SITUACIÓN
Dos de los principales actores del mercado analizaron su actividad anual.
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El cementero es un mercado concentrado en todas partes del mundo. Actualmente en Uruguay existen cuatro empresas: Cementos del Plata (comercializa y distribuye exclusivamente lo producido por la unidad pórtland de Ancap), Cementos Artigas (propiedad de la española Cementos Molins y la brasileña Votorantim), Cielo Azul (del empresario brasileño Ernesto Correa) y Cementos Charrúa (propiedad de Diego Godín y Diego Lugano). Las cuatro se disputan un mercado pequeño y que no crece a la par de la economía del país.
Cielo Azul ingresó al mercado el año pasado, generando aún más competencia entre las cementeras con presencia local para subsistir en un área compleja.
Entonces, ¿cómo estas empresas logran sostenerse en un mercado tan acotado y con casi nula posibilidad de exportación? Dichas interrogantes fueron consultadas por El País con dos de los principales actores del mercado de pórtland. También se consultó a Cementos Charrúa y Cielo Azul, pero no quisieron hablar al respecto.
El presidente de Ancap, Alejandro Stipanicic dijo a El Pais que en líneas generales el mercado está en un buen nivel de actividad, generando ventas “dentro de lo previsto”. Sin embargo, los precios del pórtland bajaron mucho sobre el final del año pasado (luego del ingreso de Cielo Azul al mercado). En el primer trimestre de este año dichos precios comenzaron a retomar una suba, pero aún están por debajo del nivel de un año atrás, según Stipanicic. “Esto se debe a una política agresiva del nuevo actor -Cielo Azul-, que capturó parte del mercado de bolsas”, dijo el presidente de Ancap.
El cemento se vende en dos modalidades: envasado o a granel. El envasado es más sensible al precio y se vende más que nada en barracas, además de estar orientado a pequeñas obras o algunas donde el costo del cemento no es relevante para el costo final de la obra. Por otro lado, el cemento a granel está destinado a obras de gran envergadura, donde la resistencia mecánica y la estabilidad del cemento son claves, ahí es donde Ancap aún se hace fuerte dentro de la industria.
“Es un sector con una alta concentración. Básicamente el sostenimiento se ha dado por el prestigio de la marca y la calidad de nuestros productos. El factor precio influye en un segmento del mercado que no valora tanto la calidad del producto”, manifestó Stipanicic.
Ancap nota una afectación en el mercado de bolsas, ya que “es mucho más sensible y permeable al precio”.
La apretada lucha por sacar el mayor rédito en el mercado se puede ver reflejada en números, ya que Ancap produce cerca de 300.000 toneladas de portland al año, pero eso solo corresponde a un 34% del total del mercado hoy en día.
Respecto a esta temática, El País consultó a fuentes de Cementos Artigas. Desde allí confirmaron que al día de hoy el mercado es altamente competitivo, ya que por un lado hay varios “jugadores locales” instalados con una capacidad de producción combinada que excede en alrededor del doble de la demanda.
Además, comentaron que desde hace varios años ingresa cemento importado al país sin controles técnicos adecuados a la normativa vigente, lo que ha instalado una competencia asimétrica para las empresas locales.
Como respuesta al escenario de alta competencia, Cementos Artigas está desarrollando una reconfiguración de sus operaciones con una inversión de US$ 40 millones, incluyendo una nueva planta de molienda y despacho de última generación en la ciudad de Minas.
Las fuentes de la empresa señalaron que esto les brindará una ventaja competitiva, pero además reafirmará a la empresa como la más grande y sustentable del mercado, reduciendo el consumo energético de molienda hasta un 40%, mitigando el impacto del flete de materiales.
Esta inversión que se pondrá en marcha en septiembre también contribuirá a sostener a los productos de Cementos Artigas como los de menor huella de carbono del mercado. La empresa obtiene actualmente entre un 30% y un 40% de su energía térmica desde fuentes alternativas y sustentables. A su vez, según las fuentes, es líder en el uso de materiales alternativos en sus productos, reduciendo su huella ambiental a valores mínimos a nivel nacional y regional.
