La Unión Europea tiene un plan b por si fracasa el acuerdo con el Mercosur: ¿en qué consiste?

La Unión Europea piensa que Brasil quiere evitar la categoría de "riesgo alto".

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Mercosur

Fabiana Culshaw/ Bruselas

El acuerdo Unión Europea (UE)-Mercosur fracasa o se posterga nuevamente este año, la UE tiene un plan B. El bloque europeo está expectante a que Brasil responda sobre el documento adicional (con las exigencias ambientales) que entregó en marzo pasado, y sigue maximizando esfuerzos diplomáticos de última hora ante Itamaraty (la Cancillería brasileña) para que el acuerdo se concrete. Ese es el plan A de la UE.

Pero, si el plan A falla, se pondrá en práctica el plan B: avanzar en acuerdos bilaterales con cada país del Mercosur en forma individual.

En primera instancia, los acuerdos serían en el frente político, pero con las partes firmantes atentas a que se abran espacios para el comercio dentro del bloque sudamericano.

Funcionarios de Relaciones Exteriores de la UE plantearon esta posición ante un reducido grupo de periodistas de Uruguay (entre los que estaba El País) y Argentina que fueron invitados a la sede del organismo en Bruselas.

Consultados sobre si piensan que Uruguay realmente podría avanzar con acuerdos bilaterales con la UE (considerando que Argentina se opuso a las negociaciones que este país emprendió con China en su momento), respondieron que la posibilidad sí existe. Esto en el entendido de que, probablemente, la propia Argentina esté interesada en activar un acuerdo bilateral con la UE y al hacerlo, abriría tácitamente el camino para que Uruguay haga lo mismo.

Cabe aclarar que la parte política de los acuerdos bilaterales (que incluyen intercambios de información, investigación, apoyos, visiones compartidas en temas estratégicos) no presenta ningún problema ya que las reglas del Mercosur lo permiten, pero no la parte comercial de los mismos.

La UE ya tiene un acuerdo de cooperación comercial con Argentina y otro con Uruguay, que datan de 1990 y 1992 respectivamente, pero son limitados y responden a otra época. En Uruguay, concretamente, existe voluntad por parte del gobierno de que se actualice ese acuerdo, según las fuentes europeas.

¿Cuál sería el plan B de la UE, entonces? Proponer la actualización de los acuerdos bilaterales de cooperación, sobre todo en tres frentes: migratorio, ciberseguridad y protección de datos, y “a lo mejor poner algo de componentes comerciales”, ya que no se puede por disposiciones internas del Mercosur, pero podría darse algún tipo de flexibilización en el bloque, dijo la fuente.

Esto significa que, de fracasar la concreción del acuerdo y ante la evidencia de la inoperancia del Mercosur, es probable que la presión por cambiarlo sea tan grande o inevitable, que llevaría a que sus socios acepten que se abran nuevos espacios de negociación con terceros fuera del bloque.

Mercosur y Unión Europea.
Mercosur y Unión Europea.
Foto: Archivo
Herramientas que Uruguay “no aprovecha”: Bella y BEI

La Unión Europea pone a disposición o informa -según sea el caso- de herramientas que pueden ser aprovechadas en América Latina, en su afán por estrechar lazos con esta región y para que las empresas europeas con presencia en este territorio se beneficien del resultado de estas opciones.

En ese marco, hay dos herramientas que son atractivas para muchos países, ante las que Uruguay, por lo menos hasta ahora, no ha mostrado interés, según la UE: por un lado, el programa de interconectividad Bella, y por otro, el Banco Europeo de Inversiones (BEI).

El programa Bella consiste en un sistema de cables submarinos que conectará Europa y América Latina, con alta capacidad y baja latencia, lo que es especialmente útil para el uso intensivo de datos en la investigación y la educación, entre otras áreas.

