EFECTOS DE LA PANDEMIA
El impacto de la crisis sanitaria que generó el COVID-19 en la actividad económica se evidenció principalmente en el segundo y tercer trimestre.
La economía chilena cerró 2020 con una contracción del 5,8% debido a la pandemia del coronavirus, la peor caída del Producto Interior Bruto (PIB) local en cuatro décadas, mientras que el gobierno confía la recuperación al exitoso proceso de vacunación que se está llevando a cabo.
El Banco Central publicó este jueves las cuentas nacionales del 2020, que no escondieron muchas sorpresas y revelaron lo que ya se había previsto: que el país no vivía una crisis tan grande desde 1982, cuando el PIB se desplomó un 11%.
Ni siquiera el dato de 2020 se acerca al de la Gran Recesión de 2009, cuando el PIB chileno se contrajo un 1,56%. En 2018 el PIB de Chile, el primer productor de cobre del mundo, se expandió un 3,7%.
"Es un dato complicado, pero un poco mejor a lo esperado. Esperamos que el 2021 sea un año mejor en términos económicos, sanitarios y sociales", dijo el ministro de Hacienda, Rodrigo Cerda.
El impacto de la crisis sanitaria en la actividad económica se evidenció principalmente en el segundo y tercer trimestre, con contracciones del 14,2% y 9%, respectivamente, mientras que el cuarto trimestre mostró señales de moderación con una variación nula.
Las cifras ajustadas estacionalmente y respecto del trimestre anterior dieron cuenta de una caída del 13,1% del PIB en el segundo trimestre, seguida por incrementos en el tercer y cuarto trimestre del 5,1 y 6,8%, respectivamente.
La recuperación, explicó el banco, "estuvo en línea con el levantamiento gradual de las medidas de control sanitario, las medidas económicas de apoyo a los ingresos de los hogares y el retiro de una parte de los fondos previsionales".
Las actividades más afectadas por las restricciones impuestas por la pandemia fueron la construcción y los servicios (transporte, restaurantes y hoteles) y los únicos sectores que crecieron fueron la administración pública, la minería, los servicios financieros y la comunicaciones.
La demanda interna reflejó caídas en todos sus componentes, incidida principalmente por el consumo (-7,5%) y, en menor medida, por la inversión o formación bruta de capital fijo (-11,5%).