Europa puso en marcha una ambiciosa y decidida estrategia en busca de la neutralidad climática

La NZIA apoya las tecnologías basadas en fuentes de energía limpia, como la solar fotovoltaica, eólica, nuclear, hidrógeno, baterías y tecnologías de red, entre otras.

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Vacas, ganadería
Ganadería: responsable de buena parte de gases tóxicos.
Foto: Archivo El País

Pilar Más - Economista Principal de BBVA Research
La Unión Europea (UE) ha decidido alcanzar la neutralidad climática en 2050 y, para ello, ha establecido una ambiciosa y decidida estrategia cuyos efectos se han empezado a notar.

Las emisiones de gases de efecto invernadero se han reducido un 30% respecto a los niveles de 1990, avanzando así hacia el objetivo de recorte de emisiones del 55% fijado para 2030, y a la neutralidad en carbono a mediados de siglo.

Pese a este progreso, Europa debe impulsar el despliegue industrial de tecnologías limpias para alcanzar sus objetivos climáticos.

En el actual contexto internacional, caracterizado por conflictos geopolíticos, hostilidad e incertidumbre, y tras la crisis de la pandemia, Europa ha apostado por la reindustrialización y el refuerzo de su autonomía estratégica, actuando de manera independiente, sin proteccionismos ni actuaciones contrarias a los valores de cohesión y competitividad que la caracterizan. La UE pretende liderar la carrera global en tecnologías limpias y asegurar que su contribución a la lucha contra el cambio climático reduce la dependencia del exterior y favorece, al mismo tiempo, el crecimiento económico y la creación de empleo.

Para capitanear esta revolución de tecnologías limpias, la UE cuenta con el Plan Industrial del Pacto Verde o, “Green Deal”, cuyo fin es mejorar la competitividad de la industria con cero emisiones netas e impulsar la transición hacia la neutralidad climática de Europa. Dentro del Plan, la reciente Ley de Industria Net-Zero (NZIA), aprobada el 27 de mayo por el Consejo Europeo, y cuya entrada en vigor está prevista para finales de junio, supone un gran avance.

Parque de energía eólica
Parque de energía eólica.
EFE

Esta Ley proporciona el entorno normativo adecuado para ampliar y acelerar la fabricación de tecnologías limpias, cuya demanda está creciendo a escala global. Europa quiere estar preparada para satisfacer una mayor parte de esa demanda con más oferta europea, y para ello ha establecido una referencia, a fin de satisfacer domésticamente al menos el 40% de sus necesidades anuales en 2030, que debería proporcionar previsibilidad, seguridad y confianza a

Largo plazo tanto a fabricantes como a inversores.

Otro objetivo de la Ley es aumentar la cuota de Europa en tecnologías limpias, hasta alcanzar el 15% de la producción mundial en 2040. También favorece proyectos de captura y almacenamiento de carbono y aumenta la disponibilidad de emplazamientos de almacenamiento de CO2, para lo que establece el objetivo de 50 millones de toneladas anuales de capacidad de inyección en sus emplazamientos de almacenamiento de CO2 en el año 2030.

La NZIA apoya las tecnologías basadas en fuentes de energía limpia, como la solar fotovoltaica, eólica, nuclear, hidrógeno, baterías y tecnologías de red, entre otras, y propone la creación de “valles de aceleración cero emisiones netas” que faciliten el establecimiento de grupos de actividades industriales con cero emisiones netas. Se trata de una Ley “inclusiva” a la que podrán acogerse industrias intensivas en energía, como las de acero, productos químicos o cemento, y pequeñas y medianas empresas, siempre que inviertan en descarbonización.

La Ley simplifica el marco regulatorio con objeto de atraer inversiones y fortalecer la competitividad de la industria europea. Los Gobiernos de los Estados miembros tendrán que considerar criterios de sostenibilidad, resiliencia y ciberseguridad en procesos de contratación pública de tecnologías limpias, así como en subastas para el despliegue de energías renovables. La Ley fomenta asimismo la financiación con ingresos procedentes del Sistema de Comercio de Emisiones (ETS-UE), a través de la Plataforma de Tecnologías Estratégicas para Europa (STEP), que movilizará inversiones en tecnologías disruptivas, tecnologías limpias y biotecnología, con el fin de reforzar la soberanía y la competitividad a largo plazo.

Los beneficios esperados de la NZIA son sin duda notables, y no sólo para Europa sino también para España, que se encuentra en un punto de “reimpulso industrial” que podría verse favorecido y estimulado por este innovador marco regulatorio y financiero. A ello se une la ventaja competitiva que tiene el mercado energético español en renovables, tanto por las favorables condiciones geográficas como por las iniciativas adoptadas para su desarrollo, como es el PERTE de descarbonización industrial. En definitiva, una gran oportunidad que Europa y España, en particular, deben aprovechar para lograr sus ambiciones económicas, energéticas y climática

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