“¿Hasta dónde va a avanzar el nuevo gobierno en meterse en el bolsillo de la gente?”, dijo experto tributario

El abogado argentino, altamente mediático, Martín Litwak, habla con El País sobre el régimen impositivo de Uruguay, el de Argentina, lo que espera de la administración de Yamandú Orsi, de Trump y más.

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Martín Litwak, abogado y conferencista argentino.

Martín Litwak, abogado argentino, reconocido como expositor internacional y personalidad en Internet por lanzar sus ideas sin tapujos, habla en entrevista con El País sobre asuntos tributariosen Uruguay y Argentina, lo que espera del gobierno de Yamandú Orsi, las decisiones de Trump en sus primeros días en la Casa Blanca y más.

Litwak es fundador y CEO de Untitled SLC Legal Consulting, especializado en estructuración y preservación de patrimonios de familias, estructuración de fondos y tributación internacional. También fundador de Smart Structuring, compañía de blockchain en el área de la salud.

Anteriormente, fue director del departamento de inversiones y clientes del sector privado en Ferrere Abogados (2009-2011), entre otras empresas y cargos. Además, es frecuente invitado a programas de tv y radio de América Latina y Estados Unidos, columnista de opinión en diversos medios y autor de libros en su área de actuación.

—¿Cómo ve el cambio de gobierno en Uruguay, desde el punto de vista de las políticas económicas?
—El caso Uruguay es difícil de extrapolar a otros países. Yo siempre dije antes de las elecciones que “tengo un candidato que me parece preferible, que entiendo que no va a ganar, pero el otro no me produce miedo”. Yo creo que acá la izquierda ha gobernado, con diferentes niveles de eficiencia, en los tres últimos mandatos que hubo antes de Lacalle Pou y, obviamente, el país sigue de pie y funcionando, con lo cual en ese sentido no me parece terrible el triunfo de la izquierda. Sí me preocupa que en distintas manifestaciones, tanto en el programa de campaña como de parte del futuro ministro de Economía (Gabriel Oddone) y gente de su equipo, estén coqueteando de alguna manera con una suba de impuestos. Pienso que Uruguay no es un país que resista una suba de impuestos). Es decir, en Uruguay deberían bajar los impuestos, no subir. Entonces, creo que desde el punto de vista de la seguridad jurídica no habrá grandes cambios, los inversores extranjeros van a seguir viniendo y haciendo negocios, pero a nivel tributario hay algunas cosas que empiezo a ver con preocupación.

—Usted dice que se deberían bajar impuestos acá, ¿cuáles específicamente?
—Para empezar, hay un IVA excesivamente alto. De hecho, comparado con el resto del mundo, creo que en este momento solo Brasil tiene un IVA más alto que Uruguay. Y hay un impuesto a la ganancia, que ha sido aumentado en el primer gobierno de Tabaré Vázquez, que también pienso que podría bajar. Por otro lado, hay un impuesto al patrimonio que, si bien es bajo y afecta solo a los bienes que existen en Uruguay, es un mal impuesto. Existe solo en siete u ocho países, porque desalienta el ahorro y, por ende, la inversión, la competitividad y el crecimiento. Entiendo que son cosas que no las va a hacer el nuevo gobierno, que pienso que es lo que debería pasar.

—¿Cómo lograr mayores ingresos al Estado, bajando esos u otros impuestos?
—De algún modo, Uruguay tiene un esquema para nuevos residentes fiscales muy competitivo a nivel mundial, sumado al buen nivel de vida que hay acá, con tranquilidad y seguridad jurídica. Creo que ese programa podría extenderse para las familias que estén más allá de Argentina. Hoy, la inmensa mayoría de la gente que usa esa vacación fiscal para mudarse son argentinos. Imagínate que si Uruguay creciera su base de población en 200.000 o 300.000 personas más, si bien esa gente va a tener su vacación fiscal y hay impuestos que no va a pagar, también va a estar consumiendo e invirtiendo en el país. Y eso es interesante. Yo creo que se podría aumentar un poco la población, sobre todo trayendo gente de buena capacidad contributiva, y eso haría aumentar la recaudación. Se debería fomentar más este sistema de inmigración fiscal, porque quedó limitado a una herramienta para atraer argentinos. Además, es mucho mejor que haya más gente pagando impuestos bajos, que los mismos de siempre pagando impuestos cada vez más altos.

