Entiendo que es un tema de poner pensamiento.
Y esto es válido tanto para empresarios como para obreros.
La pandemia mundial que se padeció, nos ha obligado a pensar y cavilar dónde estamos parados, qué tan vulnerables somos, cómo logramos nuestros propósitos.
Estamos en el mejor de los mundos en cuanto a reputación, vaya que sí. El país goza de absoluta credibilidad que se va incentivando a medida que se va comparando con otros países.
Hay ejemplos y acciones que nos han posicionado como país serio.
La corriente argentina interesada en venir, no es antojadiza y además es certera. Recibimos en APPCU llamadas cotidianamente sobre las perspectivas no solo del país, sino además del sector. Están apareciendo chilenos…
Es un momento de saber aprovechar el contexto y actuar en consecuencia. Muy buenas vienen siendo las medidas que el gobierno ha adoptado, facilitando la residencia fiscal y otros bemoles.
La pandemia que es cosa del pasado, trajo secuelas.
De allí que el recorte de gastos será esencial, el Estado deberá mejorar su productividad (reforma del mismo) y seguramente haya más endeudamiento.
Claro, la deuda traslada el problema hacia más adelante. Una buena estrategia de aumento de la capacidad productiva y la productividad puede volver sólidas mejoras en nuestro nivel de vida.
Por ello la monotonía en el accionar del empresario y el obrero que no busque mejorar su rendimiento, serán razones para que vayan quedando a la vera del camino.
Seguramente el promotor, viene aconteciendo, impulsará tecnologías nuevas que no solo abaraten el costo de la obra, sino que además se tienda a la excelencia con aquellas y la mano de obra no sea tan relevante.
Quizás, es una posibilidad.
Automatización, robotización, teletrabajo en las empresas son parte del paisaje. Tarde o temprano serán común denominador.
Pero además el consumidor, el comprador de vivienda se volverá más exigente para estar a la altura de los acontecimientos.
Lo dicho no es incompatible con que nuestro país debe mejorar la calificación de su fuerza de trabajo. Mejorar la educación y las habilidades que adquiere un estudiante, seguramente haga en el día de mañana que se tenga un obrero mejor capacitado para afrontar la tarea de la obra. No es menor el tema en absoluto. Hay que instaurar esa cultura.
El Inefop (Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional), está reimpulsando su tarea. Está llamado a jugar un rol determinante y recursos tiene.
Los “parroquianos” que necesitamos (compradores), deben visualizar un nuevo andamiaje, una actitud de cara a los nuevos vientos, que se logra maximizando los tiempos, ser certeros y confiables y responder (el
promotor) siempre ante el reclamo. Es una actitud de responsabilidad, las habilidades blandas que les llamamos.
La productividad de la economía uruguaya debe ser guionada por un Instituto de la Productividad, que le dé un marco de seriedad e idoneidad.
Algunos dicen que la productividad debe ser evaluada por empresa, en otros casos será por rubro, lo que es imprescindible es poner el tema encima de la mesa y a través del ensayo y error, no dejarlo escapar hasta que se naturalice su formalidad. Será un paso fundamental para convertirnos en algún momento, en un país desarrollado.
Aníbal Durán