Por Amparo Mercader, especializada en precios de transferencia en Washington DC
Durante las últimas dos décadas, el trabajo de tres economistas franceses — Thomas Piketty, Emmanuel Saez y Gabriel Zucman — ha dominado el debate sobre la desigualdad de ingresos con sus argumentos de que la franja de personas que integran el 1% superior de los ingresos en Estados Unidos acapara un porcentaje cada vez mayor de los ingresos totales. Según estos economistas franceses, de tendencia socialista, el 1% que acaparó el 8,4% de los ingresos en 1960 captó 17,6% en 2019, es decir, que se duplicó la concentración de ingresos en esa franja de ingreso superior.[1]
Sin embargo, esta conclusión está siendo cuestionada en un nuevo estudio que pone en entredicho dichas afirmaciones y que tiene amplias implicaciones sobre el funcionamiento del capitalismo. Con la publicación de “Desigualdad de ingresos en los Estados Unidos: Uso de datos fiscales para medir tendencias a largo plazo”, Gerald Auten y David Splinter (2023), en adelante AyS, proporcionan nuevas estimaciones sobre la evolución de la desigualdad de ingresos en los Estados Unidos.[2] Utilizando como base los ingresos observados en las declaraciones de impuestos de los contribuyentes norteamericanos y realizando ajustes para evaluar los ingresos netos luego de impuestos, concluyen que la participación en los ingresos del 1% más alto no ha cambiado casi desde 1960.
Los autores argumentan que es muy difícil evaluar la distribución del ingreso a largo plazo y que para hacer una comparación histórica adecuada se requiere de varios ajustes fiscales y tener en cuenta las transferencias y otros impuestos. El sistema fiscal estadounidense es muy complejo y AyS tiene un entendimiento mucho más profundo sobre su funcionamiento que sus pares franceses: Auten trabaja para el Departamento del Tesoro y Splinter para el Comité Conjunto de Impuestos del Congreso de Estados Unidos.
Entre los ajustes que enumeran AyS se encuentran los cambios en las condiciones sociales (tasas de matrimonio, tamaño y composición de los hogares), demográficos, en los niveles educativos (que resultaron en mayores ingresos pero en una entrada postergada al mercado laboral), así como los ingresos por jubilación. AyS también ajustan por los períodos de alta inflación que distorsionan la medición del ingreso, y los ciclos económicos así como los cambios en las normas fiscales y los desincentivos para la evasión fiscal. Finalmente, AyS incluyen otras fuentes de ingresos como las transferencias gubernamentales y beneficios libres de impuestos proporcionados por los empleadores.
Ajustando por estos factores, AyS llegan a la conclusión de que: “El aumento de transferencias gubernamentales y progresividad fiscal ha resultado en un aumento de los ingresos reales para todas las franjas de ingresos y que hubo poco cambio en la participación de los ingresos superiores después de impuestos”.[3]
La revista The Economist, recoge la respuesta de los economistas franceses: “No creo que la negación de la desigualdad sea un camino muy prometedor a seguir”, comentó Piketty mientras que Saez se defiende diciendo “Hemos ganado premios por nuestras contribuciones académicas a este mismo tema’.[4]
Del otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, la publicación de este estudio tuvo un recibimiento diferente. “’Me parece correcto (el estudio de AyS)”, dijo Tyler Cowen de la Universidad George Mason a ese semanario.[5] En tanto, James Heckman, ganador del Premio Nobel en la Universidad de Chicago, fue aún más lejos y comentó: “El trabajo de Piketty y Saez es descuidado y tiene motivaciones políticas”.[6]
En un documento publicado en diciembre del año pasado, los autores franceses, se defienden de forma técnica rebatiendo cada supuesto y concluyen que “AyS asignan de manera errónea una cantidad grande y creciente de ingresos comerciales y de capital no gravados a la franja inferior de la distribución debido a varios errores claros y ampliamente entendidos en su metodología”.[7]
En esencia, este debate enfrenta al pensamiento económico del socialismo francés con la defensa del capitalismo estadounidense y no acabará aquí. Es muy posible que un ejército de académicos rastrille cada dato y cada supuesto. De esto depende no sólo la retórica intelectual y política sobre las consecuencias del capitalismo, sino también las políticas públicas como son los planes sociales y las transferencias redistributivas.
