Columna de APPCU: corriente virtuosa

Seré recurrente con un tema, pero la notoriedad del mismo da mérito a que lo sea.

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Foto nueva de Aníbal Durán; Columna de APPCU.
Aníbal Durán.
Foto: Gentileza.

Diera la impresión que el periodismo en términos generales, aunque hay excepciones y doy fe de ello, hiciera caso omiso a la inversión en obra privada y sustancialmente vivienda.

Se habla de miles de millones de dólares que se invierten en muchos sectores, pero tiende a minimizarse o por lo menos no darle la importancia debida, lo que se invierte en la obra privada, esencialmente vivienda.

Me decía nuestro versado asesor financiero, Cr Alfredo Kaplán, que seguramente en el cuatrienio 2020-2024, los promotores han invertido más de 3 mil millones de dólares en el espectro distinto que abarca la vivienda.

Y comienzo por el final, que tampoco nunca se remarca. Una vez terminado el edificio, en este caso, sin perjuicio de la contribución inmobiliaria que se generará a través de las distintas unidades cuya ganancia será para la Intendencia del caso, también se aportará por el impuesto de Primaria que recauda la DGI, sin perjuicio del impuesto de puerta también para la Intendencia donde se invierta y construya.

Pero además de ello, debe ser de las pocas inversiones que una vez terminada la misma, sigue generando empleo lo que se construyó. Ese edificio necesitará una empresa de seguridad, un electricista, un sanitario, un jardinero, seguramente un paisajista, oficiales que se ocupen de las bombas de agua, del ascensor y su mantenimiento, un administrador de los gastos comunes que a su vez tiene empleados y seguramente me falten varios ítems. Ergo, propulsar a que el promotor invierta y construya, debería ser una suerte de mandato irrevocable y para ello, allanar el camino para que eso suceda debe ser de orden.

No es algo que pasa fluidamente. Sí a la buena voluntad, sí al brazo tendido muchas veces, pero los trámites en distintas dependencias del Estado tienen demoras que se tornan incomprensibles, atentando no solo contra el promotor de turno sino y esencialmente, con la generación de puestos de trabajo.

Días pasados me comentó un promotor, que demoraron tanto los trámites en una dependencia pública, que sus obreros a quien dicho promotor los venía manteniendo con pequeñas changas, se fueron disgregando paulatinamente hasta quedarse prácticamente sin obreros para comenzar la obra.

Ojalá tome debida nota el gobierno entrante, y facilite todo lo pertinente para iniciar una construcción no poniendo trabas a priori y penalizando con firmeza a aquél promotor inversor, que violó la buena fe que en él se depositó. En APPCU los socios son del palo, diría que un 100 por ciento, su objetivo es bien claro y destaco el amor que sienten por su profesión u oficio.

Les doy otro dato; en Punta del Este, por ejemplo, si compra un argentino, es una suerte de bien que se exporta pero que queda aquí, ya que si el citado extranjero no vive aquí, igualmente sigue generando tributos para el gobierno departamental de turno, expensas comunes, mantenimiento de la unidad, entre otros aspectos.

Termino con un aspecto que al gobierno entrante le va a interesar y además se lo hemos dicho personalmente.

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