brasil en todo lo que refiere a la agenda comercial y a la importancia de abrirnos al mundo. Estamos recién contactándonos con las nuevas autoridades y confiamos en que vamos a poder alcanzar acuerdos con el nuevo gobierno de Brasil. Siempre hay puntos de acuerdo cuando se trata de generar más crecimiento y más empleo para las economías. Somos optimistas en poder seguir andando este camino que, obviamente tiene diferentes grados de ambición. Estas cosas llevan años negociarlas. Hay que esperar, tener paciencia y dejar madurar los tiempos. Si el gobierno anterior hubiera arrancado antes seguramente hoy podríamos materializar los logros de una mayor apertura comercial, como eso no ocurrió, estamos andando ese camino que es largo.

—¿Bajó el nivel de ambición?

—Para nada.

—¿Pero piensan que van a poder concretar avances, ya sea con la UE o con China?

—Para bailar se necesitan dos. Lo que la ciudadanía puede saber es que nosotros estamos bailando, pero no siempre el de al lado quiere bailar con uno.

—¿Hoy no quiere bailar Argentina?

—Creo que todos, en la medida en que uno se sienta en la mesa de negociación, baila. Podrá bailar a mayor ritmo, a menor ritmo, más rápido o más lento, pero en la medida en que uno se sienta y negocia, baila. Y eso es lo que estamos haciendo, lo que hemos dicho que vamos a hacer y lo que hemos hecho. Vamos por todo, con la convicción que nos caracteriza y con la que el propio presidente de la República ha dejado de manifiesto en las innumerables reuniones Mercosur.

Nosotros estamos convencidos de que para crecer y para crecer más, hay que abrirse al mundo y eso no lo decimos nosotros, es mirar la historia. Es mirar la historia de un gigante como China que empezó a crecer a tasas del 12% el día que decidió abrirse al mundo. Un país chico como Uruguay necesita abrirse al mundo y esa convicción está tan firme como el primer día que asumimos el gobierno y seguiremos trabajando en ese sentido.

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