Por otro lado, si la desigualdad de ingresos no ha aumentado, quizás hemos estado formulando las preguntas equivocadas. Daron Acemoglu es uno de los economistas que está estudiando las limitaciones de las transferencias redistributivas en el bienestar social e identificando otras fuentes de desigualdad como la educación y la tecnología y cómo los individuos eligen gastar esos ingresos. También surgen otras preguntas tales como ¿cómo medir el impacto de las herencias y el capital en la desigualdad social?
Quizás este debate permitirá identificar otras causas de la desigualdad y afinar así mejor la punta del lápiz. De momento, esta controversia demuestra la importancia del análisis econométrico y entendimiento tributario profundo; la metodología importa más que el sesgo político en este tipo de investigaciones.
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[1] Piketty, Thomas, and Emmanuel Saez. 2003. “Income Inequality in the United States, 1913– 1998.” The Quarterly Journal of Economics 118(1): 1–39. Updated estimates accessed from https://eml.berkeley.edu/~saez/ on February 8, 2023
[2] Auten, Gerald, and David Splinter (2023), “Income Inequality in the United States: Using Tax Data to Measure Long-term Trends,” Journal of Political Economy, forthcoming. Income Inequality in the United States: Using Tax Data to Measure Long-Term Trends (davidsplinter.com)
[3] Auten, Gerald, and David Splinter (2023), “Income Inequality in the United States: Using Tax Data to Measure Long-term Trends,” Journal of Political Economy, forthcoming. Income Inequality in the United States: Using Tax Data to Measure Long-Term Trends (davidsplinter.com)
[4] Why economists are at war over inequality, The Economist, 30 de noviembre de 2023.
[5] Why economists are at war over inequality, The Economist, 30 de noviembre de 2023.
[6] Why economists are at war over inequality, The Economist, 30 de noviembre de 2023.
[7] Comment on Auten and Splinter (2023) Thomas Piketty (Paris School of Economics) Emmanuel Saez (UC Berkeley) Gabriel Zucman (Paris School of Economics and UC Berkeley). Income Inequality in the United States: Using Tax Data to Measure Long-Term Trends (davidsplinter.com)
Por Carlos Loaiza Keel, abogado tributario y corporativo
Hace ya muchos años, titulamos una columna como ahora se titula esta, en un juego de palabras con la conocida canción. Un buen tiempo ha transcurrido desde entonces, y ríos de tinta a propósito del “revival” igualitarista. No es un debate nuevo, y hunde sus raíces desde que el hombre escribe su historia, como demuestra la filosofía clásica griega de Platón o Aristóteles y su aproximación al tema de la justicia igualdad.
En aquel entonces, el debate todavía vivía una gran efervescencia, y sintonizaba bien con el desencanto de los miles de jóvenes que sufrían las consecuencias de la crisis financiera del 2008. Para los propios políticos de turno, apuntar a un grupúsculo de corporaciones y grandes fortunas supuestamente inescrupulosas resultaba un verdadero alivio, amenazados por su tradicional electorado en su legitimidad.
A partir de entonces, la revisión de Thomas Piketty del fenómeno de la desigualdad, apuntando al capitalismo, terminó convirtiéndose en una mirada canónica para vastos sectores de la opinión pública especializada europea. Incluso en Norteamérica, propuestas filosóficas como la de John Rawls y su Teoría de la Justicia, o, más recientemente, la de Michael Sandel, a quien ya hemos visitado en esta misma página, son sensibles al problema de la desigualdad y a su impacto negativo en la calidad de nuestras democracias y armonía social. No en vano el gran Alexis de Tocqueville al analizar la democracia hablaba de una “sociedad de semejantes”, básicamente “una sociedad en la cual no todo el mundo sería lo mismo, sino donde todos serían respetados por igual, donde todos tendrían derecho a su autonomía y a las mismas oportunidades de construir su existencia.”
Por todo esto celebro y agradezco a Amparo Mercader por su contribución para este primer número del año de #ConsultorTributario: aborda el debate académico actual en torno a las ideas de Piketty y autores que siguen su corriente, e introduce elementos de sumo interés para valorar el origen de la desigualdad en nuestras sociedades. Espero disfruten mucho de este nuevo número.