El potencial que tiene la Antártida para Uruguay y la advertencia sobre qué hacen algunas potencias

El director de Inteligencia Estratégica, Álvaro Garcé, habla de posibles intereses de explotación en la zona. En otro orden, considera que su unidad debería trabajar en conjunto con el Parlamento.

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Álvaro Garcé, director de Inteligencia Estratégica del Estado.

Su cargo exige discreción y por eso casi no habla públicamente. Sin embargo, el director de la Secretaria de Inteligencia Estratégica del Estado, Álvaro Garcé aceptó una entrevista con El País para referirse a un aspecto al que el gobierno apunta en forma estratégica: la Antártida.

Garcé es abogado, fue Comisionado Parlamentario Penitenciario, y es profesor universitario. También fue candidato —”accidentalmente”, dijo— a la intendencia de Montevideo (2015). En su despacho en el piso 10 de Torre Ejecutiva, el principal mensaje de Garcé es que hay que cuidar los recursos naturales y el trabajo que allí se realiza, porque la geopolítica mundial ha cambiado y aparecen nuevas potencias con posibles intereses de explotación de esos recursos, no de investigación como hasta ahora.

Si bien su discurso dista de ser alarmante, la amenaza existe. Países como Rusia han cuantificado las riquezas debajo del hielo antártico. Hacia el final de la conversación, Garcé hace referencia al cierre de su gestión, prevista para principios de 2025, y considera que los órganos de Inteligencia del Estado deberían trabajar en conjunto con el Parlamento.

En relación a la Antártida, Uruguay en 1980 logró ser miembro adherente al Tratado Antártico y, posteriormente, en 1985, sumó un estatus consultivo, lo que le otorga voz y voto. Esta es una zona clave del mundo desde el punto de vista de los ecosistemas, la alimentación y la investigación. Lo que sigue es un resumen de la entrevista que Garcé mantuvo en El País.

—¿Cómo es la participación de Uruguay en la Antártida?

—La Antártida es el ejemplo de la mejor política pública. Es la política pública más antigua y la que más lejos ha llegado en Uruguay, abarcando nueve gobiernos. Es decir, la parte final del período de facto y los ocho desde 1985 en adelante: tres del Partido Colorado, tres del Frente Amplio y dos del Partido Nacional o la Coalición. Los lineamientos, a partir del Plan Antártico de 1961, han sido establecer la presencia de Uruguay en la Antártida y luego consolidarla. Como resultado, hoy este país tiene una posición absolutamente privilegiada, como adherente al Tratado Antártico y miembro consultivo. Es uno de los 29 estados en el mundo que toma las decisiones sobre la Antártida. En términos deportivos, eso equivale a jugar en las grandes ligas.

—¿Qué proyectos más destacados ha realizado Uruguay en la Antártida últimamente?

—Creo que sería un atrevimiento de mi parte divulgar cuestiones que corresponden a la Universidad de la República, pero diría que lo fundamental ha tenido que ver con la pesca y los recursos alimenticios, temas esenciales para la vida. Uruguay ha trabajado muy bien, por ejemplo, en todas las investigaciones relacionadas con el krill, que es la base de la cadena alimenticia.

—¿El cambio climático también está en el eje de lo que están haciendo allí?

—Sí, hay señales muy preocupantes de la reducción del grosor de la capa de hielo. Y, de hecho, se ha constatado crecientemente el deshielo de masas y la fisura de masas de hielo muy importantes en el continente y en toda la zona adyacente. Fíjese que la Antártida tiene una superficie de unos 14 millones de kilómetros y a eso se suman todas las aguas circundantes que superan los 20 millones de kilómetros cuadrados. Por lo tanto, las señales de un cambio en los ecosistemas son cuestión de preocupación mundial.

—¿Por qué se conoce poco lo que se hace en la Antártida?

