La migración internacional de personas con destacada formación académica -fenómeno que se conoce como “fuga de cerebros”- puede representar un problema para el progreso económico y social de los países en desarrollo, incluido Uruguay. ¿Cuáles son los motivos por los cuales las personas altamente calificadas deciden irse de Uruguay? Y ¿qué tanto influye su insatisfacción laboral en esa decisión?
Sobre esto se trató la investigación económica “Fuga de cerebros e insatisfacción laboral. Evidencia de un país en desarrollo”, elaborada por las investigadoras del Instituto de Economía (Iecon), Luciana Méndez y Sofía Santín.
En el trabajo, las académicas abordaron la causalidad desde la insatisfacción laboral a la intención migratoria en Uruguay. Para investigar esto, se concentraron particularmente en un grupo de trabajadores altamente calificados -aquellos que cuentan con un título de doctorado- y que se dedican a la investigación como trabajo principal.
El informe argumentó que si bien la literatura económica le ha prestado poca atención a la migración internacional de investigadores y de personas con un título de doctorado, este es un grupo importante para la sociedad, dada “su relevancia para el desarrollo” de los países.
En este sentido, señalaron que los investigadores “tienen algunos rasgos que los diferencian de otros altamente calificados”, como por ejemplo, el hecho de que son reconocidos “como un factor clave en la innovación, el avance tecnológico y la generación y difusión del conocimiento”. Por ese motivo, se les asocia con un papel en el desarrollo económico de sus países. En tanto, la intención de migrar fue manejada en el estudio como las intenciones de residir permanente o temporalmente en un país extranjero.
Para ahondar en la temática, las investigadoras abordaron las siguientes cuestiones: primero, ¿en qué medida la satisfacción reportada por los investigadores uruguayos con sus trabajos actuales afecta sus intenciones de emigrar? Y, en segundo lugar, indagaron sobre qué tanto influyen las redes académicas personales, en las intenciones de emigrar de los investigadores.
Entre los principales hallazgos, la investigación constató una relación causal negativa entre la satisfacción laboral y el deseo del investigador de emigrar.
Asimismo, encontraron que los investigadores integrados en redes académicas internacionales son más propensos a reportar una intención por mudarse a otro país.
Concretamente, el estudio encontró que los investigadores uruguayos que reportaron estar “muy insatisfechos” con su trabajo, presentaron 33,4 puntos porcentuales (p.p.) más de probabilidades de informar su intención de migrar.
Además, encontraron que “cuanto más rico se siente el individuo, más satisfecho está con su trabajo”, lo que llevaría a un menor deseo de migrar; mientras que cuanto mayor es la brecha entre el salario del individuo y el salario promedio de su grupo de comparación (investigadores), menos satisfecho está con el trabajo”.
En ese sentido, el estudio constató que una mayor insatisfacción laboral de los individuos impulsa la “fuga de cerebros” y “aumenta el deseo de los investigadores de migrar”.
Adicionalmente, el estudio encontró que los investigadores uruguayos valoran tanto los aspectos de su trabajo relacionados al dinero, como también estiman otros aspectos de sus trabajos, lo que a su vez afecta su intención de migrar.
“Cuanto más ricos son o se sienten los individuos, más satisfechos están con su trabajo y es menos probable que declaren sus intenciones de migrar. En particular, es relevante para los titulares de doctorados - para quienes la educación podría verse como una inversión-, si este esfuerzo no satisface sus aspiraciones en términos de recompensas futuras (es decir, los aspectos pecuniarios y no pecuniarios del trabajo), surge la insatisfacción laboral”, indicó el informe.
Por tanto, la migración “puede verse como un posible mecanismo a través del cual las personas altamente calificadas pueden cosechar los frutos de su largo proceso de inversión en capital humano”, señaló la investigación.
Por otro lado, el estudio académico hizo hincapié en la importancia de las redes de cooperación internacional sobre la intención de los investigadores de migrar. Sobre ese punto, señaló que ser parte de una red académica internacional “puede ayudar a cerrar la brecha entre las expectativas y los logros de los investigadores” uruguayos.
Esto, porque quienes están integrados en una red académica internacional pueden acceder a información precisa sobre oportunidades laborales en el extranjero, donde sus expectativas en términos de salario, autonomía del trabajo, acceso o uso de infraestructura y tecnología, acceso a financiamiento para investigación, entre otros, podrían ser mejores que la oferta a nivel local.
Por lo tanto, “la información que circula a través de las redes académicas internacionales de los investigadores puede fomentar las intenciones migratorias al dar forma a las aspiraciones”, apuntó el estudio.
Como forma de evitar la “fuga de cerebros”, las investigadoras del Iecon recomendaron implementar políticas a nivel nacional que apunten a mejorar la calidad de los trabajos, así como también a mejorar los aspectos laborales que tienen que ver con el dinero. Asimismo, sugirieron implementar “políticas complejas de colaboración internacional con investigadores uruguayos que viven en el extranjero para compensar al menos parcialmente la fuga de cerebros”.