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¿Cuál fue el impacto de la inclusión financiera en los uruguayos? Los datos de un estudio

La investigación encontró que “la influencia de variables como ingreso, género y raza en la probabilidad de poseer una tarjeta de débito se debilitó significativamente”.

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Pago con tarjeta en POS
Pago con tarjeta en POS.
Foto: Canva

A lo largo de los últimos años, Uruguay se ha posicionado como uno de los países con mejores entornos para la inclusión financiera. Esto, debido principalmente a la aprobación de la ley homónima implementada en el año 2014, a través de la cual el Estado uruguayo promovió un mayor acceso a algunos productos financieros básicos e impulsó una reforma del sistema de pagos.

¿Cómo impactó la ley en los hogares uruguayos? ¿Cuánto cambió el acceso a las tarjetas de débito y crédito? ¿Quiénes se vieron más afectados?

Un estudio realizado por el Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales (Decon-FCS) de Uruguay, analizó el acceso a las tarjetas de débito y crédito y evaluó los cambios de tendencia durante el período comprendido entre los años 2012 y 2017. Para hacerlo, utilizó los datos de la Encuesta Financiera de los Hogares Uruguayos y del conjunto de datos Global Findex del Banco Mundial.

La investigación -denominada “Tenencias de tarjetas de débito y crédito: efectos de la Ley de Inclusión Financiera de Uruguay”-, encontró que el acceso a las tarjetas de débito aumentó “drásticamente durante el período” analizado y que “la influencia de variables como ingreso, género y raza en la probabilidad de poseer una tarjeta de débito se debilitó significativamente”.

Asimismo, entre los principales hallazgos, el estudio constató que con la implementación de la ley de inclusión financiera, “la brecha racial en la posesión de tarjetas de débito desapareció” en el año 2017, mientras que se redujo la brecha de género.

En tanto, en lo que refiere al acceso a tarjetas de crédito, se mantuvo constante durante todo el período analizado, siendo los ingresos y la educación dos factores influyentes sobre la probabilidad de tener una tarjeta de crédito.

El estudio -realizado por las investigadoras Cecilia Olivieri, Romina Quagliotti y Graciela Sanroman- recientemente publicado, encontró que, en el período analizado, “la proporción de hogares que tienen tarjetas de débito aumentó sustancialmente (de 0,52 a 0,76), mientras que la cantidad de personas con tarjetas de crédito se mantuvo casi invariable (0,57 y 0,59).

Entre las variables analizadas, la investigación incluyó cómo afectan (al acceso a las tarjetas) los ingresos de la familia, la edad, el género, el nivel de educación, la situación laboral del jefe de familia y la tenencia de la vivienda. Además, incluyó un indicador que evaluó los cambios en función de si el jefe de hogar es afrodescendiente, así como también un indicador de si el jefe de hogar recibe una transferencia monetaria condicionada.

En este sentido, los resultados para el año 2012 indicaron que el ingreso familiar, el nivel educativo, el sexo, la edad y la situación laboral, “influyen significativamente” en la probabilidad de tener tarjetas de débito y crédito. Y si bien esos resultados se mantuvieron hasta el año 2017, hubo cambios relevantes entre un año y otro.

Sobre este punto, la investigación constató que el efecto del ingreso del hogar en la probabilidad de tener tarjetas de débito “es significativo y positivo en 2017, pero menor que en 2012”. En cambio, la influencia estimada de los ingresos en el acceso a tarjetas de crédito fue mayor en 2017, mientras que la influencia de esta variable sobre la probabilidad conjunta de tener tarjetas de débito y crédito aumentó de forma leve.

Educación

El nivel educativo de las personas tuvo un “impacto significativo” en la probabilidad de tener tarjetas de débito. Según el estudio, en el año 2012, las personas con educación secundaria fueron 8.8 puntos porcentuales (p.p.) más propensos a tener tarjetas de débito que aquellos con educación primaria; y aquellos con educación terciaria completa fueron 24.8 p.p. más propensos a tenerlas.

Para el año 2017, esas cifras fueron: 11,7 p.p. y 19.1 p.p., respectivamente. “Asimismo, la educación influye positivamente en la probabilidad de tener tarjetas de crédito y ambos instrumentos”, y esa tendencia no tuvo cambios significativos entre 2012 y 2017, indicó la investigación.

Género, raza y región

El estudio constató que “el género es significativo y negativo” al explicar la probabilidad de tener tarjetas de débito, crédito y ambos instrumentos en 2012: las mujeres fueron menos propensas a tenerlas; mientras que en 2017 esa brecha se redujo. Asimismo, en 2017 aquellos hogares que estaban encabezados por personas de origen afrodescendientes, tuvieron la misma probabilidad de tener tarjetas de débito o crédito; mientras que en 2012 era menos probable que tuvieran ese nivel de acceso.

Por otra parte, se encontró que los hogares ubicados fuera de Montevideo, fueron “menos propensos a tener tarjetas de débito o crédito”.

Situación laboral

La investigación encontró diferencias en el acceso a tarjetas de débito en función del tipo de empleo de las personas: empleado público, trabajador por cuenta propia y trabajador informal.

En el primer caso, la influencia de esa variable fue “muy relevante en 2012 para la tenencia de tarjetas de débito (los empleados públicos fueron 47,8 p.p. más propensos a tener tarjetas de débito que los empleados privados), pero su influencia cayó bruscamente en 2017 (a 20,4 p.p.).

En tanto, la influencia de los trabajadores por cuenta propia y los informales (sobre la probabilidad de tener tarjetas de débito), fue “significativa y negativa” en 2012 (-4,3p.p.); mientras que en 2017 “su efecto sobre la tenencia de tarjetas de débito fue mayor (-7,3 p.p.). Por último, se encontró que los trabajadores informales y desempleados tuvieron “menos probabilidades de tener tarjetas de débito y/o crédito tanto en 2012 como en 2017”.

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¿Qué pasó con otros países?

La investigación del Decon-FCS comparó a Uruguay con otros países similares para responder a la pregunta de si sus resultados observados pueden ser explicados por tendencias internacionales comunes, en términos del acceso a medios electrónicos de pago. En este sentido, el estudio constató que para el período comprendido entre 2014 y 2017, “el aumento de la fracción de la población que posee tarjetas de débito en Uruguay es de 13 p.p. más” que los registros observados en un grupo de 10 países entre los que se encontraron Chile, Argentina, México, Montenegro, Malasia, Brasil, Polonia, Líbano, Panamá y República Dominicana. Sin embargo, la probabilidad de tener una tarjeta de crédito fue muy similar en Uruguay y en el grupo de países analizados.

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