¿Cómo viene la recuperación de Argentina, uno de los países relevantes para Uruguay?

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Argentina durante la pandemia. Foto: La Nación | GDA

ANÁLISIS

La economía argentina se desplomó el año pasado casi 10%, ¿cuáles son las perspectivas para este año y el próximo? ¿Qué planes lleva adelante el gobierno de Alberto Fernández?

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Tras el desplome del 9,9% del Producto Interno Bruto (PIB) registrado en 2020, la economía argentina recuperará este año parte de lo perdido. La flexibilización de las restricciones dirigidas a frenar el avance del COVID-19 y la gradual reapertura de actividades, sumado a la baja base de comparación estadística con el año pasado, prometen impulsar un alza del PIB del 6,3% en 2021, según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), un estudio del Banco Central que recopila las estimaciones de analistas y consultoras. No obstante, ese impulso podría agotarse rápido si el gobierno de Alberto Fernández no logra recrear la confianza sobre el futuro de la economía argentina.

“El PIB recuperará alrededor del 60% de lo que perdió el año pasado. Hasta enero, hubo un rebote de la actividad económica por la reapertura de actividades, pero ya en los últimos meses se nota que le cuesta mantener ese ritmo”, dijo a El País Matías Rajnerman, economista jefe de la consultora Ecolatina, en Buenos Aires.

“Mientras el año pasado economías como la de Uruguay financiaron con deuda el aumento del gasto público para atender los efectos de la pandemia, Argentina lo hizo con emisión monetaria. En los últimos meses se viene pagando la factura de esa emisión con mayor inflación y caída del poder adquisitivo”, explicó Rajnerman.

Luego de haber tocado piso en abril de 2020 -mes en que las restricciones a la movilidad y circulación de personas fueron muy estrictas en Argentina-, la economía empezó una paulatina recuperación al ritmo de la lenta apertura de actividades. Con eso, la economía fue exhibiendo mejoras contra el mes anterior entre mayo de 2020 y enero de este año.
Sin embargo, a partir de febrero el nivel de actividad no solo dejó de crecer, sino que inició una tendencia declinante. Abril fue el tercer mes consecutivo que registró caídas del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), un indicador que permite anticipar las tasas de variación del PIB.

Aunque todavía no hay datos oficiales, todo indica que en mayo continuó el descenso ante las restricciones que impuso el gobierno argentino durante ese mes para enfrentar la segunda ola del coronavirus. De hecho, en mayo la industria registró una caída del 5% con respecto a abril, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

“Agotado el rebote por la reapertura de actividades, la economía argentina volvió a encontrarse con su techo. Hay una gran dificultad para pasar del rebote a un crecimiento genuino porque las expectativas siguen muy deterioradas y la demanda de dinero es muy débil”, dijo a El País Martín Vauthier, economista de la consultora Anker Latinoamérica, en Buenos Aires.

Alberto Fernández en cumbre con el mandatario español, Pedro Sánchez. Foto: Captura de video
Alberto Fernández: el presidente argentino apuesta por mejorar los ingresos de la población previó a las elecciones legislativas. Foto: Captura de video

El plan electoral de Alberto Fernández

El avance del plan de vacunación contra el coronavirus -al 14 de julio el 45,4% de la población había recibido una dosis y el 11,3%, dos- sumado a la desaceleración en la curva de contagios viene jugando a favor de una mayor reapertura de actividades desde comienzos de junio.

La flexibilización de las restricciones para rubros comerciales como el gastronómico y el hotelero, dos de los que más sufrieron desde el inicio de la pandemia, promete dar oxígeno a la recuperación en los próximos meses, más aún con el impulso de las vacaciones de invierno.

A eso se agregan los estímulos al consumo que el gobierno de Alberto Fernández viene lanzando con el objetivo que el rebote económico se sienta efectivamente en los bolsillos antes de las elecciones primarias del 12 del septiembre y de las generales del 14 de noviembre, en las que se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado.

El gobierno argentino está dando vía libre a la reapertura de las negociaciones paritarias para llevar este año los incrementos salariales de los trabajadores formales a niveles superiores al 40%, en línea con la inflación estimada. A eso se sumarán bonos extra para beneficiarios de planes sociales y de las jubilaciones mínimas.

En tanto, la clase media asalariada que percibe sueldos brutos de hasta 150.000 pesos argentinos (unos US$ 1.500 al tipo de cambio oficial) dejó de tributar el Impuesto a las Ganancias desde junio pasado.

Aun con esos anabólicos al consumo, todo indica que el crecimiento de la economía argentina proyectado para este año responderá casi en su totalidad a un mero efecto estadístico. “Si la economía se quedara durante todo el año en el mismo nivel que en diciembre de 2020, el alza del PIB ya sería del 6%. Con lo cual el crecimiento proyectado para este año reflejará un arrastre estadístico y no se va a notar en la calle. Más allá de que este año veamos algunos meses de caída y otros de crecimiento, proyectamos, en promedio, un estancamiento”, dijo Vauthier.

Además, los economistas advierten que esa estrategia de apuntalar el consumo, puede tener el riesgo colateral de alterar la frágil tregua cambiaria sostenida desde fines del año pasado.

“Aún si el gobierno lograra dinamizar el consumo, será algo muy acotado. Estamos ante una inflación desatada en torno al 50% anual, con peligro de aceleración, y eso atenta contra un aumento del consumo más potente”, había dicho a El País en junio el economista Ariel Coremberg, director del Centro de Estudios de la Productividad-ARKLEMS, en Buenos Aires.

¿Qué esperar de la economía argentina para 2022?
Las claves tras la recuperación
Foto: Pixabay

Ya sin el efecto estadístico de este año, las proyecciones indican que el envión de la economía argentina seguirá perdiendo fuerza. El último Relevamiento de Expectativas de Mercado estima una expansión del PIB del 2,5% tanto para 2022 como para 2023.

“En un escenario optimista, la economía argentina recuperaría toda la pérdida del año pasado recién en 2023 y en uno más lógico, en 2024. Proyectamos que después de las elecciones parlamentarias habrá alguna corrección o una suba más acelerada en el tipo de cambio, lo que va a jugar en contra de la apuesta dirigida a impulsar el consumo”, dijo Rajnerman.

La estrategia de fomentar la demanda, que incluye un semi-congelamiento de las tarifas de servicios públicos y atraso de la variación del dólar oficial frente a la inflación, conlleva el riesgo de ir acumulando cada vez más distorsiones en la economía.

“El plan electoral que pasa por poner pesos en el bolsillo de la gente está sujeto a que el dólar se mantenga controlado. Pero cada vez que se el gobierno lanza medidas para poner más plata en la calle se arriesga a que haya una mayor presión sobre los dólares paralelos y la inflación. En ese contexto, mientras Argentina no logre revertir expectativas y reducir la incertidumbre, será muy difícil que la economía pueda pasar de la recuperación al crecimiento genuino”, dijo Vauthier.

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