Redacción El País
La deuda pública mundial continúa aumentando rápidamente, impulsada por las crisis en “cascada”, así como por el desempeño lento y desigual de la economía global, según las Naciones Unidas (ONU). En 2023, la deuda pública, que comprende la deuda interna y externa del gobierno general, alcanzó los US$ 97 billones, lo que significan US$ 5,6 billones más respecto a 2022.
Según el informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés), el peso de la deuda pública fue más significativo en los países en desarrollo. En este sentido, señala que casi un tercio de la deuda pública mundial lo deben estos países y que crece en ellos dos veces más rápido que en los desarrollados.
El informe muestra que los pagos de intereses de los países en desarrollo se duplican en relación con los ingresos. En total, los pagos de intereses de estos países alcanzan los US$ 847.000 millones.
Por otra parte, destaca que estos pagos están creciendo más rápido que otros gastos públicos, como la salud o educación. Por ejemplo, en América Latina el gasto público per cápita en intereses netos de deuda fue de US$ 280, mientras que en salud fue US$ 323 y en educación fue US$ 364.
En tanto, en Asia y Oceanía (teniendo en cuenta a China), el gasto público per cápita en intereses fue de US$ 70, mientras que en salud y educación fueron US$ 147 y 203 respectivamente. La región más afectada en este sentido, según la Unctad, es África, donde el gasto público per cápita en estas verticales son US$ 70, US$ 39 y US$ 60, respectivamente.
En esta línea, señala que 3.300 millones de personas viven en países que gastan más en intereses de deuda que en educación o salud.
A su vez, los países en desarrollo muestran menor capacidad para acceder a reestructuraciones de deuda en mejores condiciones, llevando a que su acceso a diferentes instrumentos de fondeo sea más costoso. Por ejemplo, el informe muestra que el ratio de rendimiento medio de un bono de deuda de un país africano es de 9,8%, mientras que el de América Latina es 6,8%, el de Estados Unidos es 2,5% y el de Alemania 0,8%.
Ante este contexto, la Unctad llama a una “reforma de la arquitectura financiera internacional”, marcando un “camino a seguir”, relacionado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El primer punto que establece es el de “hacer que el sistema sea más inclusivo, mejorando la participación real y efectiva de los países en desarrollo en la gobernanza de la arquitectura financiera internacional”.
Por otra parte, llama a “abordar el alto costo de la deuda y el creciente riesgo de sobreendeudamiento y crear un mecanismo de renegociación de la deuda para abordar el lento progreso del Marco Común para el Tratamiento de la Deuda del G20, debido a los desafíos de coordinación de los acreedores y la falta de cláusulas de suspensión automática del servicio de la deuda para los países participantes”.
El tercer punto que destaca, es el de “proporcionar mayor liquidez en tiempos de crisis ampliando el financiamiento de contingencia, para que los países no se vean obligados a endeudarse como último recurso, incluso mediante el uso reforzado de los Derechos Especiales de Giro, una suspensión temporal de los recargos del FMI (Fondo Monetario Internacional) y mayores ventanas de acceso a cuotas para el financiamiento de emergencia del FMI”.
Por último, señala una “más y mejor financiación, aumentando masivamente la financiación asequible a largo plazo. La transformación y expansión de los Bancos Multilaterales de Desarrollo para apoyar el desarrollo sostenible a largo plazo y aumentar los recursos privados. Más financiación en condiciones favorables; cumplir los compromisos de ayuda y financiación climática”.