A días de comenzar el 2024, muchos pensamos en las metas que nos habíamos puesto para este año y ya empezamos a marcar los objetivos para el siguiente, tanto los nuevos como los que nos quedaron pendientes. Como todo en la vida, para lograr nuestras metas en nuestra economía personal, en el amor, viajes, salud y negocios, debemos destinar energía, tiempo y recursos.
Por esto, en este Finanzas de Bolsillo veremos las claves para armar nuestro presupuesto personal para 2024 y permitirnos alcanzar lo que nos propongamos este año.
Llegó el momento de hacer nuestro balance de 2023 y proyectar los objetivos para el año entrante, por lo que ordenar nuestras finanzas personales es uno de los puntos de partida. Para esto, El País consultó a expertos en finanzas y finanzas personales sobre las claves a considerar para ordenar nuestros números de cara al nuevo año que está por empezar.
Según la coordinadora de Programa de Planificación Financiera en BECA Advisors, Marcela Romero, para comenzar a ordenar nuestras finanzas es crucial el autoconocimiento, fundamentalmente para saber cuál es el mejor método para cada uno, determinar si estamos lo suficientemente preparados para hacerlo por nuestra cuenta o si necesitamos de un “mentor” para que nos guíe durante el proceso. “La clave es empezar lo antes posible, el tiempo es fundamental en la planificación financiera y en la presupuestación del año”, enfatizó.
Por su parte, la licenciada en economía y fundadora de concientizado.com, Alessandra Crosignani, señaló como un buen comienzo el dedicarle unos minutos al día para recordar nuestros objetivos financieros, no desviarnos de ellos y llevar al día los gastos diarios. Además, agendar un “encuentro financiero” —cita con nosotros mismos—, destinado a pensar en nuestra situación financiera, con día y hora, en un lugar agradable, con una recompensa pensada de antemano y preguntas que motiven a querer hacerlo, como por ejemplo: ¿cuánto falta para alcanzar el objetivo financiero que nos propusimos?
Por eso, a efectos prácticos, el analista de Mercados y Productos en Nobilis, Mauricio Tchilingirbachian, destacó los pasos a seguir para ordenar nuestras finanzas: realizar un presupuesto, establecer objetivos, crear un fondo de emergencia, cancelar nuestras deudas —empezando por las de mayor tasa de interés— y ahorrar e invertir.
Para armar un presupuesto, explicó que es importante tener claros los “dos lados de la ecuación”: ingresos y egresos, así como la estabilidad de estos.
“Algunas personas tienen componentes fijos, otros variables y otros un mix. Es más difícil ordenarse cuando los ingresos o gastos son variables o cuando existen malos hábitos de consumo”, agregó Tchilingirbachian.
Para comenzar, debemos ordenar los ingresos empezando por los fijos, que son aquellos que nos dan más certezas. Luego, con estos debemos cubrir los gastos imprescindibles, como el alquiler, la luz, el internet, la comida, entre otros.
En caso de haber un excedente, podemos destinarlo a gastos menos imprescindibles. “Es importante no incurrir en gastos que deban ser pagos con ingresos que puedan posponerse o suspenderse (como un aumento de sueldo o bono)”, afirmó. A su vez, Crosignani señaló que se debe incluir en el presupuesto anual todas las partidas especiales de cada mes, como el inicio de clases, cumpleaños importantes, cargos extras del auto o de la casa, entre otros.
En tanto, sobre los objetivos financieros señaló que debemos conocer su valor, cuánto será invertido por mes para alcanzarlo y la fecha estipulada en la que lo cumpliremos. “Un objetivo sin plan es simplemente un deseo”, afirmó.
No obstante, las emociones y ansiedades pueden llevarnos a incurrir en gastos que no son prioritarios. Teniendo en cuenta que 2024 es un año electoral, donde todo está más a flor de piel, así como los diferentes eventos que están sucediendo en el mundo, Romero señaló que debemos contemplar un “fondo de emergencia flexible”, para los posibles desvíos del presupuesto. En este sentido, explicó que es importante contar con un plan que se adapte a esa incertidumbre.
