EMPRESARIOS PROTAGONISTAS
Al igual que la inauguración de Plaza Italia Shopping, con WTC Punta del Este Free Zone "estamos generando puestos de trabajo en el momento que el país más lo necesita", dijo el empresario a El País.
Con apenas 20 años comenzó a trabajar junto a su padre Luis E. Lecueder, quien el 14 de junio de 1971 creó su propio estudio profesional que 50 años después sigue llevando su nombre. Está casado con Raquelita Methol hace 46 años, tiene seis hijos y quince nietos. Antes de iniciar el diálogo con El País, se disculpa y hace una última llamada. Su rostro se ilumina, hay ruido a máquinas trabajando. Está entusiasmado con el comienzo de las obras de WTC Free Zone Punta del Este. Entre otros proyectos, la firma actualmente desarrolla Carrasco Boating, Carrasco Valley, Minas Shopping Terminal, mientras culmina Plaza Italia.
—¿Cómo se realizó la transición del liderazgo en el estudio que creó su padre?
—Mi padre estuvo 23 años al frente del estudio y yo cumplí 27 años, de modo que no recibo una “posta” de mi padre porque trabajé con él desde el primer día que abrió el estudio. Entonces, el día que él no estuvo, hubo una transición natural. El principal legado que me dejó mi padre son los principios éticos, de trabajo y responsabilidad; el cumplimiento de la palabra dada y saber que las cosas se cumplen con esfuerzo. Mi máxima realización no es hacer un proyecto más, sino que esa “posta”, cuando yo no esté, la lleven mis hijos. Y ellos van a saber cómo seguir adelante. Es algo natural.
—¿En dónde encuentra la motivación necesaria para seguir con esa fuerza emprendedora cada día?
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—Dedico mi vida, en primer lugar, a mi familia, y en segundo lugar, a mi trabajo. Y ese trabajo lo comparto con la familia de donde sale la fuerza y la inspiración, con mi señora que banca los temas que se discuten hasta en la mesa familiar y con mis hijos que trabajan conmigo. Mis hobbies son el fútbol y la navegación, pero también lo es el trabajar. Lo hago porque me gusta y siento que es bueno lo que hago, y hoy además tengo la satisfacción de estar trabajando con mis hijos. ¿Qué máxima felicidad puede haber que trabajar rodeado de mis hijos? Son cinco contadores y un ingeniero que está vinculado a la etapa de construcción de los distintos proyectos. Cada uno tiene asignados sus trabajos y hay además un trabajo en equipo. Lo importante es que cada uno cumpla una tarea para aquello que está preparado y no que se le asigne una tarea por el hecho de ser familiar.
—¿Cómo fueron aquellos primeros días de emergencia sanitaria?
—El martes 17 nos contactamos con el gobierno y acordamos cerrar los shoppings. Se cerró todo. Fue tan de golpe, tan difícil de reaccionar… La verdad que me pongo en los pies del gobierno y me digo: “¡Pobre gobierno, asume con un montón de ideas para llevar adelante y a los diez días le clausuran el país”.
En los shoppings tuvimos que realizar un plan para salvarnos porque las empresas cerradas, después de cierto tiempo, se mueren. ¿Cuánto aguanta el cuerpo sin respirar? Y en el caso de las empresas es igual… Tuvimos que estudiar no sólo cómo sobrevivir, sino también cómo ayudar a nuestros comerciantes a que sobrevivieran. Y eso fue lo que permitió que hoy prácticamente no hay locales cerrados en los shoppings. Hay heridos muchos y varios graves también, pero heridos de muerte casi no hubo.
—Usted en el comienzo de la pandemia, en un caso único en el mundo, abrió las puertas de Plaza Italia.
—Si en marzo 2020 me preguntaban por el shopping Plaza Italia, en realidad a esa altura yo trataba de salvar lo que estaba vivo. En la pandemia perdimos todos; muy poquitos sectores ganaron. Nosotros cerramos tres meses pagando gastos sin tener ningún ingresos y endeudamientos que también hay que pagar. Como los supermercados pudieron seguir operando y querían abrir (en Plaza Italia), nosotros decidimos que había que meter para adelante. Se hizo un trabajo fuerte y logramos que Plaza Italia se inaugure en tres etapas, algo único. Ahora vamos a inaugurar el outlet, con unas 25 tiendas y la plaza de comidas, y ahí quedará inaugurado Plaza Italia.
—¿Cuándo estima que se va a poder evaluar el desempeño de Plaza Italia?
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—Dentro de seis meses a un año porque es un proyecto que está abriendo cuando la gente todavía no reasumió su hábito de concurrencia a los centros comerciales. Semana a semana se van retomando los hábitos de compra en los centros comerciales, porque la gente se da cuenta que allí no se contagia. Hay todavía limitaciones de aforo en los cines y las plazas de comida, que son los que traen a la gente a pasear. Con el proyecto en marcha, pensábamos en promedio 15.000 visitas por día al shopping Plaza Italia, esto es 450.000 visitas al mes. Ese es el número al que nosotros apuntábamos para tener un proyecto exitoso. Sin duda, en este último trimestre del año, vamos a estar un 25% por debajo de eso y se va a ir absorbiendo. Así como los otros shoppings, cuando reabrimos el año pasado, estábamos un 50% abajo en la cantidad de visitas y hoy se ubica en un 20% menos. Dentro de un año estimo que vamos a estar un 10% abajo y de a poco estos hábitos se van a ir retomando.
