Columna de APPCU: inquietudes inconclusas…

Ya en la recta final del gobierno, podemos mencionar que hemos tenido una muy buena receptividad a las inquietudes de la promoción privada, basada en un diálogo intenso y que no supo de situaciones mezquinas.

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Aníbal Durán
Aníbal Durán.
Foto: APPCU

Así lo constatamos y también agregamos, que sucedió lo mismo con los gobiernos departamentales de Canelones y Montevideo. Sí mencionamos, que en la capital pese a esa fluidez de diálogo que mantuvimos (la Intendenta en uso de licencia, Ing Cosse, supo visitarnos en nuestra sede en más de una oportunidad) y adicionando sobre la buena voluntad expuesta por jerarcas de la Intendencia involucrados con nuestro metier, hay temas que no logran solucionarse como los manidos permisos de construcción, del también manido piso 5to de la Intendencia. Hasta el presente, porque seguimos ambas partes (la Sociedad de Arquitectos, por supuesto), IM y APPCU, en la búsqueda de encontrar la solución que diligencie este tema.

La gravedad de lo expuesto exime de mayores comentarios, además somos recurrentes con la prosa, pero se tronchan inevitablemente inversiones de mucho porte, porque el tiempo que insume aprobar un permiso de construcción, no se condice con algo razonable. No es un concepto general y/o universal, pero sucede y escribimos desde el conocimiento de los hechos.

Viniéndonos al gobierno nacional, donde insistimos se nos escuchó y se procedió en consecuencia, las medidas que adoptó aquel se tradujeron en inversión de promotores sin pausa, tanto en vivienda promovida como en proyectos que requieren la aprobación de la Comap. Y consecuentemente, en demanda de mano de obra, donde el número de obreros directos viene superando la cifra de 50 mil desde hace mucho tiempo, haciéndonos pensar que se trata de una cifra estructural y no coyuntural. Reiteramos que los “veteranos” de este oficio, dicen que el promedio en décadas supo
ser de 40 mil obreros directos.

Pero y en el tema que nos ocupa, muchos promotores privados desde siempre, han invertido y construido en la costa o adyacencias de la misma, no todos se volcaron a la vivienda promovida y sus beneficios y tampoco alcanzaron el umbral de los megaproyectos, que hoy supera los 4 millones de dólares de inversión.

Es decir, hacen proyectos de unos 3 mil metros, promedio, con una intervención interesante que no llega a los 4 millones de dólares y que claro está, también demanda empleo y el círculo virtuoso de la obra, no mermó en dicho sector.

Pero precisamente, estos decenas y decenas de promotores, no han tenido ningún tipo de estímulo a esa inversión en el decurso de todos estos años. Y no por ello ha mermado su accionar.

Hemos planteado el tema a las autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas, pero hasta el momento nos han escuchado con el respeto que les caracteriza.

Sucintamente y para finalizar, el plan ENTRE TODOS del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, no ha tenido el eco esperado por los promotores por lo menos en Montevideo.

Aquí existen topes de precio, lo que no permite un margen de utilidad razonable al promotor o sencillamente, ni siquiera lo obtendrían. Además, es distinta la realidad del interior a la capitalina. O por lo menos que existan dos tipos de topes, precisamente en base a esa dual realidad.

Sin perjuicio de los costos e ingresos, distinta realidad también en ambos lados.

En fin, breve pantallazo que nos permite una prosa que debería ser precisa y no larga.

Seguiremos en el trillo, abogando desde el respeto y el sustento de las inquietudes

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