Se dice que “dato mata relato”, pero las empresas y particulares se preguntan qué tanto realmente la economía uruguaya está desacoplada de la Argentina.
Los datos muestran que, efectivamente, el Producto Interno Bruto (PIB) de Argentina es el mismo que hace 10 años, mientras que el de Uruguay creció 25% en ese lapso. Sin embargo, seguimos teniendo una fuerte interdependencia en lo que a turismo y consumo (compras) se refiere, además de lo que implica el Mercosur para ambos países.
En todo caso, el desacople macroeconómico existe, fundamentalmente por las políticas muy diferentes que ha definido e implementado uno y otro país, con la búsqueda -por parte de Uruguay- de seguir profundizando en esa línea, diversificando sus compradores en el exterior y dirigiendo sus atractivos turísticos a otros extranjeros más allá de los argentinos, entre otras medidas.
Nicolás Cichevski, gerente de la práctica de Análisis Económico de CPA Ferrere, en diálogo con El País, opina firmemente que Uruguay se desacopló de Argentina, principalmente porque ese país se desacopló de la región y del mundo con decisiones macroeconómicas que han alejado la inversión extranjera (salvo en zonas estratégicas) y han determinado una inflación galopante en una economía desordenada y con múltiples tipos de cambio.
Por su parte, José Antonio Licandro, analista económico y docente universitario (exintendente de regulación financiera en el Banco Central, BCU), dijo a El País que el “desacople entre ambas economías es notorio, pero no del 100%”.
“La mayor interrelación se ve en el turismo receptivo y en las compras de los uruguayos con el dólar blue en Argentina”, fundamentó Licandro.
El economista Aldo Lema, socio director de Vixion Consultores, también en diálogo con El País, dio un paso más adelante con este tema: “Uruguay debe seguir pensando la crisis argentina como permanente y desarrollar políticas consistentes con disminuir más su incidencia”.
Protegidos
¿Por qué la crisis argentina no afecta tanto a Uruguay como en el pasado?
Hay dos aspectos claves que contribuyen a ello: la exportación de bienes de Uruguay y los préstamos del sistema bancario uruguayo.
En relación al primero, hace unos 25 años el 20% de las exportaciones uruguayas tenían como destino a Argentina, mientras que hoy, tras una política intensa de diversificación de la producción y de los países destino, esa cifra ha bajado al 5%. “Actualmente las exportaciones de nuestros bienes hacia Argentina tienen un peso muy limitado en el total de las exportaciones, más allá de que hay sectores para los cuales Argentina sigue relevante, como los plásticos y químicos, con el Mercosur”, dijo Cichevski.
Y el otro punto es que el crédito que los bancos uruguayos otorgan a no-residentes (la mayoría argentinos) también se redujo del 20% a menos del 5% en los últimos años. O sea, la exposición del sistema bancario a créditos a argentinos ha disminuido, lo que es importante ante el contexto de crisis en el vecino país con usuarios que no pueden pagar o en mora. “El sistema bancario uruguayo no se ha visto afectado por eso, al margen de que también la regulación y supervisión del mismo ha mejorado mucho”, agregó Cichevski.
Licandro también hizo foco en que el sistema financiero uruguayo mantenía un riesgo de activos y préstamos argentinos, pero que se ha corregido con regulaciones. “Ahora podemos decir que la exposición al riesgo es baja. Tampoco hay una crisis de contagio como antes”, afirmó.
En todo caso, la afectación actual más fuerte está dada por el turismo argentino, el diferencial cambiario en la frontera y el dinero que los uruguayos dejan en Argentina por sus consumo allí, que no alimentan el PIB de Uruguay.
Otro tema difícil de controlar para Uruguay es el Mercosur. “Es un lastre, ahí no hay desacople, sino que los miembros más grandes del bloque -Brasil y Argentina- no quieren que otros países firmen con nosotros. Está comprobado que es así”, lanzó Licandro.
Inversiones argentinas
En teoría, con un eventual cambio de gobierno y de política económica en Argentina, el diferencial cambiario podría disminuir, así como las inversiones de argentinos en Uruguay.
Sin embargo, Lema consideró: “Hoy en Argentina el principal sentimiento ciudadano, incluyendo las elites, es desesperanza, por lo cual lo que se percibe de empresarios argentinos es que -más allá de ciertos cambios e incluso ‘falsos amaneceres’- la crisis tiene algo de estructural, con cierto escepticismo sobre una mejora sistemática. Es poco probable que se produzca desde Uruguay un gran retorno de capitales argentinos o incluso personas a su país”.
“El aumento de las exportaciones de Uruguay hacia el resto del mundo, debería seguir disminuyendo su incidencia”, insistió a modo de recomendación.