TLC SE TIENE QUE HACER CON “ALGUNOS CUIDADOS”
“El crecimiento grande del Uruguay se va a dar cuando se multipliquen las exportaciones. Si queremos que nuestra gente tenga trabajo, ¿vamos a producir para nosotros mismos, en un país encerrado y poniendo barreras arancelarias? "
“Quiero que los uruguayos produzcan para los 7.000 millones de personas que habitan el planeta Tierra. Para eso hay que llegar sin impuestos ni barreras arancelarias. Uno puede pensar a la inversa: van a venir más productos del exterior que van a competir con los productos uruguayos. Es verdad. Pero así es la vida, hay competencia”.
“Tengo una opinión positiva respecto a los TLC, que se tienen que hacer con algunos cuidados, para defender a ciertos sectores, con transiciones para ir ajustando las cosas. El comercio no tiene color político”.
—Usted destacó al gobierno por la lucha contra la pandemia y el plan nacional de vacunación contra el COVID. ¿Cómo percibe la marcha de la reactivación económica?
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—Estamos aún por debajo de los niveles previos a la pandemia. El gobierno proyecta un crecimiento de un 3,5% del PIB para este año pero en 2020 hubo una caída mayor. Entre 2004 y 2015, hubo once años espectaculares. El precio de los commodities volaban, así como el capital que ingresaba a Uruguay para hacer inversiones, de modo que las cosas crecían. En 2015 la economía se comenzó a frenar. Por un lado, la coyuntura internacional que jugó en contra y por otro, el déficit fiscal del gobierno comenzó a limitar sus posibilidades de fomentar. Todas esas cosas determinaron que la economía se comenzara a frenar. Las ventas de los shoppings en 2016, 2017 y 2018 cayeron levemente. No hubo recesión, sino estancamiento. En cambio, en 2019 ya hubo recesión, con caída de ventas. En marzo 2020, la pandemia cae en un momento en que las ventas no estaban en auge.
—¿Cuáles eran las proyecciones para los shoppings en estos cinco años de nuevo gobierno?
—La idea no era recuperar los niveles de 2019, sino de los años anteriores que fueron mejores. Hoy, el primer paso, es llegar al 2019 para luego seguir recuperando.
—¿Cuándo estima que las ventas de los shoppings alcanzarán el nivel de 2019?
—Se alcanzarán en la primavera de 2022.
—¿Qué se puede esperar de esta nueva ola de inversores y empresarios que han llegado desde Argentina?
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—Una primera ola de argentinos que llegó a Punta del Este nos dejó el mejor balneario de Sudamérica. En la soja, nos enseñaron a cultivar y levantamos el rinde uruguayo. El sector agropecuario uruguayo es excelente y dinámico, pero no hay dudas que la irrupción de empresas argentinas mejoró la productividad. Uruguay le debe ofrecer a los argentinos aquello que no tienen en su país: estabilidad política, seriedad en las instituciones, respeto por las normas. Uruguay tiene todo eso. Si los argentinos se instalan en Uruguay, trabajan y exportan hacia el mundo, les va a ir muy bien. Y ahí tenemos un tema en contra: los costos uruguayos son caros porque tenemos un peso importante del Estado.
—¿Cuál es su visión sobre el rol del Estado y la creación de nuevos impuestos?
—El mundo de hoy muestra claramente que el motor de crecimiento de las economías es el sector privado. Para que éste crezca, hay que estimularlo porque sino la gente, en este mundo tan globalizado, invierte en otros lados. Un nuevo impuesto significa un desestímulo de la inversión. Yo lo que deseo es que los impuestos sean pocos y suficientes para financiar un Estado eficiente y justo. Queremos un Estado que participe en la vida de la sociedad, en la redistribución y asistencia a los más débiles. Para que el Estado haga todo eso, se precisan fondos. Lo único que pido es que los fondos que recibe el Estado los administre bien y que no se despilfarren.
—¿Están enlentecidas las reformas estructurales anunciadas por el actual gobierno?
—Hay dos factores que juegan en contra. La principal es la pandemia, que ha enlentecido todo. La otra es que el sistema político uruguayo es lento, pero como contrapartida es muy serio. La LUC ya ha planteado reformas que, en el tema seguridad ya están a la vista. Y ya van a llegar otras de esas reformas.
—¿Hay un nuevo empuje para la península con un nuevo WTC ubicado frente a la escuela pública de Punta del Este?
—La zona comprendida entre la plaza de los Artesanos y el viejo excine Concorde se quedó en su desarrollo y el WTC Punta del Este Free Zone la va a revitalizar. El monto de inversión son US$ 35 millones y las obras culminarán en tres años. Estimamos que allí van a trabajar 1000 personas por día, que van a mover al sector gastronómico y de servicios. Al igual que la inauguración a fin de mes de Plaza Italia, lo lindo es que estamos generando puestos de trabajo en el momento que el país más lo necesita.