El 2025 arranca con un nuevo gobierno, la meta de hacer crecer la economía —fundamental para la credibilidad del programa de gobierno y el financiamiento de iniciativas de inclusión, bienestar y convivencia— y la incógnita sobre cuáles proyectos de la administración anterior seguirán adelante —o no— en esta nueva etapa nacional.
En la Encuesta de Expectativas Económicas de El País, gran parte de los analistas consultados coinciden en que la ley de presupuestos quinquenal será clave, así como la negociación salarial, la cual incidirá en diversos indicadores económicos.
Uno de los principales desafíos será mantener los niveles de inflación controlados (con un precio de dólar que subirá, pero llegando a niveles estables, según proyecciones) y disminuir el déficit fiscal, que no será fácil.
De hecho, el déficit fiscal aparece como una de las preocupaciones que comparten los analistas, considerando que hoy está en niveles bastante elevados —en el orden del 4%— y el nuevo gobierno ya se ha planteado compromisos que implican erogaciones.
Asimismo, aparece en algunas encuestas que como el compromiso es, en principio, de no aumentar la carga tributaria, es probable que el nuevo gobierno revise los regímenes de exoneraciones para generar cierto margen fiscal.
Sobre el tipo de cambio, analistas esbozan el escenario de que el nuevo gobierno mantenga la actual política monetaria, con la interrogante abierta de que podría intervenir en el mercado del dólar.
Mucho se ha hablado de las reformas estructurales que necesita el país, siendo esperable que al menos algunas de éstas sean abordadas por el próximo gobierno, aunque falta determinar con qué profundidad o celeridad se llevarán a cabo.
Es probable que el nuevo gobierno decida no encarar una reducción de la nómina del Estado, una medida necesaria según varios analistas, pero impopular.
Hasta acá varios temas comunes entre los analistas consultados y, seguidamente, El País presenta las apreciaciones de cada uno de ellos sobre indicadores específicos y otras consideraciones económicas.
PIB, Inflación, déficit fiscal y dólar
Las proyecciones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del próximo año se ubican, en su mayoría, en los niveles históricos de Uruguay, en el entorno del 2%-2,5%, o incluso un poco más arriba.
Quien se mostró más cauteloso fue Lema, con un estimado que tiene como mínimo 1,5% y llega a 2,5%, mientras que Pérez hace la proyección más alta del alza del PIB, con 3,3%.
En cuanto a la inflación, todos los analistas la ubican en el tope máximo del rango meta marcado por el BCU, en el entorno de los 5,5%, exceptuando Lema que la proyectó con un máximo de 6,5% y Mordecki consignó “superior a 6%”.
Sobre el déficit fiscal, las estimaciones van en el rango que va del 3,3% del PIB (el más bajo consignado por Sibille) y 4,5% del PIB (Mordecki), con gran concentración entre el 4%. Esto es, superior a los 12 meses cerrados a octubre de 2024, cuando el resultado del Gobierno Central-Banco de Previsión Social (GC-BPS) se ubicó en 3,1% del PIB.
El desempleo, ubicado mayoritariamente en el orden del 8% en las encuestas, resultó con un mínimo de 7,6% proyectado por Landeira y un máximo de 8,9% dado por Lema. Esto dependerá, en gran parte, del interjuego de otras variables, como el nivel de crecimiento de la actividad y la negociación colectiva.
En cuanto a las proyecciones de la cotización del dólar para fines de 2025, muestran que están claramente por encima del valor actual, siempre superiores al $ 44. La estimación más baja $ 44 dada por Carvallo y la más alta $ 45 - $ 47 dada por Lema y alrededor del $ 47 por Mordecki.
La integrante del Instituto de Economía de la UdelaR reparó en la dificultad de proyectar el dólar para el próximo año, debido a la incertidumbre que abre la nueva presidencia de Donald Trump en EE.UU. y los problemas políticos en Brasil para aprobar el paquete de medidas fiscales y sus efectos.
“En Uruguay se espera que el nuevo gobierno mantenga la política monetaria, aunque no se sabe si va a volver a intervenir en el mercado del dólar”, advirtió Mordecki.
Sibille y Cantisani fueron precavidos sobre el dólar y no arriesgaron cifras de proyección.
Principales desafíos 2025
Aldo Lema, socio y director de Vixion Consultores, afirmó que el principal desafío en 2025 será mantener el ritmo de crecimiento económico de los últimos trimestres de este año en un contexto internacional desfavorable.
