La frase de Emmanuel Macron de hacer un “nuevo acuerdo” Mercosur-Unión Europea (UE) cayó como un balde de agua fría sobre las expectativas de Uruguay y para aquellos agentes político-económicos que veían que las negociaciones en curso estaban a punto de cerrarse.
“El acuerdo, tal como se negocia actualmente, es muy malo para ustedes y para nosotros. Hagamos uno nuevo”, dijo el presidente de Francia, en un foro económico en San Pablo, el pasado 28 de marzo, fundamentando que el acuerdo no tomaba asuntos de biodiversidad ni ambientales.
Las reacciones a tan lapidarias declaraciones fueron dispares. Hay quienes ven en ellas una daga que mata 20 años de negociaciones, otros opinan que lo que busca Macron es ganar tiempo en su pulseada con los productores agrícolas franceses que lo acorralan, y no falta quienes afirman que otros líderes de la UE impulsan el acuerdo en marcha y que Macron no tiene la última palabra.
También, en este contexto adverso, han surgido propuestas sobre cómo podría ser el nuevo acuerdo tras un eventual “borrón y cuenta nueva”.
Por lo pronto, otros representantes de la UE han emitido mensajes positivos últimamente para que los ánimos no decaigan, aunque es muy difícil que esto ocurra, en especial considerando que el bloque europeo está más enfocado ahora en otros temas, como el impacto que reciben de las guerras de Ucrania-Rusia e Israel-Hamás.
“Las declaraciones de Macron sobre el acuerdo UE-Mercosur son una sorpresa y disparan la falta de credibilidad. ¿Cómo es posible que después de más de 20 años de negociaciones, Macron diga que no es correcto lo que se ha hecho, cuando hay un texto cerrado en 2019 y sobre él se empezaron a renegociar los temas ambientales? ¿Ahora dice que el acuerdo es malo y que hay que arrancar de cero?”, se preguntó Ignacio Bartesaghi, director del Departamento de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), en diálogo con El País.
Desde su óptica, las declaraciones de Macron no despertaron las reacciones en la política uruguaya que el caso merecía, lo que podría reflejar el deterioro al que ha sucumbido el tema y a un entorno preelectoral en el país que desvía la atención.
Sin embargo, el experto en comercio opina que ésta es una oportunidad para que Uruguay le reclame al mandatario de Brasil, Lula da Silva, que cumpla su compromiso de procurar cerrar el acuerdo, tal como se lo manifestó al presidente de la República Lacalle Pou, en una visita a este país el año pasado.
“Lo que pasa es que ni Macron, con algunos grupos de la UE, ni Lula, quisieron realmente este acuerdo. Lula se ha mostrado contradictorio, porque ha dicho que estaba a favor y luego pateó el tablero de negociaciones. No me extraña que las declaraciones de Macron hayan sido en Brasil”, afirmó Bartesaghi.
El economista Ignacio Munyo, director ejecutivo del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social, reconoce la gravedad del “parado” que hizo Macron, pero prefiere mirar hacia adelante con relativo optimismo. “Un nuevo acuerdo no significa que se tomarán otros 20 años para negociar. Hay un tema de urgencia que se debe respetar. Habría que avanzar a una velocidad totalmente distinta a la de hasta ahora”, afirmó Munyo.
Nuevo acuerdo
Según Munyo, lo importante para Uruguay es procurar que un nuevo acuerdo o cambio en el que ya se avanza, mejore su inserción en el mercado europeo, sin arrastrar los problemas medioambientales de Argentina y Brasil.
“Uruguay puede plantear que cada producto que vaya alcanzando los estándares de cuidado ambiental establecidos, pueda ingresar a la UE. En el acuerdo actual se establecen años fijos para cada producto, pero sería mejor que los plazos no fueran arbitrarios, sino más unidos al cumplimiento de metas ambientales. Así se agrega, en cada desgravación de producto, el ingrediente de diversidad y ambiental que dice Macron. Esto no necesariamente podría aplicar a países, sino a empresas”, propuso Munyo.
El acuerdo manejado hasta ahora plantea plazos —en años— de ingreso de cada producto.
Por ejemplo, una vez ratificado, hay que esperar cinco años para que aumente la cuota de la carne, o 10 años en el caso de la leche. También hay productos que entrarían en forma automática. “Tenemos la oportunidad de que no sean años fijos para todo el Mercosur, sino cuando se alcancen los estándares ambientales”, prosiguió el economista.
De acuerdo a su exposición, los plazos que se establecieron en el acuerdo (que ahora se quiere mejorar), respondieron a “añales de reuniones y discusiones, cuidando los intereses proteccionistas de los sectores productores”, y no están centrados en el medio ambiente. “Ahí se puede hacer una mejora”, apuntó.
Si este tipo de propuesta se incluyera, Uruguay podría acceder al mercado europeo antes que Argentina y Brasil, ya que en los hechos cumple con todos, o casi todos, los estándares de producción de la UE.
“Macron lanzó sus comentarios, en gran parte porque le gusta tener liderazgo y ser el padre de un nuevo acuerdo, pero acá hay autoridades de la UE que se van a elegir a la brevedad y habrá otro Parlamento europeo, con nuevas posiciones”, concluyó Munyo.
Posición de Argentina: defensas al acuerdo actual
La canciller de Argentina, Diana Mondino, dijo que las negociaciones del acuerdo comercial entre los países del Mercosur siguen avanzando pese a las “incomprensiones de las políticas agropecuarias latinoamericana y europea”.
“El tratado ya casi sí, y todavía no”, apuntó en un acto en Córdoba, el viernes. “El tema es que somos muchos los que tenemos que ceder algo para que al otro no le vaya mal”, dijo. Entre las “incomprensiones”, citó la Política Agrícola Común (PAC) de la UE y reconoció las preocupaciones de “muchísimos agricultores europeos” que consideran que este instrumento regulador comunitario está “en peligro” por el acuerdo con el Mercosur. “Está en peligro porque ellos también tienen un déficit”, añadió.
“Se han generado mitos, como sobre el Amazonas, que son unas exageraciones”, apuntó, en alusión a una de las principales reticencias a la firma del acuerdo por parte de Europa: la denuncia sobre deforestación en Amazonía.
“La responsabilidad la tuvimos todos”, aseguró Mondino tras ser preguntada por el rol de Francia en el retraso de la firma del acuerdo.
Sobre las declaraciones de Macron en contra del acuerdo negociado en 2019 por considerarlo “obsoleto”, la Comisión Europea ha insistido en su voluntad de mantener su “compromiso constructivo con el objetivo de llevar el acuerdo a una conclusión exitosa lo antes posible”. EFE