Cómo impactará la sequía y la inflación en la economía local este año, según el análisis del Banco Central

El comité “valoró la estabilidad de las expectativas de inflación, e incluso algunas señales positivas en su tendencia en determinadas mediciones".

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Banco Central del Uruguay
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Foto: Estefanía Leal

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El doble impacto de la sequía (en los precios que paga el consumidor y en la actividad económica), la necesidad de que las negociaciones salariales que se pondrán en marcha “interioricen” la meta de inflación, el “delicado” contexto de la economía en Argentina, y hasta el “gradualismo” a la hora deshacer la tónica contractiva de la política monetaria.

Todo eso estuvo sobre la mesa en la reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central (BCU), que integran técnicos y el directorio de la autoridad monetaria.

Reunión del Copom entre técnicos y directorio del BCU  por sequía
Reunión del Copom entre técnicos y directorio del BCU por sequía.

En el comunicado tras la reunión, el Copom señaló que “en el año cerrado a abril, la inflación se ubicó en 7,61%, con un leve incremento respecto a la medición de marzo (7,33%), principalmente por el precio de las frutas y verduras que fue compensado parcialmente por la moderación de los precios de alimentos y combustibles”. Ahí hay un primer efecto de la sequía que afecta al país y que en el BCU estiman que no se disipará (el efecto) hasta fin de año.

Pero, explicó que “la inflación subyacente (aquella que excluye precios de frutas y verduras y tarifas) se mantuvo estable (6,22%) en uno de los niveles más bajos en los últimos cinco años y cercano al techo del rango meta” de entre 3% y 6%.

A su vez, “en abril el promedio de los indicadores de expectativas de inflación (de analistas, empresarios y el mercado) a 24 meses (7,24%) también permaneció en un nivel similar al período anterior y sigue siendo foco de atención y análisis del Copom”, agregó.

Por ello, el comité “valoró la estabilidad de las expectativas de inflación, e incluso algunas señales positivas en su tendencia en determinadas mediciones, no obstante se mantiene el riesgo que los actuales niveles de expectativas se materialicen a través de los mecanismos indexatorios existentes en la formación de precios y salarios”.

De cara a una nueva ronda de Consejos de Salarios, el Copom ve como “elemento clave para la convergencia de la inflación y las expectativas de inflación al rango meta” la “interiorización del objetivo de inflación en la formación de precios y salarios”.

Esto quiere decir que en el Central esperan que los acuerdos de incrementos que se alcancen tengan en cuenta la meta de inflación (entre 3%y 6%) y no el nivel actual de inflación (7,61%) influido por el precio de frutas y verduras debido a la sequía.

El segundo efecto de la sequía es en la actividad económica. “En Uruguay, se espera un crecimiento de la actividad económica en el primer trimestre del año, pero no así en el segundo trimestre que se vería afectado por el shock de oferta de producción como consecuencia de la sequía”, analizó el Copom.

A nivel internacional, el comité indicó que “el entorno económico global presenta un escenario heterogéneo. Por un lado, se visualizan riesgos de enlentecimiento del crecimiento de la actividad económica y de fragilidad financiera. Por otro lado, se observa una trayectoria de la inflación que continúa evolucionando lentamente a la baja en el marco de la estabilidad de precios de los commodities y el restablecimiento de las cadenas de abastecimiento globales”.

A su vez, “en la región, se espera que la economía se desacelere en Brasil, mientras que en Argentina el contexto de la economía en general sigue siendo delicado”, añadió.

Con todo este contexto, el directorio del BCU decidió mantener la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 11,25%, después de haberla bajado en abril (desde 11,5%).

“Este nivel es considerado consistente con una política monetaria contractiva orientada a continuar los esfuerzos para la convergencia de la inflación y sus expectativas en el horizonte de 24 meses y los movimientos futuros de la TPM estarán condicionados por las variables antes mencionadas”, afirmó el BCU.

¿Qué implica esto? Que el ciclo de baja de la tasa de interés de referencia iniciado en abril, será muy gradual. Esto había sido mencionado en una charla técnica con periodistas especializados en economía (entre los que estaba El País) por el presidente del BCU, Diego Labat, el vicepresidente del BCU, Washington Ribeiro y el gerente de Política Económica y Mercados del BCU, Adolfo Sarmiento, semanas atrás.

Allí habían argumentado que las tasas de interés que paga el BCU por las Letras de Regulación Monetaria que emite para quitar pesos, venían bajando en los distintos plazos desde el mes de enero. Esto, indicaron, muestra que el mercado espera menos inflación hacia adelante y que preveía que el Central empezaría a bajar la tasa de interés.

También habían remarcado en esa charla que lo que sucede con las expectativas de inflación importa para la toma de decisiones de política monetaria. Sin estar conformes con el nivel de inflación, las autoridades enfatizaron en aquella oportunidad que tienen una visión positiva sobre cómo han ido reduciéndose las expectativas.

Creen que el tener metas de inflación (que se iniciaron hace 20 años) es un proceso largo y eso hace que las expectativas de los analistas, empresarios y el mercado, bajen lento, porque todavía no está suficientemente construido el camino. También recalcaron que el ciclo de baja de tasas de interés va a ser muy gradual.

Las autoridades del BCU marcaron una y otra vez que pese a haber bajado la tasa de referencia, la política monetaria sigue en instancia contractiva (la tasa real está en el entorno del 4%, cuando la que el Central considera neutra es del 2% real) y así seguirá durante un tiempo.

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