—El presidente de Argentina, Javier Milei, habla de eliminar impuestos en su país, ¿lo ve realista?
—Si hay una tasa cero, se recauda cero, es lógico. Pero, aunque haya una tasa del 100%, se recauda muy poco o cero, porque ¿quién va a ir a trabajar, si todo lo que gane se lo va a llevar al Estado? Hay que buscar un porcentaje óptimo que maximice el ingreso del Estado sin matar el contribuyente. Argentina está “muy pasada”, con lo cual tiene que bajar impuestos. Y lo más probable es que bajando impuestos, aumente la recaudación drásticamente. El caso de Uruguay es un poco distinto, porque “está pasado” pero no tanto. Acá una baja de impuestos solamente, no va a aumentar la recaudación, por eso decía que quizás hay que acompañar esa decisión con un plan más agresivo para que más gente se mude a Uruguay.

—¿Cómo disminuir impuestos aumentaría drásticamente la recaudación en Argentina?
—Es una promesa de campaña que todavía no se dio. Si finalmente se da, Milei estaría apostando al funcionamiento de “la curva de Laffer” (la cual plantea que aumentar la tasa impositiva no siempre aumenta la recaudación, ya que la base tributaria disminuye). Javier (Milei) va a apostar a simplificar el sistema y a que aumente la recaudación, porque mucha más gente querría trabajar, producir y pagar impuestos, porque serían más bajos, y por otro lado habría mucha menos evasión, porque con tasas más bajas la gente en general no las evade para no meterse en problemas.

—Milei anunció que levantarán el cepo cambiario este año, ¿piensa que es un buen momento para hacerlo?
—Yo creo que el cepo ya tendría que haberse sacado, desde el día uno. Inclusive, Macri, que fue mucho menos arriesgado en sus políticas, lo sacó apenas subió (al gobierno). Uno lo que espera de un gobierno liberal es que cualquier cosa que no sea liberal, la trate de eliminar. El cepo no es liberal, es un Estado diciéndote a cuánto te compro o te vendo el dólar. Y de eso se tiene que salir ya mismo, porque la realidad es que —si bien hoy hay más confianza en Argentina, estamos en la tapa de los diarios y Javier (Milei) fue a visitar a Trump, y todas esas cosas son divinas desde el marketing—, un inversor extranjero no va a poner plata en un país si, cuando después esa inversión genera un resultado, no la puede sacar. Es así de simple. Yo no te puedo invitar a vos a comer a mi casa sin asegurarte que cuando terminemos de comer te vas a poder ir. Entonces, el cepo es una trampa, es una voluntad del gobierno de querer controlar algo que no debería controlar, como es el mercado cambiario. De hecho, más allá de algún ejemplo que ha mencionado el ministro de Economía (Luis Caputo), ningún país serio crece con cepo. Eso no va a pasar.

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Martín Litwak, abogado y conferencista argentino.

—¿Qué repercusiones proyecta que el levantamiento del cepo en Argentina tendría en Uruguay?
—Cuando el cepo se levante, va a haber más libertad de entrada y salida, y puede darse un movimiento donde la gente de Argentina quiera sacar sus dólares porque quizás todavía no generará la confianza en este gobierno. El gobierno (argentino) tendrá que lidiar con esa situación el día de mañana. Y si efectivamente eso pasa, Uruguay y Estados Unidos son las dos plazas a dónde salen más los dólares para ser resguardados. Ahora, si Argentina sale del cepo y empieza un proceso con mucha inversión extranjera y compra de empresas, implicará que le entra mucha más plata. Va a entrar mucha más plata de la que va a salir.

