CONSTRUCCIÓN
Mientras el gobierno afirma que hay un "récord" en inversión en el sector, los empresarios afirman que está en "niveles mínimos históricos".
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"Este año será récord histórico en inversión pública. Ahí ya tenemos la parte que se nos reclamaba”, dijo el presidente de la República, Luis Lacalle Pou este 18 de mayo al inaugurar la undécima edición de la Feria de la Construcción.
La afirmación —quetambién ha sido defendida por los Ministerios de Economía y Finanzas (MEF) y de Transporte y Obras Públicas (MTOP)— genera una contradicción con lo que afirman economistas, empresarios y trabajadores de la construcción, quienes advierten que la inversión pública está en niveles mínimos históricos.
¿Cuáles son las cifras actuales del sector? ¿Por qué el gobierno habla de récord en inversión y los empresarios de niveles mínimos?
La construcción —junto con las agroindustrias— fue la queamortiguó la crisisde la pandemia del covid-19 en 2020 y una de las que lideró la recuperación económica el año pasado. Aunque todavía sigue levemente por debajo de los picos que el sector alcanzó en 2012, la tasa de inversión logró recuperarse de la caída sufrida en los años 2017 a 2019, según las cifras del Centro de Estudios Económicos de la Industria de la Construcción (Ceeic).
¿Cómo se logró eso?Principalmente por el “fuerte empuje” de la construcción de la segunda planta de celulosa de UPM y las obras asociadas al proyecto (Ferrocarril Central, puentes, obras viales), así como por las obras de vivienda y las de gran dimensión económica, explicó a El País el presidente del Ceeic, el economista Alfonso Capurro.
La inversión pública tradicional alcanzó en 2021 a 2% del Producto Interno Bruto.
“Este ciclo de inversión no es necesariamente por la ejecución de obra pública tradicional, la cual está en mínimos históricos”, indicó el economista.
De acuerdo con los datos del Ceeic, la inversión pública tradicional —aquella que se paga con fondos presupuestales— alcanzó en 2021 a 2% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que la ubica en una de las más bajas de la historia.
“Esto quiere decir que el espacio presupuestal para hacer obras públicas es reducido y eso no debería sorprendernos porque era parte de la estrategia fiscal del gobierno”, afirmó Capurro.
Una ecuación económica que "se reventó"
El vicepresidente comercial y de operaciones de Saceem, Alejandro Ruibal dijo a El País que debido a la “alta inflación” que enfrenta el sector de la construcción, a los empresarios actualmente les “cuesta muchísimo dar precios y gestionar contratos porque estamos en un momento en que no sabemos cuánto cuestan las cosas”.
En ese sentido, dijo que los precios de los insumos aumentaron, así como también los salarios y la situación “empeora” por la baja que ha tenido el dólar. “El descontrol que se ha provocado en las variables de las obras condiciona el dinamismo. Las empresas estamos obligadas a plantearles a clientes que algunos contratos están en disrupción. Hoy la ecuación económica se reventó”, indicó Ruibal
¿Por qué entonces el gobierno habla de récord?
De acuerdo con el economista, si bien es cierto que la inversión pública está en mínimos históricos, esa afirmación “vale como una generalidad”, pero no se corresponde con la realidad de todas las obras y las unidades ejecutoras del Estado.
“Dentro de la obra pública hay distintas realidades”, afirmó Capurro. Estas varían en función de cómo se financian las obras y según la heterogeneidad de las distintas unidades ejecutoras.
“Hay algunas que efectivamente están invirtiendo en mínimos históricos, pero hay otras que si bien están ejecutando pocos fondos presupuestales, están llevando adelante muchas obras con financiamiento privado: la vialidad es un caso y es la excepción”, explicó el presidente del Ceeic.
Es principalmente por estas obras que el gobierno habla de récord. Es que si se logra ejecutar el programa de inversión pública en vialidad (se proyectan unos US$ 2.600 millones para este período de gobierno), “va a ser el quinquenio récord en términos de inversión”, pese a las restricciones presupuestales, indicó Capurro.
Desde el Ceeic advierten que hay “un riesgo de contracción moderada” para 2023 y 2024
Gran parte de esas obras se realizarían con fondos privados o con recursos que no forman parte de la contabilidad tradicional de las autoridades, como a través de la Corporación Vial del Uruguay (CVU), mediante proyectos de Participación Público-Privada (PPP) o Contratos de Rehabilitación y Mantenimiento (Crema), por lo que no figuran como inversión pública tradicional.
