Este contenido es exclusivo para nuestros suscriptores.
Pese a una crisis económicaque se profundiza con niveles de inflación que ya superan el 115% anual, el consumo todavía resiste en Argentina. Las ventas en supermercados y shoppings continúan registrando incrementos interanuales, la comercialización de electrodomésticos sigue en alza, y rubros como el de autos y motos mantienen un sostenido crecimiento. A eso se suman picos de demanda en gastronomía, turismo y salidas recreativas.
Sin embargo, esa foto que exhibe una expansión del consumo en rubros puntuales está lejos de representar un síntoma de mejora de la situación económica. Al contrario, la tendencia responde más bien a una estrategia defensiva contra la aceleración de la inflación.
“Paradójicamente, consumir es una manera de ahorrar en Argentina. Dado que mantenerse en pesos argentinos implica perder todos los meses casi un 10% por el aumento de la inflación, el segmento social con margen económico decide en muchos casos adelantar consumos y ahorrar en bienes. A eso se suma que ante la imposibilidad de acceder a la compra de un inmueble o de un auto, muchos argentinos se dan otros gustos puntuales, como salir a comer con más frecuencia a restaurantes”, dijo a El País el economista Sebastián Menescaldi, director asociado de la consultora Eco Go, en Buenos Aires.
En un marco de polarización social creciente, el consumo muestra dos caras bien diferenciadas en Argentina. Por un lado, un vasto sector de la sociedad conformado básicamente por los trabajadores informales, cuentapropistas, jubilados y beneficiarios de planes sociales vienen reduciendo a la fuerza sus niveles de consumo ante el impacto que provoca sobre sus ingresos la aceleración del precio de los alimentos.
Por el otro, el segmento de mayor poder adquisitivo, integrado mayoritariamente por trabajadores formales que sí vienen recibiendo recomposiciones salariales ante la reapertura periódica de las negociaciones paritarias, está moviendo la rueda del consumo como forma de anticiparse al aumento de los precios.
En un contexto de restricciones para dolarizarse debido a los límites que impone el cepo cambiario y de encarecimiento de buena parte de los bienes aspiracionales de la clase media argentina –desde inmuebles a viajes al exterior- por el salto del dólar, los pesos argentinos excedentes se vienen destinando a rubros como el de los bienes durables.
Por caso, las ventas de electrodomésticos registraron un aumento del 8,2% en unidades en el primer trimestre de este año con relación al mismo período de 2022, según un reporte de la firma de análisis e investigación de mercados GfK.
La tendencia es similar en la venta de autos. Entre enero y mayo fueron patentados 195.078 vehículos, un 11,8% más que en el mismo período de 2022, según la Asociación de Concesionarias de Automotores (ACARA).
Sin embargo, por detrás de esa alza general de las ventas asoman las tendencias cruzadas que registra el consumo en Argentina.
Mientras hace una década casi la mitad de los vehículos que se comercializaban eran económicos, en la actualidad ese segmento está muy reducido y, en cambio, crece la venta de pickups y autos premium. Esa transformación del mercado automotriz, derivada de las dificultades crecientes que tiene un amplio sector social para acceder a la compra de un vehículo, viene impulsando a la comercialización de motos.
En los primeros cinco meses del año, las ventas de motos ascendieron a 204.832, un 10% más que en el mismo período de 2022.
La pulsión por escapar de los pesos argentinos también incentiva el consumo en recreación y cultura. Ese sector, que incluye salidas, gastronomía y turismo, registró en abril un crecimiento del 16% interanual, con niveles que ya superan a los observados antes de la pandemia, según el índice de consumo que elabora la Cámara Argentina de Comercio (CAC).
A contramano del crecimiento en rubros a los que acceden los segmentos de ingresos medios y altos, el consumo masivo de bienes de primera necesidad viene exhibiendo retrocesos desde finales del año pasado.
