El País en Santiago de Compostela, España
Calificado como un encuentro “histórico”, la primera reunión de ministros de Economía y Finanzas de los 27 países de la Unión Europea (UE) y los 33 de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac, entre los que está Uruguay), dejó algunos avances concretos y conceptos compartidos para reformar la arquitectura financiera mundial.

El cónclave (que en el caso de Uruguay contó con la participación de la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche) se desarrolló entre jueves y viernes en la Ciudad de la Cultura en Santiago de Compostela.

Una de las claves de la reunión fue el proyecto Global Gateway de la UE que prevé movilizar 45.000 millones de euros (unos US$ 50.000 millones) hacia América Latina y el Caribe hasta 2027 en más de 130 proyectos de inversión en tres ejes: verde, digital y social.

“Hemos hablado de proyectos reales” y de “establecer un marco de gobernanza que garantice que estos proyectos se van a hacer realidad”, afirmó anoche en la conferencia de prensa posterior al encuentro, la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital de España, Nadia Calviño. En el caso de Uruguay, hay tres proyectos identificados (ver aparte).

Calviño destacó dos ideas que quedaron claras tras la reunión: “América Latina y el Caribe es un socio estratégico de la UE” y también “es un socio clave para diseñar esta nueva arquitectura internacional” que apuesta por un “crecimiento sostenible”.

También la oportunidad sirvió para que la UE y los países del Mercosur retomen conversaciones acerca del acuerdo comercial entre ambos bloques (ver aparte).

El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el brasileño Ilan Goldfajn remarcó que se avanzó mucho y que “ahora es momento de implementar” (algo en lo que insistió Arbeleche). El presidente ejecutivo de CAF, el colombiano Sergio Díaz-Granados coincidió en la necesidad de pasar de las declaraciones al “impacto de las acciones en el corto plazo”, ya que “la crisis ambiental y social va en ascensor y nosotros por escalera: tenemos que ir más rápido”.

El País preguntó en la conferencia sobre qué instrumentos concretos se van a utilizar para movilizar 45.000 millones de euros hacia América Latina y el Caribe.

Calviño dijo que dependerá del proyecto, y que se pone en pie “un mecanismo de gobernanza y coordinación para que todos los recursos de todas las instituciones multilaterales (como el BID y la CAF, entre otras) y de la UE se concentren en llevar a buen término estos proyectos que consideramos estratégicos” y esto es “un proceso inédito”.

Por su parte, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis dijo que “se va a necesitar financiamiento público y privado” y que hay que ver “cómo replicar mecanismos que estamos utilizando con éxito en la UE” como por ejemplo, algún tipo de garantía que permita quitar riesgos a la inversión privada.

Díaz-Granados dijo que se van a “combinar todo tipo de instrumentos que tengamos al alcance”, pero “no solamente será la capacidad de abrir los programas operativos que tenemos los bancos que se van a ensanchar”, movilizar el uso de “garantías” para “atraer más financiamiento privado a la región”. Agregó que habrá más “coordinación” entre los organismos para llevarlo a cabo.

Cada ministro tenía tres minutos para hacer su exposición, en una reunión sin acceso a la prensa. El País pudo saber que a su turno, Arbeleche planteó como eje que hay que “aportar a la conservación de los bienes públicos globales y pasar del discurso a la acción: walk the talk”.

La ministra señaló que hay una “interacción de desafíos que se superponen y amenazan bienes públicos globales” clave como la paz, la seguridad alimentaria, la salud pública y el ambiente.

“La emergencia climática global que enfrentamos, exige acción inmediata y soluciones de largo plazo”, afirmó Arbeleche ante sus pares y planteó que las economías desarrolladas y las emergentes intensifiquen esfuerzos y tomen “medidas ambiciosas” para “avanzar hacia sociedades y economías más resilientes, de menores emisiones de carbono y que aporten a la conservación de los recursos naturales”.

Manifestó que es “urgente” que se aborde la conservación del clima, como bien público global que es, desde una perspectiva multilateral, con acciones coordinadas y concretas y basado en la cooperación internacional.

“Necesitamos: walk the talk” (pasar del discurso a la acción), afirmó la ministra y explicó que eso implica en primer lugar que “los países desarrollados deben cumplir con el compromiso de movilización de recursos, ya sea a través de donaciones bilaterales o a través de los organismos multilaterales, recursos que deben llegar a los países para que estos puedan alcanzar sus objetivos climáticos”. En segundo lugar, mencionó que los países emergentes “debemos respaldar nuestros compromisos ante el Acuerdo de París con medidas concretas y verificables” y por último, planteó que “los inversores y los organismos multilaterales de crédito deben asumir una responsabilidad mayor; no pueden definir sus estrategias buscando solamente optimizar los rendimientos financieros, sino que deben tener como foco ser catalizadores de las transformaciones necesarias”.

“Este camino requiere de un diálogo abierto y rendirnos cuentas los unos a los otros. Por eso celebro la invitación a este espacio de intercambio”, agregó.

El segundo eje que presentó Arbeleche fue promover incentivos financieros positivos para el cumplimiento de objetivos climáticos.

En ese sentido, indicó que “desde Uruguay hemos abogado sobre la conveniencia y posibilidad de fomentar la ambición climática mediante el uso de instrumentos de financiamientos soberanos innovadores”.

“Creemos que se debe aprovechar la potencia de los incentivos financieros positivos para ‘premiar’ a aquellos países que cumplen con sus objetivos de desarrollo sostenible y en particular, que aportan a la conservación de bienes públicos globales, como es el clima”, agregó.

Para ello, una posibilidad concreta, ejemplificó la ministra es que los países que cumplan los objetivos climáticos comprometidos bajo el Acuerdo de París, “paguen menos tasa de interés y así liberen recursos para la implementación de más acciones que aporten al desarrollo sostenible”.

Puso como ejemplo la emisión del bono sostenible de deuda que Uruguay realizó en octubre pasado que incluye “incentivos financieros positivos, a través de una reducción en la tasa de interés, ante el sobrecumplimiento de objetivos climáticos y de conservación de la biodiversidad”.

“Actualmente, estamos trabajando junto al Banco Mundial en el diseño de un préstamo soberano que premiará, a través de una reducción en la tasa de interés, el cumplimiento de objetivos climáticos”, añadió.

Arbeleche finalizó su disertación haciendo hincapié en que la UE y sus miembros, “apoyando con recursos específicos este tipo de instrumentos” tienen “una oportunidad concreta para promover la acción climática, aportar a la reforma de la arquitectura financiera global que los desafíos requieren, y pasar de las palabras a la acción”.

Para cerrar la cumbre, Calviño señaló que como dijo Uruguay “hay que ir en la dirección de walk the talk”.