Stipanicic recordó que las dos plantas de cemento de Ancap “son obsoletas”. ¿Por qué? Una de ellas debido a la tecnología que utiliza y otra por la cantidad de años que tiene de montado. “La planta de Minas fue montada hace 10 años, pero maneja una tecnología poco eficiente en lo que respecta al consumo energético. La planta de Paysandú tiene un proceso más eficiente en lo energético, pero es una planta que tiene 50 años”, afirmó Stipanicic.
También aseguró que los costos fijos de las plantas son altos, ya que la mano de obra es “cara y poco especializada”.
“Nuestras plantas son muy mano de obra dependientes, con escasa automatización y tecnificación, por lo tanto requiere más mano de obra, y esa mano de obra es más cara que la de la competencia, además de tener un rendimiento por tonelada menor”, dijo Stipanicic.
El presidente de Ancap hizo énfasis en que las demás cementeras tienen “costos operativos muy inferiores a los nuestros y cuentan con tecnología más eficiente, por lo tanto se nos dificulta mucho la competitividad relativa con los demás actores del sector”.
Además, estiman que este año tendrán pérdidas de alrededor de US$ 15 millones en el conjunto del negocio. El negocio del pórtland, le da pérdidas al ente desde 1999.
Ventajas y desventajas dentro de la industria del pórtland
Las empresas del mercado uruguayo de pórtland aún confían en el proceso de producción de Ancap. Stipanicic dijo a El País que el hecho de que esté hace 50 años en el mercado, ofrece la misma calidad y tiene un proceso homogéneo, le brinda seguridad al calculista a la hora de confiar en la marca.
“Una empresa que recién entra al mercado y comienza a tener sus primeras experiencias puede no ser tan confiable para un calculista, ya que aún no ha llegado a tener ventas estables”, opinó.
En tanto, este año el sector se ha visto desafiado por una fuerte inflación en sus principales insumos, causada por la conocida conflictividad y consecuente volatilidad de los mercados a nivel internacional.
Debido a esto, desde Cementos Artigas sostuvieron que los costos energéticos se han triplicado o cuadruplicado en pocos meses. Stipanicic dijo que el mercado cementero es un mercado concentrado en todas partes del mundo, donde la industria local tiene mucho peso. “Para exportar hay que ganar el suministro de una obra en concreto, o tener una fuerza comercial en el país de destino. No es un área donde sea fácil exportar, ya que los costos de los fletes son bastante desalentadores, y capturar una posición de mercado significa ir barraca por barraca para convencer al dueño que compre nuestro producto y no el producto de la competencia. Eso exige una fuerza comercial que nuestra empresa no tiene capacidad de desplegar”, confesó.
Stipanicic aseguró que desde Ancap están trabajando en el proceso de asociación con un socio privado y esperan que ese negocio se cierre a fines de este año. “Es inminente la aprobación del Tribunal de Cuentas para un procedimiento de diálogo competitivo que vamos a iniciar de inmediato. Apenas tengamos la aprobación del tribunal vamos a convocar empresas para elegir a nuestro nuevo socio en el desarrollo industrial y comercial regional de nuestro cemento”, sentenció.
Eficiencia dentro del mercado uruguayo
“Si la industria del pórtland quiere ser eficiente y competitiva, para eso tiene que ser productiva en su proceso. El sector de la construcción es un mercado donde hay poca competencia, ya que son mercados que tienen ‘economía de escala’. No hay lugar en Uruguay para demasiados proveedores de cemento, ya que hay escalas mínimas y los costos de comercialización hacen que no sea fácil importar desde cualquier mercado”, dijo a El País Alfonso Capurro, presidente del Centro de Estudios Económicos de la Industria de la Construcción.