“Se extenderá cierto viento a favor desde Argentina por la reactivación y su encarecimiento en dólares, pero viento en contra desde Brasil y fuera de la región”, afirmó.
A su entender, probablemente la economía irá “de más a menos” en actividad y empleo, sobre todo desde el segundo trimestre de 2025.
Lema menciona además, los desafíos de consolidar la institucionalidad fiscal para reducir el déficit estructural sin alza de la carga tributaria, y afianzar el régimen de metas de inflación para minimizar el desvío del rango de tolerancia.
Para Marcelo Sibille, gerente senior de Asesoramiento Económico de KPMG Uruguay, existen dos grandes desafíos: el diseño del proyecto de ley de presupuesto (sobre todo cómo conciliar la promesa de un Estado más activo en ciertos segmentos de las políticas sociales), y la inflación.
“Es muy importante que el gobierno dé señales claras para que las expectativas permanezcan dentro de la meta del Banco Central (BCU). Dichas señales deben emitirse en un contexto de tipo de cambio al alza que amenaza el traslado a precios, sumado a la presión adicional sobre los costos que vendrá por el lado de la celebración de la undécima ronda de consejo de salarios”, advirtió Sibille.
Por su parte, Gabriela Mordecki, profesora del Instituto de Economía de la Universidad de la República (UdelaR), considera que “el resultado fiscal será el desafío que implicará más dificultad para volver a situarlo en una senda que dé sustentabilidad al futuro del endeudamiento público, dado el elevado nivel en el que finaliza 2024”. Asimismo, destaca el desafío de lograr tasas de crecimiento del PIB que permitan mejorar los indicadores de pobreza y desigualdad.
Alejandro Cavallo, director de Economía de Equipos Consultores, coincidió en que el gran desafío será gestionar una economía con bajas tasas de crecimiento.
No obstante, según sus proyecciones, en 2025 se observaría una tasa de crecimiento mayor al promedio de los últimos 10 años, que no se alcanzará sin introducir innovaciones en el gasto público o en los tributos, para reducir el déficit fiscal.
“La baja tasa de crecimiento también hará dificultoso, como en este año, aumentos apreciables y simultáneos del empleo y de los salarios reales. Nuestro país necesita realizar reformas estructurales, o al menos microrreformas, que propendan una mayor tasa de inversión sobre el PIB, mejora del capital humano y aumentos de productividad en general”, apuntó Cavallo.
Ignacio Umpiérrez, economista del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), destacó la importancia de la discusión del Presupuesto Quinquenal y de la 11ma Ronda de Negociación Colectiva.
“Por un lado, el Presupuesto deberá abordar las distintas presiones de gasto y los compromisos asumidos en campaña electoral, en conjunto con las restricciones fiscales imperantes. Será clave el apego, la jerarquización y el fortalecimiento de la regla e institucionalidad fiscal. Por otro lado, la ronda salarial deberá internalizar que el nivel de empleo se ubica cíclicamente en niveles muy buenos y difíciles de mantener sin una mayor prudencia salarial”, afirmó Umpiérrez.
“Será clave llegar a la negociación con la inflación en la meta y con un BCU dando señales de una política monetaria que continúe construyendo credibilidad como en el último tiempo. Las primeras señales del nuevo presidente designado del BCU (Guillermo Tolosa) son muy auspiciosas en este sentido, agregó.
De su lado, Giuliano Cantisani, supervisor de Análisis Económico de CPA Ferrere, enumeró cuatro desafíos económicos para 2025: revertir el magro crecimiento observado en la última década, retomar la senda de mejora fiscal, mantener la inflación dentro del rango meta y recomponer la competitividad del sector exportador.
“A esto se suma la agenda del nuevo gobierno, que asume con el mandato de impulsar la estabilidad económica y crecimiento inclusivo, reformar el sistema de protección social, fortalecer la convivencia y enfrentar el crimen organizado”, agregó.
Cantisani pone foco en que “el hecho de no contar con mayoría parlamentaria y la posible re-reforma del sistema de seguridad social podría tensionar el resultado fiscal”.