El consorcio privado EllaLink anunció que los centros de datos de Madrid, Lisboa y Sines están conectados directamente a Fortaleza, Río de Janeiro y São Paulo, entre otros puntos de contacto. Bella incluye unas once redes europeas y latinoamericanas de investigación y educación de Alemania, Portugal, Italia, España, Francia, Ecuador, Colombia, Chile y Brasil, y está dirigido por RedClaraen (red sudamericana) y Geant (red paneuropea).

De acuerdo con fuentes de la UE, en el caso de Uruguay, solo tendría que sumarse a esa conectividad a través de un sencillo procedimiento técnico, y la embajada de Uruguay en Bélgica desarrolla gestiones en esa línea.

En cuanto al Banco Europeo de Inversiones, funciona prácticamente como un banco de desarrollo. A través de esa institución, la UE ha apalancado proyectos de inversión en América Latina y continuará en esa línea.

¿Por qué Uruguay no ha manifestado interés por el BEI? “Eso hay que preguntarle a Uruguay. Lo que nosotros vemos es que parece tener preferencia por las instituciones crediticas estadounidenses”, dijo la fuente en la UE, en anonimato.

TÁCTICA DE BRASIL. El documento adicional –también llamado side letter- se ha transformado en un problema, dado que Brasil ha saltado en su contra al afirmar que la UE modificó las reglas de juego.

“Notamos un endurecimiento por parte de Brasil, estamos impacientes por la respuesta”, dijo otra fuente de Relaciones Exteriores de la UE. Pero para el bloque europeo, lo que Lula busca en este momento, con este “hacerse esperar” en su respuesta, es negociar mejor.

Según la UE, Lula y su gobierno –avezados negociadores- estarían buscando que el bloque europeo no coloque a Brasil en la “categoría de alto riesgo” en sus clasificaciones internas, dado que en tal caso, los mecanismos de control y monitoreo por parte de la División de Ambiente y otros organismos europeos serían mayores, al ponerse en práctica el acuerdo.

Otro tema que la UE se ve venir es que Lula intenta proteger el sector industrial de Brasil (por eso el planteo que realizó sobre las compras públicas), estando la parte del sector agrícola más resuelta.

La UE reconoce que el gobierno de Lula se encaminó con fuertes medidas a favor del ambiente y en contra de la deforestación en su país, pero quiere garantías claras que esa línea no se modificará ante un eventual cambio en la presidencia de Brasil en el futuro. El expresidente Jair Bolsonaro es visto como “tóxico” -así fueron las palabras que emplearon representantes de la UE- y en Europa no están dispuestos a que se pierdan los logros ambientales que probablemente se alcancen en este período de Lula.

Por su parte, Uruguay ya ha respondido que acepta el planteo de la UE y Paraguay también. Un alto funcionario de Relaciones Exteriores de la UE, afirmó: “Uruguay siempre dice ‘nosotros firmamos mañana’. Ese es el mantra de Uruguay”.

Argentina puso un par de condiciones: evitar las asimetrías y un paquete de cooperación con las pymes argentinas por parte de la UE para actualización tecnológica, previendo que algunas empresas podrían salir perjudicadas con el acuerdo. Es decir, Argentina valora las ventajas del acuerdo UE-Mercosur, pero reconoce que igual habrá pymes que estarán en desventaja para competir cuando entren productos europeos a los países del Mercosur. La UE aceptó las condiciones de Argentina.

La UE pensaba que Brasil entregaría su respuesta sobre el documento adicional antes de la reunión UE-Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que se llevará a cabo a mediados de julio, pero a menos de un mes del evento, aún no se dado.

El "pacto verde" que dio origen a la "side letter"

La Unión Europea, en el marco del “Pacto Verde”, comenzará a exigir que los procesos de los productos que ingresen a los países de ese bloque, cumplan determinados requisitos ambientales, sociales y de derechos humanos. Por ejemplo, no podrán ingresar aquellos productos que provengan de bosques o selvas deforestadas, o que impliquen mano de obra infantil, etcétera.

Respondiendo a ese pacto de relativamente reciente aprobaciòn, la UE decidió agregar la side letter para el Mercosur.

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