El riesgo de contracción y los tres retos clave
Desde fines del año pasado, la Cámara de la Construcción (CCU) y el Ceeic, visualizan señales de enfriamiento del sector y advierten que hay “un riesgo de contracción moderada” para 2023 y 2024.
Según Capurro, hay tres desafíos de corto plazo que sumados al fin de las obras de UPM “hacen flaquear a la inversión”. Las amenazas son: el riesgo de recesión internacional; las restricciones de oferta de suministros y la inflación de costos; y la falta de espacio presupuestal que llevan a que la inversión pública se consolide en mínimos históricos.
Desde el gobierno confían, sin embargo, en que se sigue potenciando la inversión privada y apuestan a la concreción de proyectos como el del dique Mauá, la planta potabilizadora de agua en Arazatí, la disposición final de residuos, la obra de saneamiento para más de 50 pequeñas ciudades, así como los planes de vivienda recientemente anunciados.
“En el gobierno hay expectativas de que estamos ante un proceso de recomposición de la inversión privada. Sí tenemos un conjunto de proyectos de iniciativa privada en áreas estratégicas, que si bien avanzan, lo hacen en forma lenta”, concluyó Capurro.
"El miedo a invertir y a arriesgar"
De acuerdo con Ruibal, actualmente “no estamos teniendo ni idea” sobre cómo manejar las variables de los contratos de obras.
“Ese es un problema grande porque genera incertidumbre y miedo y por tanto, uno arriesga menos. Al hacer una oferta (para proyectar una obra) uno se tiene que cubrir de esos riesgos entonces a los inversores también le suben los precios y no invierten, esperan. Eso es enfriamiento de la economía. Al no generar estabilidad en los precios es más difícil invertir y tomar una decisión. Todo este descalabro va a pegar en la actividad. Aunque Uruguay todavía se defiende y es visto como una buena plaza, ese es un problema que la industria ya está teniendo hoy”, indicó.
De acuerdo con el vicepresidente comercial y de operaciones de Saceem, Alejandro Ruibal, la inversión publica, a excepción de las obras de vialidad “viene bastante resentida” y dijo que “es lo que tendría que empezar a empujar en los próximos dos años”.
En relación a las expectativas del gobierno respecto a reactivar el sector con algunos proyectos como el de Arazatí, las obras de saneamiento, los planes de vivienda y erradicación de asentamientos, Ruibal dijo que espera “que eso sea así”. Además, señaló que para que el gobierno concrete esos planes, las autoridades “tienen que apurar la definiciones porque todos esos proyectos que requieren financiamiento, llevan tiempo”.
De acuerdo con Ruibal, “la llave la tiene el gobierno” en términos de “agilizar la puesta en marcha de esas inversiones”, dado que “está claro” que por el lado del presupuesto “no va a ser”.
En relación a la falta de recursos públicos destinados al sector, el empresario dijo que si bien entiende las restricciones fiscales del gobierno para evitar la inflación, dijo que “tampoco se puede achicar el déficit fiscal y no invertir más”. Según Ruibal, eso generaría un “achique” de la economía uruguaya, por lo que recomendó buscar un punto de equilibrio.
“Esa es la tarea del gobierno y sobre todo, apuntar a iniciativas creativas y usar todos los instrumentos de financiamiento disponibles, no hay que restringir ninguno”, afirmó.
El "vacío" que genera el fin de las obras de UPM
El presidente del Ceeic, Alfonso Capurro señaló que el fin de las obras de la segunda planta de UPM será en 2023 y planteó que eso genera una “interrogante” sobre cómo seguirá el sector hacia adelante.
“Entre la obra de UPM, del Ferrocarril Central y el resto de las obras asociadas probablemente estamos hablando de algo más de 10.000 empleos vinculados, con lo cual hacia fines de 2023 habrá 10.000 empleos en riesgo, es un vacío grande que genera el fin de UPM”, dijo el economista.
En la misma línea, el secretario del Sindicato Único de la Construcción (Sunca), Daniel Diverio había dicho a El País que “si no hay una fuerte inversión pública” va a haber una “caída importante” de los puestos de trabajo debido al fin de las obras de UPM.