—El futuro ministro de Economía, Gabriel Oddone, declaró que están estudiando el “IVA personalizado”, aunque aclaró que no será una prioridad para este año. ¿Qué opina de ese mecanismo?
—Los sistemas tributarios tienen que ser lo más simples posible, para que los entienda cualquiera y no solamente los que saben de impuestos. Si el gobierno piensa que tiene que estudiar el IVA personalizado mucho más tiempo, claramente es una solución impracticable, compleja, que va a traer más confusión que otra cosa. En lo personal, siempre estuve en contra del IVA personalizado. En ningún país que funcione, esto existe. En general creo que el nuevo gobierno debería preocuparse en cómo hace para bajar el IVA —y algunos otros impuestos— en vez de personalizarlo.

—El planteo de bajar impuestos va en contra de la tendencia mundial de aumentarlos, ¿cómo se da ese interjuego?
—Desde hace unos 40 años, el mundo tiende a aumentar los impuestos. Y no solo eso, sino que hay una tendencia para que los países de impuestos altos se pongan de acuerdo sobre qué impuestos debe cobrar el resto del mundo. O sea, hay un proceso de creciente voracidad fiscal y también de cartelización fiscal. Ahora, unos 20 países se juntan y determinan un impuesto mínimo global y eso es súper válido. Pero 20 productores de leche se juntan para poner el precio de la leche y eso es ilegal y terminan presos. Estamos dejando a los Estados tomen decisiones que si, las tomara un particular, serían delitos. Entonces, me parece que hay que “parar la pelota” y pensar. Hoy en día, Milei no es el único político que habla de bajar impuestos, hay algunos opositores al gobierno en Bolivia con un discurso parecido, Trump ganó (la presidencia) con un discurso de bajar el déficit y los impuestos. Hay que ver qué pasa. El mundo siempre avanza de manera pendular y cuando nos vamos demasiado para un lado, al final las cosas terminan por ir un poco al medio. Yo creo que estamos en un momento con demasiados impuestos en todos lados y que el próximo movimiento lógico tendría que ser una baja de impuestos generalizada.

—Trump acaba de sacar a Estados Unidos del pago del impuesto mínimo global de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). ¿Qué opina al respecto?
—Me parece perfecto, su argumento es 100% lógico. Él sostiene que no tiene por qué haber otros países u organismos opinando sobre los impuestos que tiene que pagar una empresa que está afincada en Estados Unidos y que eso limita la soberanía. Yo estoy totalmente de acuerdo, soy un gran defensor de la competencia fiscal, lo he sido toda mi vida y ésta no es la primera vez que Estados Unidos hace algo así. En su momento, George Bush planteó que él era pro competencia fiscal y, por ende, no iba a aceptar este tipo de medidas en el mundo. Creo que es importante que el país hoy más poderoso del mundo (EE.UU.) —nos guste o no nos guste, u opinemos lo que opinemos—, se plante diciendo que “los impuestos míos, los determino yo”, y cada uno determine los impuestos que quiera. Estamos en un mundo donde se puede competir.

—¿Esto podría abrir las puertas para que otros países hagan lo mismo?
—No creo que nadie se anime a hacerlo, me parecería espectacular si alguno más lo hace. De hecho, Uruguay debería hacerlo porque esta misma OCDE que plantea el impuesto global a las ganancias corporativas es la que está cuestionando, por ejemplo, las zonas francas en el mundo, incluyendo a Uruguay. Uruguay, sin embargo, no dice nada. Entonces, yo creo que este país, en algún momento, va a tener que levantar la voz. Hasta ahora se ha manejado con demasiado sigilo, pero creo que ahora tiene que aprovechar, justamente, que está Trump con este tipo de decisiones, para sumarse. Uruguay, por sí solo, quizá no podría salir a decir algo, pero ahora se podría escudar en Estados Unidos y aclarar que va a acatar, pero que está de acuerdo con lo que dice Estados Unidos. Lo que pasa es que el gobierno de izquierda acá no tendrá interés en hacerlo.

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Martín Liwak, experto tributario argentino.

