¿Cómo puede llegar a ser la nueva arquitectura financiera mundial? Los cambios que se proponen

Diversos países reclaman que los organismos financieros como el FMI y el BM, entre otros, sean más inclusivos y desarrollen nuevos instrumentos. La ministra Arbeleche, realizó propuestas concretas.

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Organismos financieros: países en desarrollo demandan más recursos por crisis globales, más escala y una mejor utilización de fondos.
Organismos financieros: países en desarrollo demandan más recursos por crisis globales, más escala y una mejor utilización de fondos.
Foto: Canva

La demanda de que los organismos financieros globales, que emergieron tras la Segunda Guerra Mundial, deben reestructurarse para alcanzar mayor eficiencia es de larga data. Pero, más recientemente se ha reactivado, ante la necesidad de los gobiernos de enfrentar desafíos como el cambio climático o los oscilantes precios del petróleo (consecuencia de las guerras en Ucrania y Medio Oriente), que impactan fuertemente en sus economías.

Existen propuestas concretas en dos frentes: para que la arquitectura financiera global sea más amplia (que alcance a más países) y que se fortalezca el sistema multilateral (hoy en día castigado por el surgimiento de políticas proteccionistas).

El gobierno de Uruguay apoya la idea de que los organismos financieros se actualicen con nuevos instrumentos (como ser, el que establece que los intereses de la deuda estén indexados a indicadores de cumplimiento climático de los países, en una suerte de “a mayor cumplimiento, menor tasa de interés”), entre otras iniciativas favorables a países en desarrollo que propone Azucena Arbeleche, ministra de Economía y Finanzas (MEF).

“Las instituciones multilaterales pueden mover este tipo de herramientas”, afirmó Arbeleche en el foro “Hacia una reestructura financiera global”, organizado por The Brookings Institute -un think tank político-económico sin fines de lucro, de peso internacional- en Washington D.C.

Arbeleche destacó que hay que trabajar más en los nuevos instrumentos financieros, lo que requiere “acción global”, mayor transparencia de las organizaciones, más métricas y “accountability” (compromiso, proactividad) para lograrlo.

Expertos de The Brookings Institute han planteado -haciéndose eco de demandas de diversos países- la propuesta de que los organismos financieros internacionales liberen mejores créditos para acciones de cambio climático, emprendan reformas para que el financiamiento realmente escale, modernicen el cuerpo de sus directores y que logren desarrollar un régimen de impuesto global “más justo y efectivo”.

Asimismo plantean que el Fondo Monetario Internacional (FMI) fortalezca su red de créditos focalizándose en recursos líquidos para mercados emergentes y economías en desarrollo.

Fondo Monetario Internacional (FMI)
Fondo Monetario Internacional.
Foto: AFP

Los organismos en el foco de cuestionamientos son varios. La Organización Mundial del Comercio (OMC), por ejemplo, se ha debilitado por medidas proteccionistas de algunos de sus miembros y por el bloqueo del Órgano de Apelación del Sistema de Solución de Diferencias.

El Banco Mundial (BM), por su parte, anunció en febrero que prepara una “importante reestructuración” de su línea de garantías (para mitigar riesgos y catalizar el financiamiento privado) que incluirá “mayor simplicidad y ampliación del acceso”, según dijo en un comunicado. Esto con el apoyo del Grupo de Expertos del G20 y líderes de empresas.

El objetivo del BM es triplicar la emisión anual de garantías y llevarlas a los US$ 20.000 millones para 2030.

A su vez, los seguros contra riesgos políticos surgieron en este organismo en 2023, como un área clave de interés para el laboratorio para la inversión del sector privado.

“Reaccionar”

Cecilia Rouse, presidenta de The Brookings Institute (quien lideró el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca entre 2021 y 2023) instó a las organizaciones a “reaccionar”, ante las divisiones geopolíticas del mundo y nuevas demandas aceleradas. “Las arquitecturas de gran parte de las instituciones internacionales se crearon hace 80 años, ahora ya no pueden proteger a los países ante los riesgos y amenazas, sobre todo los países en desarrollo”, afirmó, enumerando crisis como la pandemia del covid-19 y las dos guerras en curso.

