Por Aníbal Durán
Autores notorios han insistido en que buena parte del análisis económico y jurídico se basa en la calidad de los incentivos. En un sistema que potencia los buenos incentivos la gente da lo mejor de sí; en cambio en un sistema donde los incentivos para mejorar son escasos o nulos, la gente revela lo peor de sí. No estoy inventando la cuadratura del círculo…simplemente constato a través de recientes experiencias que el estímulo fomenta, alienta, hace posible las inversiones.
Y por qué se necesita el acicate? Porque somos un país caro, los números son muy finitos y es precisamente esa situación la que determina que muchas veces el promotor en este caso, espera mejores vientos para la inversión siempre millonaria que piensa concretar. En ese contexto el gobierno aprobó con una mirada muy astuta, sendas normas jurídicas que precisamente incentivaron al sector. Cumpliendo con su palabra empeñada, a través del entonces Presidente electo Luis Lacalle Pou, los decretos sobre vivienda promovida y megaproyectos fueron virtuosos y comenzaron a dinamizar cierta inercia que se venía gestando.
Y es precisamente en esa línea de inversión y consecuentemente generar empleo, donde van dirigidas estas líneas.
En una prosa de tiempo atrás, ya nuestro asesor financiero el Cr Alfredo Kaplán, se explayó con su erudición consolidada, sobre ciertas
reivindicaciones que pretende el sector, los promotores privados, para un determinado estamento, una franja específica que no fue contemplada.
En buen romance, aquellos promotores privados que invierten desde tiempos inmemoriales, generación tras generación lo vienen haciendo, y que no han recalado en la vivienda promovida y que por otra parte invierten en proyectos inmobiliarios de menor porte que los establecidos para los
megaproyectos, son los que vienen quedando colgados del pincel.
Se me dirá…“vivienda promovida pueden hacer” y tal vez en algún momento acontezca, pero el target tradicional de estas decenas y decenas de promotores está establecido en zonas donde no llegan los efectos de la vivienda promovida. Por decirlo en forma grotesca, Avenida Italia al Sur. Proyectos de mil metros cuadrados en adelante que implican también una importante inversión y la ocupación de puestos de trabajo. Y cuyo importe no llega al mínimo que requieren los megaproyectos. También estamos a la espera gubernamental, respecto a modificar algunas fechas que están por caducar para invertir con más holgura por un lado, pero también para lograr el 100% en la deducibilidad del terreno
Y alguna respuesta obtendremos, sin duda. Desde el Ministerio de Economía y Finanzas, nunca faltan respuestas. Estarán acordes o no a nuestro paladar, pero siempre existe una instancia de diálogo.
Que la frazada es corta, está claro. Pero que la promoción privada, dinamiza, también. Y que absorbe mano de obra, es un dato. Lo que se exonera por un lado, se suple con creces con todo lo que genera…la manida frase del “círculo virtuoso de la obra…”. Todo para ganar-ganar.