“Ante el compromiso de no aumentar la carga tributaria, el gobierno electo revisaría los regímenes de exoneraciones para generar margen fiscal. Por otro lado, la estabilidad de precios seguirá siendo prioritaria, aunque el fortalecimiento global del dólar ejercerá presión inflacionaria en el corto plazo. Sin margen para recortar tasas (y con presiones a subir la tasa de referencia), la agenda de reformas será clave para impulsar el sector exportador a corto plazo”, advirtió Cantisani.
Exante, en voz de su socia Florencia Carriquiry, proyectó “tensión intensa” entre objetivos de inflación, competitividad y salarios. “Si bien en nuestro escenario base proyectamos a la inflación dentro del rango meta (aunque cerca del techo), esto supone una suba del dólar muy ligera el año próximo, contemplando el significativo ajuste ya registrado en estas últimas semanas del 2024. Sin embargo, en el contexto actual, este escenario enfrenta riesgos importantes”, afirmó Carriquiry.
“A nuestro juicio, conservar la inflación dentro del rango objetivo requerirá de mucha consistencia entre las políticas macroeconómicas: además de un endurecimiento monetario, será necesario que la política fiscal y salarial sean muy cautelosas. En ese sentido, las pautas para la nueva ronda de negociación salarial y la Ley de presupuesto serán dos hitos clave, con impacto directo en la dinámica de los precios pero también en el entorno de expectativas”, consideró.
En la misma línea estuvieron Ramón Pampin, gerente de PwC, y Alberto Landeira, desk analyst en Balanz Uruguay. Pampin dijo: “El primer desafío es la elaboración del Presupuesto en el que es necesario ordenar las demandas bajo un criterio de responsabilidad fiscal y el otro desafío será la inflación, dado que el contexto externo estará tenso con la posible guerra comercial entre las principales economías”, en alusión a Estados Unidos y China. Y Landeira, en relación a la nueva ronda de negociación colectiva, afirmó: “El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) posiblemente proponga lineamientos consistentes con la consolidación de la inflación dentro del rango meta. Asimismo, (el ministro de Economía y Finanzas designado, Gabriel) Oddone planteó una desindexación de ciertos grupos de trabajadores. Dichas propuestas podrían traer tensiones políticas que las deberá gestionar la próxima administración”.
Asimismo, Landeira destacó que el MEF deberá balancear la necesidad de consolidar las cuentas públicas y el financiamiento de la agenda del gobierno electo. “Posiblemente, el foco estará en la senda fiscal proyectada para los próximos años”, acotó.
El déficit fiscal aparece también en el radar de Marcelo Pérez, director ejecutivo de AIC Economía y Finanzas: “El principal reto de la economía para el próximo año es el escenario fiscal. Recientemente, se ha incumplido la regla fiscal, el endeudamiento ha crecido y el próximo gobierno comienza con un panorama similar al de hace cinco años. Además, será necesario dar una señal que implique un compromiso fiscal, en un año que se requiere negociar el presupuesto nacional y donde las presiones por nuevos recursos serán significativas”.
Por su parte, Silvia Rodríguez, investigadora asociada del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) también mencionó al crecimiento económico, unido a una mejora en la distribución del ingreso, como principal desafío para 2025.
“Los niveles de déficit y de deuda con que finaliza este gobierno dejan a la economía en iguales niveles de déficit que en 2019, pero con un país con un nivel de deuda mucho mayor”, analizó.
Destacó que “se requiere promover mayores tasas de crecimiento del nivel de actividad que permitan una mejor distribución del ingreso, mayores niveles de consumo e inversión, de modo que asegure la sostenibilidad de la deuda. Se podrá promover mayores niveles de consumo si se mejoran los salarios y la calidad del empleo”, fundamentó.
Finalmente, Pablo Moya, socio de Oikos Consultora Económico Financiera, coincidió en que las dificultades para el año que viene estarán en atender las demandas de mayor gasto social sin afectar la presión fiscal, el nivel de endeudamiento y la baja inflación.
“Una mirada de más largo plazo sería comenzar a implementar los puntales de una reforma estructural y de Estado que permita sentar las bases para una mayor tasa de crecimiento de la economía”, concluyó.
-
Albertoni y las "muy buenas condiciones" de Uruguay para entrar a Acuerdo Transpacífico, el escándalo Marset y más
Análisis: 2025, un año retador para los bancos centrales en un entorno geopolítico y macroeconómico incierto
Horas finales para participar en el Gordo de Fin de Año: ¿hasta cuándo se puede jugar por el premio mayor?