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La sequía que afecta a Uruguay ha golpeado a varios sectores productivos y uno de ellos es el de vinos. En su proceso de producción, el agua tiene un rol fundamental principalmente en lo que respecta al desarrollo de la uva. Asimismo, la diferencia cambiaria entre Uruguay y Argentina ha significado otro desafío para el mercado local.

El País dialogó con expertos en el área, tanto a nivel organizacional como de bodegas, para saber cómo fue el primer semestre en cuanto a ventas y exportación de los vinos uruguayos en el actual contexto.

Ricardo Cabrera, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) dijo que por la sequía, inevitablemente bajó la cantidad de kilos producidos. En ese marco, se obtuvieron 50 millones de litros de vino en lo que va del año, cuando normalmente se obtienen entre 65 y 70 millones.

Sin embargo, destacó que se vendrán vinos de “muy buena calidad, con muy buenos valores alcohólicos y perfiles aromáticos extraordinarios”, por lo que “se esperan grandes vinos de acá a futuro”.

En relación a la calidad ya mencionada, Virginia Moreira, directora de la bodega H. Stagnari, sostuvo que la crisis de sequía no afectó mucho la calidad de los vinos, pero sí la cantidad. “Al haber sequía no se pudieron desarrollar bien, ya que la uva estuvo más concentrada, lo que provocó que se genere menos cantidad pero a la vez mayor calidad al estar tan concentrada”, explicó.

Lo mismo opinaron desde la Bodega Altos de la Ballena, quienes afirmaron que no vislumbran que haya un impacto significativo de la crisis hídrica en el sector en cuanto a producción, pero que sí esperan menos cantidad ya que la fruta no se desarrolla de la misma manera.

En relación a esa problemática, Cabrera dijo que se vieron beneficiadas las viñas que anteriormente hicieron inversiones en riego, no como aquellas que no lo hicieron o directamente no lo tenían.

“Tenemos un régimen de lluvia de 1.300 milímetros al año y solo se ha llegado a 500 milímetros, por lo que el déficit afectó no solo al vino, sino a la coyuntura en general”, agregó.

Martina Litta, responsable de comercio exterior de Inavi, indicó que durante este año se exportaron en total 1.752.191 litros, un 27,3% menos de lo que se consiguió vender el año anterior. Mientras que el precio de exportación total llegó a US$ 6.692.312, también menor en comparación al total del año pasado, ubicado en US$ 9.249.267.

“El año 2022 y el primer semestre del corriente año estuvo marcado por la alta inflación, por la crisis energética causada por el conflicto bélico en Ucrania y por las interrupciones en la cadena de suministro mundial. En dicho contexto, muchos mercados sufrieron importantes aumentos en los precios del vino que provocaron una disminución en el volumen consumido mundialmente. En general, los principales exportadores de vino a nivel mundial encuentran sus cifras de exportaciones a la baja”, explicó Litta.

En ese marco, los objetivos trazados por el Inavi en referencia a la exportación se enfocan en aumentar la exportación de vino mediante la apertura de nuevos mercados y el ingreso de nuevas bodegas a los mercados que ya se trabajan, pero también aumentando el precio de vino exportado, ya que entienden que eso traerá consigo un mejor posicionamiento del vino uruguayo en los mercados internacionales, mayor aprecio y consideración.

En cuanto a las ventas locales en el primer semestre, desde Inavi señalan que alcanzaron un nivel de venta de 14.686.892 de litros de tinto, 1.164.054 de clarete, 8.869.651 de rosado, 1.259.809 de vino blanco, 586.987 de refrescante, 61.570 de espumoso y 39.071 de vermouth.

Foto: La Nación/GDA

La diferencia cambiaria con el país vecino sigue afectando a varios sectores locales, uno de ellos el vitivinícola. Tanto a los productores como a las bodegas les es difícil hacerle frente a sus bajos precios, en comparación a los ya establecidos en el mercado local.

Desde la bodega Altos de la Ballena aseguraron que la competencia de los vinos argentinos en el mercado uruguayo “es desafiante e impacta” ya que allí trabajan con costos de producción bastante menores, por lo que están en condiciones de exportar sus vinos a valores que Uruguay no lo hace. Asimismo, sostienen que la caída del dólar en Uruguay impacta ya que se exporta en esa moneda, por lo que los mercados externos “no son plásticos” a la situación cambiaria del país. En ese sentido, desde esta bodega sostienen que el tipo de cambio del dólar tiene mayor impacto que el efecto de la situación argentina en sus vinos importados. Moreira, por su parte, dijo que la crisis en Argentina ha generado que al Uruguay lleguen vinos a precios que “jamás podemos alcanzar en el mercado interno”, por lo que no se puede competir con precios que arrasan en comparación a los vinos locales. En base a dicha problemática, explicó que se debe a que aquí se gasta mucho más en los costos de botella y etiquetado, por ejemplo.

Sumado a ello, afirmó que esa brecha cambiaria también dificulta el intercambio con mercados vitivinícolas como el brasileño y el estadounidense.