El gobierno ve que se afianza la recuperación de la economía y toma una medida

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Fachada del edificio sede del Banco Central del Uruguay. Foto: Estefanía Leal
Fachada del edificio sede del Banco Central del Uruguay, BCU, en Diagonal Fabini 777, Ciudad Vieja, Montevideo, ND 20210706, foto Estefania Leal - Archivo El Pais
Estefania Leal/Archivo El Pais

BANCO CENTRAL

El Banco Central del Uruguay decidió seguir en el ajuste gradual hacia una política monetaria contractiva que priorice el objetivo inflacionario.

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Con una economía que muestra una “consolidación en su recuperación” y una suba de precios que cede pero en forma leve el Banco Central (BCU) resolvió volver a ajustar su política monetaria. Con ello busca que las expectativas de los agentes (analistas y empresarios) sobre los precios al consumo converjan al 5%.

Tras la reunión del Comité de Política Monetaria (Copom, que integran técnicos y el directorio del Central) la autoridad monetaria resolvió elevar la tasa de política monetaria de 5% a 5,25%. En la anterior reunión de agosto la había incrementado de 4,5% (nivel en el que estaba desde que en septiembre de 2020 volvió al régimen de tasa de interés) a 5%.

La tasa de interés de referencia es el “precio del dinero”: señaliza el costo del crédito bancario en pesos, ya que no es otra cosa que lo que le “cuesta” a los bancos obtener liquidez a un día de plazo (de parte de otros bancos o del propio Central).

La evaluación que hizo ayer el Copom es que “se continúa observando una consolidación de la recuperación” y recordó que en el 2° trimestre la economía creció 0,9% desestacionalizado y 11,3% frente al mismo período de 2020, según el comunicado divulgado tras la reunión. Añadió que “diversos indicadores (de actividad) del tercer trimestre muestran que esta tendencia se ha mantenido”.

Con una economía en recuperación, el foco de la política monetaria deja de tener como único objetivo apuntalar la actividad y dotarla de liquidez -para que no hubiera cortes en la cadena de pagos- ante el golpe que generó el COVID-19 y las medidas para contenerlo.

Entonces, empieza a cobrar importancia el combate a la inflación (la suba generalizada de precios).

En ese sentido, el Copom analizó que “la inflación se redujo a 7,4%, manteniéndose por encima del techo de la meta (del gobierno, actualmente entre 3% y 7%), mientras que la inflación subyacente de exclusión (el núcleo inflacionario) se sigue ubicando en el entorno del 8%”.

A su vez, “las expectativas de inflación continúan su convergencia al objetivo de inflación, aunque todavía fuera” de la meta del gobierno, ya que “para el horizonte de política monetaria (24 meses) han mostrado un leve descenso a 6,9%”, indicó el comunicado. La meta del gobierno pasa a ser de entre 3% y 6% a partir de septiembre de 2022.

Por eso, “el Comité entiende necesario afianzar el proceso de reducción de las expectativas de inflación, en un escenario de recuperación incipiente y por tanto continuando con la gradual salida de la fase más expansiva de la política monetaria”. Además “espera que este proceso paulatino continúe en lo que resta de 2021, siempre considerando la reacción de las expectativas de inflación y del desarrollo de la situación sanitaria y económica”.

“El directorio del Banco Central, en línea con esta recomendación, resolvió en esta oportunidad incrementar la tasa de política monetaria en 25 puntos básicos hasta 5,25%. Asimismo reitera que en la medida en que no haya retrocesos en materia sanitaria, la prioridad de la política monetaria se centrará en conducir las expectativas de inflación al centro del rango objetivo de 3% a 6% en el horizonte de política monetaria”, aseguró el comunicado.

La tasa de política monetaria en 5,25% todavía sigue siendo expansiva, es decir apuntala a la economía. De hecho, el comunicado del Copom expresó que “aún se mantiene una liquidez holgada”.

Por ello, todavía la tasa de interés de referencia no necesariamente derivará en encarecer el costo del crédito a empresas y familias. Entonces, el BCU seguirá con el “proceso paulatino” de aumento de tasa, por lo que es esperable una nueva suba en la reunión del Copom de noviembre.

