A mayo de este año, último dato del BPS, más de 55 mil obreros hay en planilla, cifra que trepó con respecto a abril.
A veces diera la sensación que la promoción privada y lo que ella significa, pasa como desapercibido ante la gente, los periodistas, algunos políticos.
Es en base a tesón y realidades que se constatan, que podemos poner las cosas en su lugar y darle a la promoción privada la trascendencia que ella tiene. Los manidos “desarrolladores” de otras latitudes.
Axioma: si no hay promotor privado NO hay obra privada. Claro que lo hemos escrito en un sinnúmero de oportunidades, pero si bien NO hay que hacer suposiciones, sucede que a veces a las cosas no se les da la trascendencia que tienen. Y no lo digo por el gobierno nacional, obteniendo reivindicaciones importantes.
La explicación a este número de 55 mil obreros tiene mucho que ver con la obra privada (más de un 70% le pertenece) y complementariamente, tiene que ver con la inversión en vivienda y sustancialmente, vivienda promovida. No podemos ser precisos en cuanto a la determinación de porcentajes, pero miles de obreros responden a la demanda mencionada.
Y este número que a esta altura es estructural, tendrá su quintaesencia en la medida que sigamos teniendo un país confiable, democrático, con reglas claras, previsibles y con gobernantes probos.
Todo luce básico, pero sucede que, en el mundo contemporáneo, a veces no es tan así.
Trabas innecesarias y sellos inconducentes, justificando salarios de empleos públicos en desmedro de la inversión privada, verdadero motor de una economía pujante. Esto ayudará a la desregulación de la economía, tan necesaria en pos de la inversión.
Y surge, además, como otro factor adverso un dólar errático que tiene su precio en función de fenómenos externos o internos a la economía.
Externos, como es el caso de la presencia de un shock externo positivo o negativo. Ante un shock positivo (tasas de interés internacionales bajas, precios altos de nuestras exportaciones) la moneda nacional tiende a fortalecerse y por lo tanto el dólar tiende a bajar en nuestro país. Lo contrario sucede ante un shock externo negativo.
El fenómeno interno dependerá de las políticas económicas que aplique el gobierno.
Hoy se está privilegiando la inflación y que su número esté dentro del rango meta y si bien eso se logra, el precio del dólar no sube en desmedro del sector agropecuario, exportadores, promotores privados. La cosa no se limita solo a esto: ser más productivos coadyuvaría a que el escenario sea mejor.
Creemos como gremial que no hay que tocar lo que está bien, dentro del sector. Algunos propugnan revisar las exoneraciones que dispone la ley de inversiones, por ejemplo.
El Ec Oddone, posible ministro de Yamandú Orsi en el caso de que sea ungido Presidente, no se apresura en este sentido. Sencillamente buena parte de la renuncia fiscal tiene efectos sobre el nivel de actividad y empleo y por lo tanto sobre la calidad de vida de mucha gente. Concluye Oddone con que hay que poseer un equilibrio muy cuidadoso y no desarmar algo que eventualmente tiene efectos positivos.
Lo mismo se podría decir de la ley de vivienda promovida, virtuosa por donde se la mire en infinidad de aspectos ya harto mencionados, pero que además no implica pérdida de recaudación impositiva sino y, por el contrario, se recauda más dinero precisamente porque hay actividad DONDE ANTES NO EXISTÍA LA MISMA. Ahora hay empleo, se mejoró estéticamente la ciudad aprovechando la infraestructura existente, se repoblaron los barrios, y siguen pagando impuestos las barracas, los fleteros, profesionales vinculados al sector, sin perjuicio del aporte unificado de la construcción que debe pagar el promotor al BPS, entre tantas perlas de un fructífero collar.
Se lo hemos explicado a los candidatos hasta el hastío y reiteramos, el número estructural de obreros directos, está reflejando una realidad (no hay más UPM, fue dicho), incontrastable e irrefutable.
Dejen a la gallina de los huevos de oro vigente, mega proyectos, vivienda promovida y alentemos a los promotores que no hacen ni una ni otra cosa, que también los hay, porque también dichos promotores apuntalan un sector privado que tiene particularidades dignas de resaltar: da empleo a decenas de industrias, sin perjuicio de obreros directos, la obra puede durar casi un lustro y terminada la misma, el edificio producto de la inversión, sigue generando trabajo a la gente que necesariamente hará funcionar aquél.
No cunden ejemplos de esta naturaleza. Que el gobierno futuro no menoscabe la confianza en este tipo de inversión y, por el contrario, la fomente. El trébol de cuatro hojas está vigente…