INFORME
Un informe de la Dirección General Impositiva identificó la presión tributaria de los impuestos que recauda el organismo y destacó lo ocurrido con el IRPF.
La presión impositiva -de los tributos que recauda la Dirección General Impositiva (DGI)- se estabilizó tras cuatro años seguidos de aumento y sigue en el máximo, al menos desde el retorno a la democracia, según los datos del Boletín Estadístico 2019 del organismo divulgado recientemente y otros boletines previos. De todas maneras, la presión impositiva sobre el sector privado (empresas y familias) volvió a incrementarse por quinto año consecutivo en 2019.
En 2017 y tras un ajuste fiscal que implicó subir tasas del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y del Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social (IASS), reducir deducciones de ambos y modificaciones en el Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (IRAE), la presión impositiva se había elevado al 20,6% del Producto Interno Bruto (PIB), desde el 19,4% del PIB en 2016. En 2018 esa presión volvió a aumentar hasta 20,9% del PIB según los datos de DGI y en 2019 volvió a ubicarse en 20,9% del PIB, un máximo desde que existen registros (1985).
“Se observa una relativa estabilidad en la relación entre la recaudación bruta y el PIB en el entorno al 19%, manteniéndose en 20,9 % en los últimos dos años. La evolución de las empresas públicas, muestra una caída en el último año debido fundamentalmente a una disminución de la recaudación del IRAE y en menor medida del IVA interno de dichas empresas. Por su parte, la recaudación originada en el sector privado ha sido creciente en casi todos los años observados, en particular en el último año”, señaló el informe oficial.
Empresas privadas y familias explicaron 18% del PIB de la recaudación de 2018, frente al 17,8% del Producto del año previo. En 2008 la presión fiscal sobre el sector privado era 15,4% del PIB.
En tanto, la recaudación del sector público explicaba 3,9% del PIB en 2008, llegó a bajar hasta 2,3% del Producto en 2014 y subió a 3,1% del PIB en 2018, para bajar a 2,9% del Producto en 2019, según los datos de DGI.
Al mirar la recaudación neta (impuestos menos devoluciones de tributos), “puede advertirse, en el último año, una caída de la presión neta total de impuestos administrados por DGI en contraposición a los incrementos observados en años recientes. Se observa una relativa estabilidad en este ratio en el entorno de 18% en promedio en el período observado”, indicó el organismo.
La presión neta de impuestos fue de 18,6% del PIB en 2019, frente a 18,8% del Producto en 2018, 18,5% del PIB en 2017 y 17,6% del Producto en 2016.
“Por su parte, la presión neta de las empresas pública, muestra una caída en el último año. Finalmente, la correspondiente al sector privado muestra una evolución ligeramente creciente en el período analizado, sin embargo se estabiliza en 15,8% en los últimos dos años”, indicó el informe.
El mayor aporte a los ingresos de Impositiva, sigue proviniendo de los tributos al consumo. “Los impuestos al consumo representaron 55,0% de la recaudación total de la DGI en 2019. De estos impuestos, la mayor parte corresponde al IVA (45,5%) y el restante 9,5% corresponde al Imesi”, explicó el organismo.
“Se observa una relativa estabilidad en la relación entre la recaudación de impuestos al consumo y el PIB en el entorno a 11,7%, mostrando un leve incremento del ratio en el último año (fue 11,5% en 2019 y había sido 11,4% en 2018 y 11,6% en 2017, cuando en 2008 era 12,4%).
“La recaudación de impuestos al consumo proveniente del sector privado en relación al PIB muestra una evolución estable a lo largo de todo el período, con un leve incremento en el último año, situándose en 2019 en 9,5% del PIB. Por su parte, la correspondiente a empresas públicas muestra caídas sucesivas hasta el año 2014, estabilizándose en los últimos años”, añadió.
“La recaudación del IVA expresada en porcentaje del PIB muestra un aumento en el último año (9,5% frente a 9,4% de 2018), atribuible a un incremento en la recaudación proveniente del sector privado. En el último año el IVA mostró una variación en términos constantes de 0,9%, por encima de la registrada en el total de la actividad económica (+0,2%) y del gasto de consumo final, que en términos reales aumentó 0,5% respecto a 2018”, indicó el organismo.