Tener en cuenta el ahorro y la inversión
Otros de los puntos claves para incluir al armar el presupuesto, son el ahorro y la inversión. Una frase que utiliza Romero es “ahorrar primero y gastar después”. Por esto, siempre en la medida de nuestras posibilidades, debemos pensar en el ahorro y, de lograrlo, su inversión para no perder el poder de compra. El ahorro es lo que nos permitirá lograr nuestros objetivos financieros, tanto sean viajes, compras de bienes o inmuebles, refacciones u otros gastos que no se encuentran dentro de los cotidianos. Por eso, podemos pensar el ahorro como si estuviésemos pagándole a ese objetivo que tenemos o, incluso, a nosotros mismos. Según Crosignani, el porcentaje ideal de nuestros ingresos destinado al ahorro es el 20%. Sin embargo, si esto fuese mucho, lo que realmente importa importa es comenzar con la práctica, tal vez con un monto “pequeñito”. Así como cuando uno comienza con una rutina de ejercicios, la carga del entrenamiento aumenta de forma paulatina. En este sentido, uno podría pensar al ahorro como un músculo a desarrollar con el tiempo. Por su parte, Tchilingirbachian señaló que con el paso del tiempo, uno puede ir viendo cómo se acumula ese ahorro y así podemos tomar conciencia de la importancia que tiene para un futuro contar con ese respaldo financiero. Para la inversión, Romero señaló como la opción recomendable al mercado financiero ya que es “el más regulado, líquido y transparente para aplicar estos ahorros y lograr los objetivos de inversión”. Las opciones de los instrumentos en los que se pueden invertir los ahorros dependen del tipo de inversor individual, su apetito de riesgo, sus objetivos y el horizonte temporal que maneja para alcanzar esos objetivos.
En esta línea, los expertos afirmaron que por esto es “vital” que nos apeguemos al plan trazado en el presupuesto, en donde tuvimos una mayor conciencia del manejo de nuestras finanzas.
Según Crosignani, si vemos que de forma reiterada incurrimos en desvíos, debemos analizar cuáles son. Una alternativa es contar con un rubro sólo para “desvíos” en el presupuesto. Por ejemplo, si compramos un café al estar en la oficina, como solución podemos destinar un monto mensual para esto, preferentemente en efectivo, y cuando la cantidad propuesta se termina, deberemos esperar hasta el próximo mes para volver a tener fondos.
Por su parte, Tchilingirbachian destacó que la clave se encuentra en trabajar en los malos hábitos, como gastar sin tener claro cómo vamos a pagar el consumo. “Eso es algo muy habitual que se genera con el uso de las tarjetas de crédito. Si bien son un instrumento que permite ‘adelantar consumo’, el uso del mismo sin tener un presupuesto armado puede llevar a que el gasto termine siendo superior a los ingresos de una persona”, concluyó.
¿Cuáles son los enemigos del presupuesto?
Se dice que la forma más fácil de perder la guerra es desconociendo al enemigo. Por eso, los expertos señalaron diferentes “enemigos” del presupuesto.
Entre ellos, y los más nombrados, son la falta de planificación y los consumos irracionales. Es decir, reaccionar económicamente a los eventos que nos suceden y no ocuparnos de nuestras finanzas “en tiempo y forma”.
Cuando de antemano sabemos que en determinado mes se gastará más y se tienen los recursos apartados de antemano, el presupuesto no sufre ninguna sorpresa, evitando tener que salir a buscar recursos extras. Sin embargo, si no están planificados el presupuesto se ve perjudicado.
Asimismo, el comprar por impulsos o emociones y no contar con un fondo de emergencia, son otros de los factores que atentan contra el presupuesto. Si no tenemos ordenado cuánto son nuestros ingresos y nuestros gastos, no podemos saber si estamos gastando más de lo que podemos.
Por otra parte, el uso de tarjetas de crédito y cuotas sin una adecuada conciencia, también atenta contra nuestro bienestar financiero. Si no contamos con el efectivo, entonces no contamos con los recursos económicos para consumir algo. Dividir los pagos no ayudará.