El 11 de agosto pasado, el presidente del BCU Diego Labat había dicho en conferencia de prensa “que era el momento para iniciar un proceso de salida de la instancia expansiva” de la política monetaria para ir en una “senda gradual más contractiva”.

Diego Labat, presidente del BCU. Foto: Fernando Ponzetto
Diego Labat, presidente del BCU. Foto: Fernando Ponzetto

La suba de la tasa, un encarecimiento del “precio del dinero”, también podría derivar en una baja del dólar. De hecho, en agosto, la suba de la tasa llevó a que el dólar encadenara una racha de cinco caídas consecutivas lo que obligó al BCU a intervenir en el mercado de cambios tras casi seis meses sin hacerlo.

Aunque ahora, el dólar lleva la mayor racha de subas desde febrero de 2020.

“Se vuelve a equivocar el BCU, pero menos, la mitad que en la instancia anterior. La buena noticia es que eliminaron del texto fundamentos equivocados que utilizaron en la reunión de agosto”, sentenció el economista Javier de Haedo en su cuenta de Twitter.

La suba de la tasa “era esperable y consistente con la evolución sugerida por una regla de política monetaria (‘a la Taylor’)”, indicó el economista Aldo Lema.

Los precios se moderan, pero ven difícil que se cumpla la meta
Trabajador en frigorífico uruguayo. Foto: Leonardo Mainé (Archivo)

En septiembre, el Índice de Precios del Consumo (IPC) tuvo un alza de 0,46% informó ayer el Instituto Nacional de Estadística. Con ello, la inflación en los últimos 12 meses pasó de 7,59% (a agosto) a 7,41% (a septiembre). La meta del gobierno es que se ubique entre 3% y 7%. En el acumulado de nueve meses del año, la inflación es de 6,69%.

Ese 6,69% acumulado “hace muy difícil el cumplimiento de la meta a fin de año (3%-7%) a pesar de ser el último trimestre el período de inflación más baja del año”, señaló el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) en un boletín divulgado ayer.

Con ese panorama en materia de precios y una economía que consolida su recuperación, el Banco Central (BCU) resolvió ayer seguir saliendo de la fase monetaria expansiva.

En el IPC de septiembre (0,46%) “hubo incidencia mixta de volátiles, con alzas de frutas y carnes, baja de verduras y estabilidad en promedio de combustibles. El núcleo inflacionario (que excluye los precios volátiles) se moderó levemente al entorno de 0,55% mensual (7,7% en últimos 12 meses)”, señaló el economista Aldo Lema en su cuenta de Twitter.

En tanto, “el núcleo inflacionario calculado por el CED (que excluye los componentes de la canasta más volátiles y aquellos precios administrados por el Estado) se ubicó en 7,8% interanual, con una leve caída de una décima respecto a agosto”, puntualizó el centro.

“Se observa que las presiones inflacionarias más genuinas de la economía continúan cediendo, aunque más lentamente que en los meses previos. No obstante, aún se mantiene en niveles lejanos a los objetivos trazados por la autoridad monetaria”, añadió.

Sin embargo, según la consultora Exante “la inflación anual cedió levemente pero con una nueva baja en los precios de las frutas y verduras. Nuestra medición de inflación subyacente (núcleo inflacionario) está mostrando más persistencia de lo estimado y subió a 8,4% en los últimos 12 meses”.

En septiembre, entre los rubros que impulsaron los precios al alza se destacó Alimentos y bebidas no alcohólicas (explicó un tercio de la suba del IPC) con un aumento de 0,58%, fundamentado en subas de pan y cereales (+1,04%), carne (+1,31%), lácteos y huevos (1,61%) y frutas (+0,46%) y con verduras (-3,69%) amortiguando.

El otro rubro destacado fue Restaurantes y hoteles (explicó casi un tercio del alza del IPC del mes) con un incremento de 1,58%, fundamentado en subas de diferentes comidas y bebidas fuera del hogar.

Según el CED, “a pesar de que se observan señales de que la recuperación de la actividad se habría profundizado en los últimos meses, es importante notar que la capacidad ociosa de la economía, el deterioro del mercado laboral y la contracción de los niveles de salario real e ingreso de los hogares continúan contribuyendo a amortiguar las presiones inflacionarias de demanda sobre los precios”.

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