Dentro de la obra que empezó con polémica, demanda una inversión millonaria y prepara a Ancap para el futuro

Cada cinco años, Ancap realiza una parada técnica de mantenimiento de las instalaciones de la refinería y con la actual, el ente estatal "ya está preparando la refinería" para la transición energética.

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Aproximadamente cada cinco años, Ancap realiza una parada técnica de mantenimiento de las instalaciones de la refinería de La Teja, un proceso habitual y necesario en todas las refinerías del mundo. Sin embargo, en el caso de la estatal, el paro de unidades requiere de mayor planificación logística y financiera debido a particularidades técnicas que la diferencian de otras, como su pequeño tamaño y el alto nivel de integración que tienen sus procesos productivos, lo que lleva a que todas las unidades estén conectadas entre sí y por tanto, si una detiene su operativa las otras también deben hacerlo.

Esto implica un trabajo de coordinación entre todas las áreas de la refinería y un trabajo interconectado entre los diferentes procesos químicos, físicos y mecánicos que se dan en los procesos de la planta.

La última parada de mantenimiento de la refinería de La Teja se hizo en el año 2017, bajo el directorio de la entonces presidenta de la estatal, Marta Jara y si bien las actuales autoridades preveían hacer el paro de unidades entre 2021 y 2022, la pandemia del covid-19 cambió los planes.

Finalmente, la fecha fijada fue el pasado 4 de setiembre cuando Ancap apagó la refinería y detuvo las operaciones. Más allá de la pandemia, la parada técnica enfrentó otros obstáculos vinculados al fuerte conflicto sindical que el directorio del ente mantuvo con la Federación Ancap (Fancap), debido al rechazo de los trabajadores al proceso de asociación con empresas privadas en pórtland.

Ese conflicto provocó demoras en las tareas preparatorias que se debían hacer para comenzar con los trabajos de mantenimiento, lo que, según estimaciones de las autoridades de la estatal, provocó pér-didas de US$ 20 millones a US$ 30 millones.

Superados esos inconvenientes -y tras un acuerdo alcanzado entre el directorio de Ancap, el Ministerio de Trabajo, las empresas privadas contratadas y los sindicatos involucrados en la parada-, se iniciaron los trabajos en la refinería, cuya concreción se prevé para el próximo 24 de marzo.

Este lunes, las autoridades de la estatal invitaron a la prensa a una visita guiada por la refinería para dar a conocer los avances de la parada de mantenimiento.

¿En qué consiste el paro de unidades? ¿Para qué se realiza? ¿Por qué es tan clave para Ancap? ¿Cuánto dinero se destina en estas obras?

Por su pequeño tamaño, la refinería de La Teja tiene la particularidad de que tiene una operativa continua, lo cual implica el deterioro de equipos e instalaciones que solo pueden ser intervenidos cuando la planta está parada.

Se estima que las obras de mantenimiento en La Teja culminen el próximo 24 de marzo
Se estima que las obras de mantenimiento en La Teja culminen el próximo 24 de marzo.
Foto: Leonardo Mainé

Esto difiere de lo que ocurre en otras refinerías del mundo -cuyo tamaño es significativamente mayor- en las que cuentan con varias unidades encargadas de realizar un mismo proceso, lo que les permite frenar una de ellas para realizar las tareas de mantenimiento sin tener que afectar la producción.

“Por eso es tan intenso el trabajo durante el paro de unidades. En otras (refinerías) más grandes la parada no es tan intensa”, explicó el gerente de mantenimiento de La Teja, Mario Rodríguez.

Además de los trabajos habituales de mantenimiento, se cambiarán tres torres de destilación (donde ocurre la separación física entre los productos más livianos de los más pesados), se instalarán 17 bombas nuevas (encargadas de impulsar líquidos y gases), se cambiará el precalentador de aire de horno, se van a intervenir los intercambiadores de calor (equipos encargados de aumentar la eficiencia energética), así como también los compresores, válvulas de seguridad, reactores y otros equipos especiales.

Sin embargo, la “frutilla de la torta” -como la denominan los funcionarios y directores de Ancap- y la tarea de ingeniería más importante, es la modernización y adecuación tecnológica de la unidad de cracking de la refinería, a partir de la sustitución de su casquete superior.

La unidad de cracking es considerada el “corazón” de la refinería y de todas las unidades es la que tiene mayor retorno económico para la refinería de La Teja. En líneas generales, es la unidad que convierte productos pesados (provenientes de la destilación a vacío), en hidrocarburos de menor tamaño y de mayor valor comercial. En otras palabras, es la unidad que permite transformar productos de bajo valor en productos de alto valor. Según las autoridades y los gerentes técnicos de Ancap, “la economía de la refinería pasa en gran medida” por esa unidad.

Solo la sustitución del casquete superior del cracking demandó una inversión de US$ 29 millones (el gasto total en la parada es de US$ 79 millones más el lucro cesante) y la maniobra de sustitución requirió una planificación que duró más de dos años.

Según indicó el presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic, la sustitución de ese casquete implicará una modernización tecnológica que se alargará la vida útil por aproximadamente 20 a 30 años, a la “unidad más importante de la refinería”.

Claves para una biorrefinería

Camino a la transición energética

El presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic destacó las instalaciones de la refinería de La Teja y señaló que “gran parte” de las unidades productivas son reutilizables en el futuro con productos de fuentes renovables. “Todos los procesos que se dan en esta refinería” son indiferentes “a si el hidrocarburo original es fósil o viene de otra fuente”, indicó. Por ese motivo, manifestó que “gran parte de las instalaciones” de La Teja “son reutilizables en el futuro”, por lo que Ancap ya “está preparando la refinería para las etapas que subsisten de aquí en adelante en la transición energética”. En ese sentido, Stipanicic señaló que ya hay refinerías en el mundo, “aunque muy poquitas porque todavía la economía no lo da, que están transitando el camino de ser biorrefinerías, refinerías verdes” en las que se sustituye parte de la carga fósil por carga renovable. En ese sentido, dijo que en la refinería de La Teja “perfectamente” puede ocurrir en un futuro que se formen nuevos hidrocarburos a partir de, por ejemplo, aceite crudo de canola, el cual luego puede terminar convirtiéndose en un tipo de gasoil o kerosene. En la misma línea, la gerenta de refinación de La Teja, Claudia Kalamar, indicó que la planta tiene un nivel de tecnología “muy compleja” que “son las bases para cualquier transformación (necesaria) en el camino de la transición energética”. En ese sentido, dijo que las unidades de procesos de refinación que hay actualmente “son similares” a las que se precisan para “producir combustibles” a partir de fuentes no fósiles. “Tenemos la tecnología para, por ejemplo, reconvertir plásticos usados a combustibles”, destacó.

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