El dilema que se le plantea al gobierno de Javier Milei y la incógnita sobre qué va a pasar con el dólar

Una duda es si la inflación seguirá su recorrido a la baja o surgirán presiones que pongan freno a esa tendencia, otro punto clave además del futuro del dólar.

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Visita de Javier Milei a Bolsa de Valores de Nueva York
Javier Milei.
Foto: Michael M. Santiago/AFP.

El gobierno de Javier Milei continúa sacando rédito de su principal logro: la sostenida desaceleración de la inflación. La caída desde el pico del 25,5% mensual registrado en diciembre de 2023 al 2,7% de octubre pasado (el índice más bajo en casi tres años) es el aspecto de la gestión más valorado por buena parte de la población y el que mantiene en niveles relativamente altos la imagen positiva del gobierno, según el consenso de las encuestas.

Hacia adelante, el interrogante es si la evolución de la inflación, una variable que en Argentina no solo define el escenario económico sino también el político, continuará su recorrido a la baja o surgirán presiones que pongan freno a esa tendencia.

Actividad económica

“El principal factor que permitió desacelerar la inflación fue la gran contracción de la oferta monetaria. El Banco Central dejó de emitir tanto para financiar el déficit del Tesoro como para cubrir el déficit cuasifiscal, y ya en el tercer trimestre, por primera vez en décadas, la oferta monetaria estuvo por debajo de la demanda”, dijo a El País el economista Jorge Colina, titular del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa).

“Eso es lo que torció una curva de inflación que iba hacia la híper. La incógnita ahora es cuándo se recuperará la actividad económica”, añadió.

Colina recordó que “en la década del 90 había inflación aún más baja, pero el problema era la falta de crecimiento por el atraso cambiario. Esa vieja discusión es la que se volverá a plantear en los próximos meses”.

Luego de la devaluación del 118% del peso argentino dispuesta al inicio de la gestión, el ministro de Economía, Luis Caputo, cerró las canillas de emisión monetaria y puso en marcha un esquema de devaluación administrada del 2% mensual. Esas medidas, en el marco del mantenimiento del cepo cambiario heredado del gobierno peronista, convirtieron al tipo de cambio oficial en un ancla que permitió frenar el ritmo al que venían corriendo los precios.

Dólar
Dólar.
Foto: Archivo

A partir de julio el control se extendió también a los dólares paralelos con la intervención del Banco Central en esos mercados. Al costo de sacrificar reservas que escasean, el Banco Central logró con esa estrategia que las cotizaciones de los dólares MEP y Contado con Liquidación cayeran cerca de un 20% en los últimos cuatro meses y se redujera drásticamente la brecha con el tipo de cambio oficial.

Caída del consumo

Además de la calma cambiaria, otro factor que impuso un freno a la carrera alcista de los precios es la fuerte caída del consumo, una tendencia que alcanza incluso a rubros muy sensibles de la canasta básica.

Entre enero y octubre el consumo cayó 13,8% en las cadenas de supermercados y 11,8% en los autoservicios independientes con respecto al mismo período del año pasado, según la consultora especializada Scentia.

Además de las bruscos descensos en rubros como “Bebidas con Alcohol”, “Higiene y Cosmética” y “Limpieza de ropa y hogar”, en octubre la caída también se profundizó en segmentos con demanda más inelástica como “Alimentación”, con una contracción interanual del 17,1%.

Más allá de esos efectos colaterales del plan económico, el gobierno apunta a profundizar el esquema actual para avanzar con la desaceleración de la inflación.

Javier Milei
Javier Milei, Presidente de Argentina
Foto: AFP

En esa línea, Milei anticipó que si la inflación sigue en caída dos meses más, el gobierno bajará el ritmo de mini devaluaciones del tipo de cambio oficial del 2% al 1% mensual. La visión de la Casa Rosada es que a esta altura las devaluaciones del 2% por mes dejaron de ser un ancla que contiene a los precios para convertirse en un factor de inercia que impide desacelerar más rápido la inflación.

“El tipo de cambio es el factor excluyente que permitió frenar la inflación dado que buena parte de los bienes y los servicios empezaron a correr al ritmo de devaluación del 2% mensual. Si el dólar se mantiene controlado, la inflación va a seguir con tendencia declinante”, dijo a El País el economista Guido Zack, director del centro de investigación Fundar.

Futuro incierto

Si bien el gobierno confía en que la desaceleración de la inflación se profundizará, hay interrogantes que aún no han sido despejados. Las principales dudas se basan en que algunas de las condiciones que permitieron perforar el piso del 3% de inflación podrían no repetirse en los próximos meses.

En octubre, para apurar una mayor reducción de la inflación, el ministro Caputo, además de impulsar una baja simbólica del 1% en el precio del combustible, decidió postergar los aumentos previstos en las tarifas de los servicios públicos y el transporte.

El problema es que, pese a los fuertes incrementos dispuestos durante el primer semestre, las tarifas de electricidad, gas y agua aún deberían incrementarse en alrededor de un 40% por encima de la inflación para alcanzar los niveles tarifarios de abril de 2019, mes en que fue aplicada la última tanda de aumentos antes del virtual congelamiento de cuatro años establecido por el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. También quedan ajustes pendientes en combustibles y transporte público.

Javier Milei en Ualá
Javier Milei en Ualá
Foto: La Nación

Otro factor bajista de la inflación que podría perder fuerza en los próximos meses es la caída del consumo. Tras el desplome de los ingresos reales registrado entre diciembre de 2023 y el primer cuatrimestre de este año, el poder adquisitivo de los salarios viene registrando una tenue recuperación a partir de mayo. Eso, sumado a la reaparición del crédito que comienza impulsar las ventas en segmentos como el de bienes durables, anticipa una mejora del consumo.

El esperado repunte de la demanda podría impulsar en los próximos meses una recomposición de márgenes de rentabilidad que fueron recortados durante la peor etapa de la crisis.

La evolución del dólar: una incógnita en Argentina

Por último, la incógnita siempre latente en Argentina es cuál será la evolución del precio del dólar. Si bien el esquema de devaluación administrada fue exitoso para desacelerar la inflación, en el camino fue acumulando severas distorsiones, entre ellas un creciente atraso cambiario. Mientras en lo que va del año la devaluación del tipo de cambio oficial rondó el 20%, la inflación acumuló 107%.

Para peor, la pérdida de competitividad cambiaria se ha ido acentuando en las últimas semanas con la devaluación del real en Brasil y del yuan en China, los principales socios comerciales de Argentina. Con eso, el Índice del Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM), un indicador elaborado por el Banco Central que mide el precio relativo de los bienes y servicios de la economía argentina con respecto al de los principales 12 socios comerciales del país, ya se ubica en niveles similares a los que registraba hace un año, antes de la fuerte devaluación convalidada por el gobierno de Milei pocos días después de asumir.

“La sensación es que el tipo de cambio real actual no es compatible con la productividad de la economía argentina. Pasamos de ser uno de los países más baratos a ser uno de los más caros dado que los precios en dólares se duplicaron y hasta triplicaron en el último año”, afirmó Zak.

“Mientras el tipo de cambio oficial siga corriendo a un ritmo menor al de la inflación, la corrección posterior va a ser más fuerte. El desafío, entonces, será cómo salir del cepo sin un salto cambiario que vuelva a impulsar a los precios. Son incógnitas que se abren para las cuales todavía no hay respuestas certeras”, concluyó.

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