El “boom” inmobiliario que posiciona a Carrasco y Canelones como nuevo hub

El País dialogó con operadores inmobiliarios para saber por qué la gente elige instalarse en esta zona, tanto para vivir como trabajar y cuales son los motivos por los que la eligen por encima de otros barrios más céntricos de Montevideo.

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Carrasco
Carrasco.
Foto: Leonardo Mainé (Archivo)

Tanto Carrasco como parte del departamento de Canelones se han convertido, durante los últimos cinco a 10 años, en zonas innovadoras en lo que refiere a proyectos inmobiliarios, al menos así lo ven los operadores del sector. Tanto las familias como las empresas buscan emigrar e instalarse en esta zona del Uruguay, donde cada vez hay más proyectos en puerta y los servicios (shoppings, restaurantes, supermercados y otros) aprovechan la situación para atraer a este público emergente.

En ese sentido, El País dialogó con operadores inmobiliarios para saber por qué la gente elige instalarse en esta zona, tanto para vivir como trabajar y cuales son los motivos por los que la eligen por encima de otros barrios más céntricos de Montevideo.

Beatriz Carámbula, presidenta de la Cámara Inmobiliaria Uruguaya (CIU), sostuvo que en los años 90´ comenzaron a aparecer los barrios cerrados o semicerrados, y a partir de 2001 (año en el que entró en vigencia la ley de urbanización de propiedad horizontal) es donde este tipo de desarrollos inmobiliarios comenzó a tener más relevancia, acercando cáda vez más a las personas a instalarse allí.

Según Guillermo Wajner, gerente comercial en Kosak Inversiones Inmobiliarias, la razones por las que se da este fenómeno en las familias son dos.

La primera tiene que ver con un desarrollo de viviendas “de mayor nivel” y con un nivel de calidad de vida “en un entorno mucho más verde y con cercanía al mar” desde la zona de Arocena hasta el aeropuerto.

En ese marco, destacó que “la vida de barrio” que había hace 25 o 30 años atrás (momento en donde los barrios de la capital empezaron a crecer en volumen, edificios y vías de circulación) se perdió.

“Dicha identidad barrial tiene que ver con conocer al barrio, a la gente que vive en él, consumir servicios cercanos y evitar grandes desplazamientos, que cada vez con el tránsito se vuelve más y más pesado estar en el epicentro de la ciudad”, explicó.

Esa identidad es la que buscan recuperar las familias al instalarse en la zona, según Wajner. A su vez, indicó que el factor seguridad se ha vuelto más que relevante, ya que los barrios privados más cercanos o dentro de Canelones la tienen, lo que llevó a varias familias a decidir por esa transición barrial “en los últimos cinco o 10 años”.

“Estos espacios le brindan a las familias un lugar de relajación y poca contaminación, no solo en cuanto al ambiente, sino en el ruido y la energía”, agregó.

Por su parte, Matías Medina, vicepresidente de la CIU, dijo que hay “múltiples variables” por las que las familias comenzaron a ver con otros ojos la zona, pero sin dudas la pandemia “cambió un poco los hábitos” en lo que refiere al desarrollo de esta zona.

Una de las razones fue el teletrabajo, ya que dicha práctica potenció determinadas características a la hora de elegir un inmueble, tanto para vivir como para realizar la jornada laboral, lo que llevó a las familias a tener la necesidad de contar con espacios verdes pero a la vez seguras para controlar el acceso desde afuera.

A pesar de que estos desarrollos inmobiliarios (preferentemente en barrios privados) llevan a que la gente viva “en una comunidad”, Medina aseguró que dicho cambio también implica pagar los gastos comunes, como lo son la barbacoa compartida, servicio de limpieza del barrio, jardinero, seguridad y vigilancia, puntos importantes que las familias deben tener en cuenta a la hora de instalarse en estos barrios y no en una casa particular de barrio.

A su vez, se le consultó a Carámbula sobre cómo impacta a las familias el estar un poco desconectados con la capital en lo que refiere a distancias, por lo que afirmó que hoy en día eso se soluciona “con el transporte propio o compartido de los barrios, que ayuda tanto a las visitas como a los empleados del lugar”.

El fenómeno inversor también ha despertado interés en la zona. Tal es así que Medina sostuvo que muchas personas realizan la compra de un inmueble en estos barrios (La Tahona, San Nicolás, Los Olivos o Parque Miramar) antes de que la obra termine, para luego buscar un precio acorde a la confección final del mismo para vender la propiedad. En ese sentido, afirmó que los inversores pueden alcanzar un margen de ganancia de un 20% o 25%.

Asimismo, dijo que en zonas como Ciudad de la Costa o El Pinar hay una demanda alta y muy limitada en lo que refiere a alquileres para familias, ya que constantemente se repiten pedidos por casas de mínimo dos dormitorios con unos 400m2 o 500m2 con parrillero y espacio para el vehículo.

Pasando a la mirada empresarial, Wajner afirmó que, tanto a nivel comercial como corporativo, el desarrollo inmobiliario y la gran variedad de propuestas de servicio han “creado un nuevo corredor en Carrasco Este, que va desde Arocena hasta el puente de las Américas”.

Sin dudas el detrimento de zonas comerciales y empresariales (como Ciudad Vieja) hacen que se busque una nueva zona de esparcimiento para estos servicios, ya que a lo que cada vez más usuarios viven en esta zona, es vital que los servicios estén cercanos a ellos (bancos, empresas, centros comerciales, etc). En ese marco, Medina dijo que las empresas ahora buscan contar con más accesibilidad en la zona, problema que en Ciudad Vieja se ha vuelto persistente debido a el estacionamiento tarifado, por ejemplo.

Asimismo, destacó que muchas empresas corporativas buscan, al momento de instalarse, que el edificio sea “netamente de oficinas y no de régimen mixto”.

Por ello es que se desplegó durante los últimos años, según Medina, un “sistema de edificios de oficinas que no se centralizan en un lugar en especial”, ya que ahora se pueden encontrar empresas instaladas en Ciudad Vieja, World Trade Center, Arocena o Zonamérica. Sin embargo, afirmó que este tráfico de empresas hacia la zona de Carrasco se da en alquileres y no en ventas, ya que en Uruguay “nadie compra un piso de oficina de un día para el otro”.

¿La Ciudad Vieja aún se puede reconvertir en este sentido?

Debido a que muchas empresas y servicios se han instalado en la zona este de la capital y en algunas zonas de Canelones, la Ciudad Vieja ha perdido un poco la pisada en lo que refiere a desarrollos en materia pública y privada. Sin embargo, Carámbula sostuvo que a Ciudad Vieja cuenta con una ubicación estratégica en la ciudad, por lo que merece más inversión en materia pública y privada.

“En general, en los cascos históricos de las ciudades, el gobierno es quien da incentivos adecuados para que el sector privado responda e invierta en ella, pero aún hace falta apostar en infraestructura urbana (más iluminación, nuevas veredas, espacios públicos y reforzar la videovigilancia) y también haría falta facilitar la normativa de edificación para promover incentivos, ya que es una zona que hoy no es considerada como primera opción para invertir”, explicó.

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