Viene a cuento porque la señora legisladora Lucía Etcheverry del MPP, vuelve a insistir con el tema de la renuncia fiscal en la vivienda promovida (no estoy seguro, pero Cabido Abierto creo que también ha abogado por dicho concepto).
Entonces hagamos un breve raconto de lo que venía sucediendo allá por el 2010 en el tema de la vivienda y la promoción privada.
Los promotores invertían y construían en la costa y adyacencias de la misma.
Sustancialmente lo hacían, lo que admite excepciones, obviamente.
Por aquella época la visión erudita del recordado asesor inmobiliario de APPCU y consultor, Julio Villamide, comenzó a notar una saturación en la zona antedicha, había unidades que no se vendían, lo que determinaba que algunos promotores no comenzaran nuevos proyectos edilicios.
Creamos una comisión en APPCU, guiados por Villamide y se pergeñaron una serie de conceptos que apuntaban a que necesariamente había que hurgar por otros lugares de Montevideo (en este caso en principio fue así), para que el promotor recalara en los mismos.
Grosso modo se propusieron subsidios a la demanda, pero fundamentalmente se proyectaba una serie de incentivos fiscales (exoneración de tributos), para que los promotores con dicha “zanahoria”, pudieran concebir la nueva idea que era verdaderamente revolucionaria.
José Mujica, Presidente de la época actuó con celeridad ante nuestro planteo y le pasó la posta al Presidente de la Agencia Nacional de Vivienda (ANV), Ec Carlos Mendive, quien diligentemente entendió el tema y durante gran parte del año 2011, estuvimos intercambiando ideas con la ANV, hasta que consensuado un proyecto de ley, el mismo fue al Parlamento y fue votado por unanimidad por todos los partidos políticos.
Y ello ha permitido hasta el día de la fecha, que esta ley hoy calificada de virtuosa, ha sido de un dinamismo colosal, ha movido la industria de la construcción con todo el derrame consecuente que depara la misma y lo que es sustancial, la oferta de trabajo creció y lo sigue haciendo exponencialmente.
Hoy tenemos un número de obreros directos en obra (datos del BPS), que ya lo hemos tildado de estructural, que está cerca de los 57 mil. La media según los versados en el sector de tantos años, ha sido de 40 mil obreros. De unos años a esta parte, no ha cesado de crecer el número de obreros, por lo que no reparamos en decir que seguramente a fin de año estemos rondando los 60 mil obreros directos. Y se entiende en la jerga que cada un obrero directo hay otro indirecto…, vayan haciendo cuentas, más fleteros, barraqueros y tantos ítems más nucleados en el entorno de la construcción.
Vayamos al título de la nota. Decimos en el mismo que técnicamente el fisco deja de percibir dinero por las exoneraciones antedichas a los promotores privados. Es así.
Pero vamos ahora a la realidad, los hechos porfiados.
Qué sucedía en los barrios no costeros de Montevideo, en este caso, desde el punto de vista de inversión inmobiliaria? Fue dicho líneas arriba: sustancialmente nada. Los promotores no iban a dichas zonas porque no les redituaba y la cultura existente era de lugares más exclusivos.
Entonces el gobierno nada ganaba porque nadie invertía en tantos barrios de Montevideo, ubicados en diversas zonas.
La ley modificó las cosas y decenas y decenas de barrios comenzaron a albergar a los promotores y la inversión comenzó a ser una constante. La ciudad cambió radicalmente su fisonomía y allí donde había la infraestructura instalada, fue el promotor. Y eso generó tributos de distinta laya para el gobierno, cuando antes y reitero, NO EXISTÍA NADA. Porque pagan tributo las empresas constructoras, los vendedores de insumos, los profesionales allegados y los obreros son demandados, además de que se vierte al aporte unificado de la construcción que recauda el BPS.
A los hechos: dónde está la pérdida fiscal? No solo no existe, sino que el gobierno ha ganado en recaudar más y en multiplicidad de aspectos, resultado de este andamiaje
que depara una obra en construcción.
Podríamos extendernos en más virtudes y seríamos muy reiterativos. No hablamos de que esto sea la panacea, pero que la ley ha sido un éxito y continúa siéndolo y que la misma ha contribuido al crecimiento de la industria, son aspectos insoslayables. No tocarla, excepto para mejorarla, sería la mejor contribución del gobierno venidero.