“Este crecimiento es resultado de la variación positiva experimentada por el IVA interno en términos reales de 1,3% y del IVA importación de 0,1%”, agregó.
En tanto, “la recaudación total del Imesi se mantiene en el último año en relación al PIB (situándose en 2%). Este comportamiento se debe a una caída en los principales rubros de este impuesto correspondientes al sector privado, mientras que las empresas públicas registran un crecimiento en el último año”, señaló el informe.
Presión en el IRAE y los impuestos a la propiedad
“En la evolución del IRAE respecto al PIB se observa un crecimiento sostenido desde el año 2014 hasta el 2018, con una caída en el último año de la serie. Dicha caída se debe principalmente al desempeño de las empresas públicas que pasaron de 0,7% a 0,5% del PIB en el año 2019”, expresó el reporte. En el año 2018, el peso de este impuesto sobre el PIB fue el mayor del período (2008-2019) con 3,1% y en 2019 bajó a 2,9% del Producto.
En tanto, “los impuestos a la propiedad representan en 2019 6,4% de la recaudación total de la DGI. De estos, la mayor parte corresponde al Impuesto al Patrimonio (5,1%), el 0,8% corresponde al Impuesto de Enseñanza Primaria, 0,4% corresponde al Impuesto a las Transmisiones Patrimoniales, y el restante 0,1% al Impuesto al Control de las Sociedades Anónimas (Icosa)”, indicó. “Se observa estabilidad de estos impuestos como porcentaje del PIB, tanto por parte del sector privado (0,9%) como de las empresas públicas (0,3%)”, señaló.
“Los impuestos a la renta representaron en 2019 el 37,6% de la recaudación total de la DGI. La mayor parte de estos impuestos corresponde a los impuestos a las rentas personales (IRPF e IASS) con 21,7% de la recaudación total, seguido por el IRAE con 14%, el Impuesto a la Renta de No Residentes (IRNR) con 1,5% y por último, el Impuesto a la Enajenación de Bienes Agropecuario (Imeba) con 0,5%”, indicó la DGI.
“Se observa un crecimiento de la recaudación de estos impuestos en los últimos seis años, estabilizándose levemente a la baja en el último año”, afirmó el organismo.
La presión de los impuestos a la renta alcanzó al 7,8% del PIB (había sido 7,9% del Producto en 2018 y 7,6% en 2017). La diferencia es mayor al comparar con 2016, previo al ajuste fiscal, cuando la presión de los tributos a la renta era de 6,6% del Producto. En 2008 (el primer año completo tras la reforma tributaria) la presión de los impuestos a la renta era de 6,4% del PIB.
En el caso del IRPF, la presión pasó de 2% del PIB en 2008 (primer año completo de aplicación) a 3,9% del PIB en 2018 y en 2019.
“Se observa una tendencia creciente desde el año 2009, en la recaudación correspondiente a la categoría II (rentas de trabajo), situándose en el último año en 3,4% del PIB (en 2008 era 1,8% del Producto). Por su parte, se mantuvo estable la categoría I (rentas del capital), en relación al PIB respecto a 2018, situándose en 0,5% para el año 2019”, explicó el organismo.
“Respecto de la participación del impuesto en la recaudación total de DGI, se advierte un crecimiento desde sus inicios hasta el último año, habiendo pasado de un 10,6% en 2008 a un 18,7% en 2019”, indicó.
“El motor de este incremento viene dado mayormente por las rentas de trabajo, acompañado por un crecimiento en los salarios y otros ingresos, el hecho de que las Bases de Prestaciones y Contribuciones (BPC) se incrementan por variaciones observadas en el Índice de Precios del Consumo (indicador que muestra una dinámica de crecimiento por debajo del Índice Medio de Salarios); resultados que determinan un crecimiento más que proporcional en la recaudación de este impuesto debido a su estructura de tasas progresivas”, explicó el informe.