—¿Piensa que el gobierno de Milei podría llegar a oponerse a ese impuesto mínimo global, como lo hizo Trump?
—Sería muy bueno, ojalá lo haga. La opinión personal de Javier (Milei) siempre fue estar en contra de estos organismos internacionales que determinan políticas locales. Cuando no estaba en el gobierno, estaba en contra. Después, al asumir, tiene —como él mismo dice—, restricciones que le impiden tomar alguna decisión como él quisiera. Ojalá que en esta ocasión no hubiera restricción y manifieste lo mismo. Yo opino que cada país tiene libertad para armar su sistema tributario como quiere. Por ejemplo, en Uruguay tenemos zonas francas y hay un montón de ingresos que dependen de eso. ¿Cómo vamos a sacarle protección a esa industria? No tiene ningún sentido.

—Milei está tratando de concretar un tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos, ¿la buena relación que mantiene con Trump podría ayudarlo?
— No necesariamente; además, esos tratados tienen que aprobarse por el Congreso, donde todavía Javier (Milei) no tiene mayoría. Pero la realidad es que las buenas relaciones de los gobiernos y los entendimientos, generan oportunidades. No digo mañana, pero por ahí de acá a uno, dos, tres años, existe la posibilidad. Existió en su momento con Bush como presidente y ojalá se vuelva a dar. Hace unos años, en una reunión regional, fue Hugo Chávez el que se opuso a un tratado de libre comercio con Estados Unidos, cuando Bush venía a explicar por qué eso era bueno para los países latinoamericanos. Pero no creo que Estados Unidos vaya a ir a buscar ese acuerdo, siempre dijo que Latinoamérica no es una prioridad. Y lo mismo afirmó Trump hace pocos días, pero Javier (Milei) puede mover sus fichas inteligentemente. Seguramente, si hay un TLC entre Estados Unidos y Argentina, va a existir la posibilidad de que lo haya también con Uruguay. O, me imagino que empresarios uruguayos van a poder, a través de Argentina, entrar a Estados Unidos más fácilmente que ahora.

 —Ese TCL violaría las actuales reglas del Mercosur y Brasil podría estar en contra, ¿cómo ve el futuro del Mercosur?
—Hay que ver lo que pasa, pero llegado el punto, hay que pensar qué le conviene más a un país como Argentina: si el Mercosur o un TLC con Estados Unidos. Es un tema numérico, habrá que hacer las cuentas. El Mercosur siempre avanzó como en segunda, terminó siendo un mercado común con algunos aranceles cero, pero muchos que no lo son. Es más una enunciación ideológica que un bloque que funcione como una unión libre. La verdad es que yo no creo que haya que destruirlo mañana, ni mucho menos, pero si existe algo mejor, y esa posibilidad implica que hay que salir del Mercosur, habrá que analizarlo.

—¿Qué se puede hacer desde Argentina o Uruguay ante un proteccionismo más fuerte decretado por Trump?
—La verdad es que muy poco. Podemos desear que los aranceles sean lo más bajos posible, negociar, lobby y demás, pero no mucho más que eso.

—Sobre su práctica profesional, ¿cuáles son los motivos de consulta más frecuentes que llegan a su empresa últimamente?
—Tenemos una empresa muy focalizada en lo que es planificación patrimonial y protección de patrimonio, por lo cual las consultas que veremos tienen que ver con eso. Justamente, con los cambios de reglas, hay más consultas. En el caso de Uruguay, (los clientes) están viendo el cambio de gobierno y la pregunta que se hacen es hasta dónde va a avanzar este nuevo gobierno en meterse en el bolsillo de la gente. Siempre la preocupación con un gobierno de izquierda que gana en cualquier lugar del mundo, es hasta dónde me van a afectar mi patrimonio con nuevos impuestos o cargas sociales, o con redistribución de riqueza o ese tipo de cuestiones. Por ahora es todo incógnita, aunque sí tenemos muchas más familias uruguayas consultando por protección patrimonial que lo que había antes, piensan en cómo estructurarse eficientemente, cómo lograr más privacidad, cómo manejar el tema de impuestos.

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