Cichevski proyecta que “el diferencial cambiario podría disminuir relativamente con nuevas políticas en Argentina, pero se mantendrá por bastante tiempo”, dado que ha pasado a ser estructural. También ve difícil que los capitales argentinos se vayan de Uruguay en el corto o mediano plazo. “Más allá de que puede haber cierta retracción en los flujos de inversión de Argentina a Uruguay si las condiciones de Argentina mejoran tras un cambio de gobierno; estamos muy lejos de ese escenario”, señaló.
Los economistas piensan que si hay mejoras en el vecino país, la poca confianza en la economía argentina seguirá por bastante tiempo, exceptuando por ejemplo en los yacimientos de hidrocarburos en Vaca Muerta. Y gran parte del dinamismo de la vivienda que otorga Uruguay y que está cubierto por argentinos, seguirá así.
Turismo
Según Licandro, hay riesgos vinculados a las dos economías difíciles de controlar, como el turismo. “Hoy, esos cimbronazos son los más fuertes de la historia”, afirmó el economista.
“Si gana la oposición en Argentina, avanzará el plan de unificar el mercado de cambios, pero igual Argentina será más barata que nosotros”, proyectó.
El “pecado original” y el tobogán aceitado a la baja: la secuencia de decisiones que alejaron la inversión
Nicólas Cichevski considera que es difícil encontrar el “pecado original” que llevó a Argentina a caer en un desempeño muy pobre en estos últimos 10 o 12 años, pero sí hubo varios “hitos” que contribuyeron con ese tobogán aceitado para la baja, como ser en el 2008 la incorporación de las retenciones a las exportaciones agrícolas, en 2012 la expropiación de la petrolera YPF y en 2013 el primer cepo cambiario. “Pero fue sobre todo a partir del fin del boom de los commodities en 2013-2014, cuando el escenario externo dejó de ser favorable a Argentina y las tasas de interés comenzaron a subir”, observó el economista.
En ese contexto, la diferencia entre las políticas macroeconómicas de Argentina y las de Uruguay se evidenciaron muy marcadas. En contraste con Argentina, las políticas macroeconómicas de Uruguay han sido estables y razonables, especialmente en términos de manejo de deuda e inflación, desde la crisis de 2002.
Otras diferencias -prosigue Cichevski- es que Argentina ha mantenido déficits fiscales persistentemente elevados, los ha financiado con emisión monetaria, acusa una inflación que hoy está por encima del 100%, todo lo cual actúa como desincentivo a la inversión, sumado a la inseguridad institucional y en relación a los contratos.
“Esto no es de ahora, se arrastra desde hace unos 15 años”, concluyó Cichevski.
Camino de Argentina a contrapelo
El economista Aldo Lema explicó que el bajo acople de la economía de Uruguay con la de Argentina, sobre todo de los últimos 12 años, es consecuencia de las diferencias en la calidad de “La Política” de ambos países, y de las políticas públicas concretas de cada uno de ellos.
A su entender, los gobiernos de Uruguay se han caracterizado por implementar ciertos cambios graduales dentro de la continuidad en un conjunto de políticas públicas básicas, donde destacan “la búsqueda de estabilidad macroeconómica, mayor apertura e inserción al mundo, promoción de la inversión privada y una red de protección social”, dijo.
“En particular, dentro de la estabilidad macroeconómica, si bien Uruguay ha estado lejos del óptimo, se ha manejado con cierta responsabilidad fiscal, procurando estabilizar la deuda pública, mantener el grado inversor, tener inflación bajo un dígito con meta entre 3 y 6% y una adecuada regulación y supervisión financiera para evitar repetir crisis del pasado”, enumeró Lema. “En varios de esos aspectos, Argentina ha recorrido el camino contrario”, comparó.
A su entender, en cuanto a la inserción externa, varias políticas y muchas medidas de Argentina han sido proteccionistas, en contraste con la búsqueda de mayor diversificación global que ha procurado Uruguay.
“La crisis del año 2002, la diferenciación de políticas y los problemas recurrentes de Argentina han estado detrás de una menor incidencia de Argentina en Uruguay, aun cuando algunos canales todavía son importantes, sobre todo en materia de comercio de bienes y servicios”, concluyó Lema.
Cabe señalar que uno de los objetivos del Ministerio de Turismo de Uruguay para la próxima temporada de verano es llegar a mercados como el brasilero, colombiano, chileno y paraguayo, entre otros para minimizar el impacto que podría tener una baja del turismo receptivo argentino en la economía local. La meta de disminuir la influencia se refleja también en otros sectores.
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