El Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) realizó el estudio financiero para la construcción de la planta de mosto concentrado de uva, proyecto que ha visto a agentes del propio sector y a las autoridades competentes en contra, ya que de avanzar podría perjudicar a la industria local, según se había argumentado. En este contexto, ¿qué concluye el análisis?

En la ley de Rendición de Cuentas de 2023, el artículo 253 estableció que el Inavi debía culminar el estudio del proyecto presentado por el Centro de Viticultores (CVU) en 2019, referido a la producción de mosto concentrado y productos similares, entre otros, y a realizar un llamado público para la instalación de una planta industrializadora de uva con destino a la elaboración de estos, a excepción de vino.

A su vez, “con el objetivo de proteger la producción vitivinícola”, mandató al Inavi a que fije anualmente un porcentaje de la producción de uvas que tengan “menor demanda en el mercado” por su “calidad enológica”, en cada zafra en particular.

El proyecto presentado por el CVU, según destaca el estudio financiero realizado por la economista María Giménez, fue planteado como una “iniciativa innovadora para sostener y revitalizar el sector viticultor”, el cual presenta la oportunidad de “capturar capacidad ociosa”, luego de la vendimia, de una industria ya instalada, “cuyo acuerdo con uno de los posibles socios (la fábrica) esta prácticamente definido”.

El estudio, que actualiza los datos del proyecto presentado en 2019 a febrero de 2024, en el que, por ejemplo, la inversión para el proyecto alcanzaba los US$ 1,38 millones, mientras que con los datos actualizados a 2024 la inversión que la planta requiere para su instalación supera los US$ 2,91 millones.

Asimismo, el estudio plantea cuatro escenarios en los que el proyecto es rentable (considerando ciertos parámetros respecto a tasas, precios, volúmenes producidos y vendidos). Sin embargo, al exponerse las reflexiones finales, se destacan factores que irían en contra del mismo.

En este sentido, el estudio explica que durante los últimos cinco años, el mercado de mosto concentrado en Uruguay muestra un consumo promedio de 160.000 litros anuales, con una marcada caída en el consumo y la producción en 2023, debido a la sequía.

Respecto a la oferta en el mercado local, señala que no se observa déficit a la fecha en que se realizó el informe, “sabiendo que durante el 2023 la producción de mosto concentrado ascendió a 7.600 litros”.

A su vez, agrega que, en base al consumo y producción, el stock registrado el 21 de febrero de 2024, “se podría abastecer el presente año y seguramente, parte del siguiente”.

Sobre la oportunidad que este producto puede encontrar como sustituto del azúcar en la industria alimenticia local, “si bien los avances en políticas que castigan el uso del azúcar favorecen este escenario”, observa que “se ve opacado” al compararse los costos de ambos productos. La sustitución del azúcar por el mosto es entre tres a cinco veces más caro, dependiendo del porte de la industria.

Asimismo, el estudio destaca respecto a la oferta, que la bodega Traversa produce y consume aproximadamente el 50% del total del consumo local, la cual tiene desde 2014 su planta de mosto.

De esto, el análisis deduce que, “de la demanda actual del mercado industrial enológico, la nueva planta podría llegar a captar el restante 50%, siempre que los consumidores encuentren atractivo el precio del producto terminado, en lugar de enviar a concentrar su jugo de forma independiente”.

En tanto, la proyección de 200 toneladas de producción y venta para el mercado industrial enológico -sobre esto parten los supuestos del proyecto inicial- “podría provocar sobrestock y, dependiendo de la duración del producto, costos extras de almacenamiento”.

“Por tal motivo, la estrategia comercial prácticamente está dirigida a la industria alimenticia y la posibilidad de competir en el mercado externo, para los volúmenes planteados en el proyecto”, agrega en el análisis.

A partir de los datos y supuestos presentados en el proyecto, el análisis financiero señala que se parte de un escenario base de 300.000 litros, que aumenta 10% cada año, hasta llegar a duplicar su producción en el sexto año. En esta línea, afirma que, para que el proyecto sea rentable, el precio de venta de mosto concentrado para el primer año -año siguiente a la inversión para la construcción de la planta- debe ser $ 161,21 por litro o US$ 2.966,8 por tonelada, en caso de no contar con el subsidio de Inavi de $ 5 por litro de agua extraída (con el subsidio serían $ 146,21 por litro o US$ 2.690 por tonelada).

En tanto, el precio actual para la tonelada de mosto concentrado standard de origen argentino, asciende a US$ 1.150, resultando “bastante más elevados” los precios del proyecto local. Asimismo, los precios también resultaban más elevados en el proyecto presentado en 2019, en donde la tonelada en Uruguay valía US$ 1.823,42, mientras que en el mercado internacional cotizaba a US$ 1.057.

Los precios elevados que se observan en Uruguay se deben al precio de uva, el cual “es una variable muy inestable y muy difícil de predecir, incluso durante el mismo año”. En este sentido, el estudio señala que, para lograr rentabilidad en el proyecto, “cualquier aumento del precio de la materia prima, se debe trasladar casi totalmente al precio de venta de mosto”.

Foto: Archivo El País