A su entender, la brecha de los organismos abarca muchos niveles, en especial la conformación de sus directorios y las estructuras de sus préstamos y de sus deudas. “Hay más conciencia de esto en los organismos, pero falta el sentido de urgencia”, advirtió.

Cuotas

Iyabo Masha, directora del G-24 sobre temas de asuntos monetarios internacionales y de desarrollo, puso foco en lo que a su entender es la base de las reformas: las cuotas de los países.

“Hay que revisarlas. Brasil y China son las economías en desarrollo más grandes y sus cuotas no han incrementado. Llegar a acuerdos sobre las cuotas va a cambiar los liderazgos en los organismos. Con las cuotas habrá más diversidad y más representación de los países en desarrollo. La composición de las directivas debe cambiar”, lanzó Masha, agregando que hay que fortalecer también los balances y atraer más capitales a los fondos que manejan los organismos.

De no haber cambios en las cuotas, las soluciones seguirán siendo “segmentadas”, afirmó.

En esa línea, The Brookings Institute también propone que el FMI desvincule las cuotas y contribuciones de los préstamos que se les otorga.

“Se necesitan más voces de los países en desarrollo en las organizaciones financieras internacionales, en especial de los países pobres. Se requiere una agenda común, recursos mejor asignados, y promover más conexiones de los organismos entre sí”, concluyó el colombiano José Antonio Ocampo, profesor de la Universidad de Columbia, Estados Unidos.

Azucena Arbeleche
Azucena Arbeleche, Ministra de Economia y Finanzas.
Foto: Archivo El País
MINISTRA DE ECONOMÍA

Los cinco puntos que propuso Arbeleche para la agenda

La ministra Arbeleche planteó que “este es el momento adecuado de hacer cambios” en el sistema financiero internacional.

En ese línea, la propuesta que planteó en el foro de The Brookings Institute y que también ha ido planteando a autoridades de organismos internacionales en los últimos tiempos, abarca cinco puntos.

Uno de ellos es una mejor representación de los países en desarrollo en los organismos internaciones.

El segundo apunta a una mayor “comunicación real” -dijo- entre los países desarrollados y en desarrollo. De esta manera, entiende que los recursos podrían ser más directamente dirigidos a políticas específicas.

Un tercer punto es que, según la ministra, no debería haber medidas o resoluciones por parte de los organismos internacionales iguales para todos los países en desarrollo, como ocurre habitualmente, dado que estos tienen realidades y necesidades muy distintas entre sí y requieren tratamiento diferencial.

El cuarto punto es desarrollar un marco financiero global con nuevos instrumentos, más ajustados al cumplimiento de indicadores objetivos por parte de los países, o mejor diseñados. Su propuesta es que los nuevos instrumentos sean creados o mejorados entre los distintos actores del sistema.

En relación al punto anterior, Arbeleche mencionó que los asuntos climáticos y sociales deberían ser incorporados en el eje mismo de los organismos internacionales, “como hizo Uruguay”, afirmó, en referencia a que estos fueron incorporados en el Ministerio de Economía y Finanzas. Propuso, además, “puntos de inflexión” para que se pueda lograr dicha incorporación.

Al respecto, El País consultó con Ignacio Munyo, director ejecutivo de Ceres, quien opinó que el cambio más importante que deberían hacer los organismos financieros es resolver “su excesiva burocratización, que les ha hecho perder bastante los objetivos para los que fueron creados”.

Aswath Damodaran, experto internacional en inversiones
Aswath Damodaran, experto internacional en inversiones
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experto en finanzas

“Los países no deberían depender tanto”

Aswath Damodaran, experto en finanzas y profesor de la Universidad de Nueva York, afirmó a El País que los organismos internacionales están debilitados y que muchos países y organizaciones están recurriendo a otro tipo de ayudas. Destacó que la dinámica mundial ha ido integrando nuevos players. Consideró, además, que los países deberían estar más enfocados en sí mismos, es decir, en cómo hacer para desarrollar más sus fortalezas para que crezca el PIB, y procurar no depender tanto de fuentes externas.

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