—La visibilidad del tema no está en directa proporción con su importancia. Se habla poco de la presencia uruguaya en la Antártida, sin embargo, nuestra presencia a partir del año 1984 ha sido constante, y sobre todo, quienes realizan esa tarea — en el Instituto Antártico Uruguayo, los científicos de la Universidad de la República, las tres ramas de las Fuerzas Armadas que apoyan permanentemente la labor del Estado a través de las campañas antárticas—, demuestran una gran vocación. Diría que es un tema para resaltar que este gobierno ha tenido un compromiso fuerte con el proyecto antártico, como la visita del presidente (Luis) Lacalle Pou el año pasado. Además, en el final de este período de gobierno, alentamos desde desde la Secretaría de Inteligencia Estratégica, la continuidad de la política de Estado en la Antártida. La presencia allí debe ser permanente e incrementarse.

Álvaro Garcé destaca la misión de la Base Artigas en la Antártida.jpg

—¿Qué se deja en la Antártida en el final de este período?

—Quedan medios que son interesantes para la presencia de Uruguay en la Antártida. Por ejemplo, los dos aviones Hércules C130, que fueron adquiridos en 2020; el nuevo buque oceanográfico Oyarvide; el buque 04 Artigas, que es insignia de nuestra Armada Nacional que comenzó a reciclarse en el período pasado y terminó de concretarse en el presente, con un horizonte de vida útil de 15 años. Y ahora se está sumando la posibilidad de adquirir helicópteros. Es decir, la disponibilidad de medios es fundamental para que Uruguay continúe este proyecto, sobre todo teniendo en cuenta que en el año 2048, cuando se cumplan 50 años de la vigencia del Protocolo de Madrid, que es un protocolo del Tratado Antártico, se va a producir una revisión. Y es importante que Uruguay tenga los antecedentes acreditados como para mantener su posición de privilegio.

—¿Existe alguna posibilidad de que pierda esa posición ante una nueva revisión?

—No, hoy no está amenazada esa posición, pero cualquiera de los Estados que no realicen las investigaciones científicas relevantes y que no cumplan con sus obligaciones, puede perder la posición. Uruguay la está cumpliendo cabalmente con todas sus obligaciones, pero sabemos que la Antártida es una zona a la que muchas potencias miran cada vez con un mayor interés.

Álvaro Garcé en su despacho en Torre Ejecutiva.jpg

—¿El riesgo es por potencias que tienen fines de explotación, o quieren poner bases de otro tipo en la zona?

—El tema es que hoy la Antártida constituye un espacio de paz, de cooperación, donde está prohibida la actividad militar, las explosiones nucleares, la eliminación de desechos radioactivos. La posibilidad de bases de carácter militar o de realizar actividades militares está prohibida por el Tratado Antártico; sí existe un riesgo que, eventualmente, cambien las reglas de juego en algún momento y se permitan ciertas formas de explotación de los recursos naturales. Eso constituye un riesgo, porque actualmente hay técnicas de explotación de los recursos naturales que hacen que lo que antes no era rentable, hoy pueda serlo. Hace décadas era impensable la explotación de los recursos minerales que existen —y en abundancia— bajo la capa de hielo; sin embargo, hoy existen otras técnicas de explotación y, además, la capa de hielo se viene afinando. Eso implica un doble peligro enorme para toda la humanidad. Primero, el desastre del punto de vista de los ecosistemas, el peligro del aumento de los océanos, de la invasión del agua en superficies actualmente pobladas. Y sobre todo, el peligro que vemos es que, lo que hasta ahora ha sido un consenso de juego limpio, de fair play, puede en algún momento verse cuestionado por potencias que tienen aspiraciones muy fuertes. Uruguay ha tenido un rol protagónico en todo el sistema antártico y confiamos en que, en el próximo gobierno, independientemente del partido que gane, esta política continuará.

Reclamos de soberanía

“No solo el Tratado Antártico de base de 1929, sino sus protocolos adicionales son un ejemplo de cooperación y de lo que la humanidad debe hacer. En este sentido, la Antártida tiene un régimen jurídico sui géneris, único. Quizás ese estatus puede tener analogías con el espacio, en el sentido que allí también se prioriza la investigación científica, la cooperación y han quedado jurídicamente inhibidos los reclamos de soberanía nacional”, dijo Garcés.

—¿Qué países tienen interés en los recursos de la Antártida como para explotar?