Los uruguayos entre los que más mueven el consumo
Otro factor clave que explica el sostenimiento del consumo a nivel general pese al actual escenario de crisis es el incremento del turismo receptivo. Ante el salto de los tipos de cambio paralelos, muchos de los precios en Argentina quedaron baratos en dólares aún con el alza registrada por la inflación en los últimos meses. Esa brecha fue una de las claves que impulsó el arribo durante el primer cuatrimestre del año de 4,5 millones de visitantes extranjeros al país, de los cuales 2,5 millones fueron turistas dado que pasaron al menos una noche en Argentina, según cifras del Ministerio de Turismo y Deportes.
Esos visitantes gastaron entre enero y abril unos US$ 2.000 millones, consumo que favoreció el movimiento comercial en las ciudades turísticas y limítrofes. El ranking de los países que más turistas aportaron a Argentina en el primer cuatrimestre del año es encabezado por Chile, con el 21,2% del total; seguido por Uruguay, con el 16,1%; Brasil, con el 15,1%; Estados Unidos, 10,1%; Paraguay, 7,2%; y Bolivia, 3,6%.
En el caso de Uruguay, la brecha de precios con Argentina se ha ampliado a ritmo acelerado en los últimos cuatro años. Desde inicios del 2019, mientras en Uruguay los precios en dólares se incrementaron en torno a un 20%, en el mismo período en Argentina cayeron casi un 30% medidos en relación al dólar “blue”. En ese contexto, en el primer trimestre del año cruzaron el Río de la Plata 902.620 residentes uruguayos –cada salida de una misma persona se la registra como adicional-, casi 11 veces más que en el mismo período de 2022. Con semejante flujo, el gasto de los uruguayos en Argentina sumó entre enero y abril US$ 291,3 millones, de acuerdo a datos del Ministerio de Turismo de Uruguay.
En medio de una crisis económica y social que se agudiza, el consumo en Argentina se sostiene gracias al aporte del turismo y, sobre todo, al adelantamiento de compras por parte de los segmentos de ingresos medios altos y altos. Sin embargo, todo indica que esa tendencia no es sostenible a mediano plazo. “
“Ante la incertidumbre económica que se profundiza con la proximidad de las elecciones presidenciales, los ingresos están yendo casi todo a consumo y muy poco a ahorro. Pero como se trata solo de un adelantamiento de consumo para resguardarse de lo que pueda pasar a fin de año o en 2024, más temprano que tarde podría producirse un freno abrupto. De hecho, en la consultora calculamos una caída del consumo en torno al 2% para este año”, dijo a El País Francisco Ritorto, economista de ACM, en Buenos Aires.
Un relevamiento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), con datos de fines del año pasado, refleja hasta qué punto llegan las dificultades de un vasto segmento de la sociedad argentina para adquirir los productos básicos de la canasta familiar. El informe señaló que un 53,5% de los hogares en Argentina se vieron obligados a solicitar financiamiento y que un 63,8% de las familias que se endeudan lo hacen para costear los gastos en comida y medicamentos.
“El consumo está fragmentado. Por ejemplo, las cantidades vendidas en supermercados vienen creciendo en torno al 2% en lo que va del año, pero los autoservicios, que cubren casi dos tercios de la demanda del país, caen 8% por debajo del año pasado. También hay un cambio en las calidades de los productos: para mantener el nivel de consumo, muchos argentinos están comprando segundas y hasta terceras marcas”, dijo Menescaldi.
Banco Central argentino aceleró ritmo de devaluación del peso
El Banco Central (BCRA) aceleró esta semana el ritmo de devaluación del peso (mediante la compra de US$ 631 millones): dejó subir al dólar mayorista de 235,75 a 240,85 pesos argentinos, es decir, en 5,10 pesos argentinos, lo que supone “el mayor ajuste nominal semanal desde agosto de 2019″, hizo notar el operador y analista Gustavo Quintana, de PR Cambios. “Es una carrera que parece no ceder, menos aún con la inflación esperada para el mes de mayo”, dijeron en Delphos Investment.
(En base a La Nación / GDA)