Como adelantándose a las preguntas de una audiencia empresarial inquieta, el presidente del Banco Central (BCU), Diego Labat, ofreció un balance sobre lo que significa la baja de la inflación, la situación del dólar y defendió la libre flotación de la moneda estadounidense sin la intervención oficial.
En un evento organizado por Somos Uruguay anoche, Labat recordó que al comienzo de su gestión, la inflación en los últimos 12 meses era de 11,5% y en los 12 meses a febrero estaba en 4,7% (hoy se conocerá el dato a marzo).
“Pero lo más importante no es la baja, sino que se continúe la política”, señaló, considerando que este es un año electoral. A su juicio, la caída de la inflación muestra que “sí se puede”, pero hay que continuar bajándola.
Uno de sus mensajes más repetidos fue que “los agentes económicos deben tener en cuenta que la inflación seguirá con el eje en 4,5%”, dijo Labat.
En tal sentido, remarcó una y otra vez que el BCU seguirá con el compromiso de que la inflación se mantenga en la meta (de entre el 3% y 6%). Hasta ahora van nueve meses consecutivos con la inflación dentro del rango objetivo. “Si la inflación se desvía de 4,5%, el BCU sube la tasa de interés y aprieta las condiciones monetarias para que vuelva al rango”, reafirmó.
El presidente del BCU reconoció que las expectativas de los agentes económicos sobre la suba de precios se habían ido acomodando a las proyecciones del Central y que este era depositario de una mayor confianza, pero que ese “acomodarse” no es “tanto como quisiéramos”, al recordar que están en el orden del 6% (ver nota en página siguiente), es decir, en el techo de la meta.
Lo cierto es que el BCU se propone alinear más las expectativas, dado que la suba de precios esperada sirve de referencia para el establecimiento de precios y salarios.
Dólar
Labat destacó el programa “Hacia una moneda de calidad”, con cinco pilares: el compromiso de una inflación baja (ya mencionado), la tasa de interés como nuevo instrumento de política monetaria (al que se recurrió para bajar la inflación), desdolarizar la economía, libre flotación de la moneda, y fortalecer la transparencia de las comunicaciones.
En ese aspecto, hizo énfasis en la libre flotación como política cambiaria.
“La libre flotación es la mejor referencia que uno puede tener. El BCU no interviene en el tipo de cambio desde hace unos tres años”, afirmó Labat, para pasar a hacer un racconto de las decisiones en materia monetaria y cambiaria a lo largo de la historia de Uruguay: desde 1931 cuando se instaló el control de cambios, pasando por 1958 con la reforma monetaria y cambiaria, el posterior tipo de cambio fijo (hasta la crisis de 2002) hasta hoy cuando, a su entender la moneda se ha apreciado con la libre flotación. Y el BCU continuará en esa línea, según afirmó.
A su entender, la inflación en dólares constantes de Uruguay no es muy distinta a la inflación de Estados Unidos o del mundo. “La frase de que el atraso cambiario (de Uruguay) es el más grande de la historia, no se ve”, afirmó Labat, para quien los movimientos del tipo de cambio real “tampoco fueron los peores de todos los tiempos, como se dice”, agregó.
Puso como ejemplo a Nueva Zelanda, país que es una referencia para Uruguay por sus similitudes en muchos aspectos, y en como su banco central no ha intervenido (o interviene muy poco) en el mercado de cambios.
“Hoy son pocos los países que intervienen el mercado de cambios y muchas veces, cuando se hace, tiene un costo”, cuestionó Labat.
En cambio, cuando se deja flotar libremente al dólar, las empresas, en la medida que dejan de tener certezas, tienden a desarrollar mecanismos para “cubrirse”, lo que favorece la dinámica general.
Esto llevó a que -afirmó- en Uruguay aumentaran las operaciones de dólar futuro de las empresas con los bancos, pasando de los US$ 20 millones al mes en 2021, a US$ 120 millones al mes en 2024.
Proyecciones
El BCU proyecta que la inflación estará en 5,3% en 24 meses, aunque Labat adelantó que las nuevas estimaciones que se anunciarán la semana próxima serán algo a la baja. Para el cierre de este año, se prevé que esté en 4,9%.
Sobre la tasa de interés, actualmente en 9%, Labat manifestó que aún existe un espacio para bajarla, que el Central usará dependiendo de los datos de inflación y las expectativas del mercado.
“La mejor contribución del BCU con la sociedad es tener una inflación baja, lo que implica evitar problemas redistributivos. Una inflación alta perjudica el funcionamiento micro de la economía, lleva a decisiones empresariales correctas pero no óptimas”, dijo Labat en relación al objetivo del BCU, con el que se mostró satisfecho.
Consultado sobre el “debe” que dejará en su gestión, Labat respondió: “Me hubiera gustado ir más rápido. Por ejemplo, me hubiera gustado ver las mejoras del sistema de pago en 2021 o 2022”. Pero, igual el presidente del BCU se mostró satisfecho con ese logro, así como con la baja de la inflación, a la que destacó especialmente.
Controles y lavado de dinero
El presidente del BCU fue consultado por el narcotráfico y los controles al lavado de activos, a lo que contestó que existe una estrategia nacional contra el lavado que se publicará en los próximos días. A su juicio, el sistema actual establece muchos controles pero los procesados al final son pocos, por lo que se necesitan mecanismos más eficientes.
Otra de las preguntas se refirió a la usura y a los 660.000 “deudores irrecuperables” que tiene el país. Labat respondió que Uruguay “trabajó mucho” en la formalización del mercado de créditos y en cambios normativos para resolver estos problemas. El BCU preveía que se regularan las empresas otorgantes de crédito desde 2023, y que actualmente se está regulando algunas de ellas. Un foco de preocupación siguen siendo los niveles de las tasas de interés. “La ley de usura tiene dificultades, pero hay que ser cuidadosos con los cambios, para que la situación no empeore”, advirtió Labat.
También habló sobre “Uruguay caro” y recomendó no tomar atajos en las soluciones.
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