—Existen países que en 1959 no tenían el protagonismo que hoy tienen. Entonces, actualmente están buscando, con la presencia de nuevas bases, cada vez más grandes, tener un rol protagónico en el sistema antártico. Aquel mundo bipolar de 1960 ha cambiado, existe una realidad distinta.

—¿Se refiere a China o a los países asiáticos?

—Los asiáticos, básicamente. Y frente a esa nueva realidad, es lógico pensar que pueden llegar a producirse algunas redefiniciones (de los acuerdos). Pero la razón de ser del Tratado Antártico es la protección de la zona como espacio de paz, de colaboración y de investigación científica. Lo que podemos decir es que China es uno de los países que ha demostrado mayor interés en tener actividad en la Antártida, ha inaugurado bases en los últimos años en la medida en que constituye un miembro del Tratado. Eso es inobjetable.

—¿Han surgido indicadores concretos, que sean advertencias en ese sentido?

—Usted seguramente recordará que alrededor del mes de mayo hubo un anuncio por parte de Rusia, que es uno de los miembros del Tratado Antártico, respecto del hallazgo de una reserva de petróleo en la zona de la Antártida que duplica las reservas que tiene Arabia Saudita. Esto en sí mismo no implica por sí un reclamo de soberanía económica, pero por otro lado, debe quedar absolutamente claro que si se halla una cantidad de recursos hidrocarburos tan importante, debe haber sido, suponemos, en el contexto de una investigación científica dentro del marco del tratado y no dentro de otra clase de estudios orientados con una finalidad económica. No creo que esto constituya una amenaza en sí, pero nos llama a la reflexión —a todos los integrantes del Tratado Antártico— respecto de la necesidad de mantenernos en el eje adecuado, es decir, en la investigación científica y no relacionada con objetivos de explotación económica. Si esto fuera el antecedente de algún proyecto de explotación económica, debería toda la comunidad antártica y la comunidad internacional poner un límite muy claro porque aquí hay un activo global de la humanidad que tiene que ser preservado.

Trabajar en conjunto con el Parlamento

—¿Qué balance hace de su gestión, cerca de finalizar?

— Hemos intentado, junto con un equipo, avanzar en la maduración y el progreso de un Sistema Nacional de Inteligencia, como la ley lo manda y hemos dado los pasos para que Uruguay tenga en el final de este período un sistema un poco más avanzado que el que recibimos, reconociendo el aporte de quienes nos precedían.

—¿Qué le queda por hacer en los próximos meses?

—Así como hemos hablado de la necesidad de mantener una política pública sobre la Antártida, en materia de Inteligencia debemos dar los pasos también en esa dirección. Es algo más difícil, porque respecto de la Antártida estamos todos de acuerdo en los objetivos y coincidimos en los medios. Respecto a la Inteligencia, todo el sistema político coincide en la fundamental importancia de la Inteligencia como actividad de Estado, en que tiene que ser una tarea al servicio del Estado de Derecho, dentro de la Constitución y de la ley, sin ninguna clase de excepción. Pero luego tenemos matices sobre los medios para asegurar esos objetivos.

—¿A qué se refiere con diferencias en los medios?

— A las decisiones para hacer posibles los fines de la Inteligencia. No cabe ninguna duda de que los recursos se han incrementado. Eso es bueno reconocerlo, creo que se deberían seguir incrementando, al mismo tiempo que sería bueno para el país que los órganos de inteligencia trabajen en conjunto con el Parlamento Nacional. El Parlamento tiene una tarea de supervisión, que es fundamental. La supervisión democrática de la Inteligencia es una cuestión clave para que toda la población pueda tener la seguridad de que los órganos de Inteligencia del Estado trabajan para proteger sus derechos, y no para amenazarlos. Yo les puedo decir que ese ha sido nuestro compromiso, no nos hemos apartado en ningún momento de ese objetivo.

—¿En qué cargo se proyecta de ganar Álvaro Delgado la Presidencia?

—No quisiera anticiparme. La obligación que tenemos todos los que trabajamos en el Sistema Nacional de Inteligencia es seguir haciendo las cosas bien y a conciencia hasta el último día. Al día siguiente se verá.

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