La empresaria que volvió a empezar "mil y una vez": Virginia Staricco

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Virginia Staricco

EMPRESARIA PROTAGONISTA

Entrevista a la presidenta de la empresa de transporte y logística La Nave, quien también está al frente de la Fundación La Nave, desde su compromiso con el impacto social del mundo empresarial.

Hace 15 años tuvo directa participación en la creación de la mayor empresa de logística y transporte de Uruguay. En 2020 obligada tuvo que abandonar Mirtrans, aunque aún mantiene el 44,5% de las acciones, para asumir nuevos desafíos como empresaria. Su formación ha sido la vida misma ya que no completó el liceo. “Hoy una de las obligaciones que pongo en mi casa, es que no se transa con el estudio; es fundamental”, dice Virginia.
Tiene 44 años y tres hijos: Franco 20, Camila 18 y Emilia 12. ”Mi madre, Adela, me ha marcado el camino. Con mi abuela y mi tía, me han criado desde chica, en conjunto”, señala.

A continuación un resumen de la entrevista con El País.

—Desde que a los 12 años comenzó a trabajar en la empresa de transporte de cargas de su padre, ha transformado los problemas en desafíos y las caídas en oportunidades. ¿Cuáles fueron las lecciones aprendidas?
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—Muchas veces me sentí abatida por las dificultades o sentí que no era mi lugar. Pero siempre había un fuego interior para seguir adelante, sobre todo, ir por mi propia mirada. Cuando uno madura en esas caídas y en esos éxitos, uno se va cambiando internamente. Se proyecta de otra forma. Me enseñaron mucho los golpes, las experiencias y eso me fue madurando en mi carácter. La gente se frustra muy rápidamente. Cuando uno persigue sus sueños, no lo consigue inmediatamente; la constancia, el día a día, hace que se realicen con el tiempo. Los objetivos que me propongo siempre los voy a buscar cumplir por más “locos” que sean, que a veces lo son (risas). Hay que amar lo que uno hace para realmente lograr el éxito.

—¿Que significó en su trayectoria Mirtrans, la empresa de transporte creada con su pareja de entonces en 2007?
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—Mirtrans me marcó mi pasión por la logística. Desde el inicio, mi visión fue de ser una empresa de transporte multimodal. Cuando trabajaba en la empresa de camiones de mi padre, veía que eso no era lo que se venía. Las empresas iban por la prestación de un servicio integral de logística, para solucionar todos los problemas que tuvieran los clientes. Mi padre seguía enfocado en ser transportista, en ser camionero. Y ahí fue donde no nos pusimos de acuerdo. A los 28 años me voy y me quedo sin trabajo, con dos hijos pequeños y la tramitación de mi divorcio. Ahí fue una de las caídas que tuve en mi vida, donde tuve que volver a empezar de cero. Fue una de las peores etapas de mi vida. En esa búsqueda de socios para que la empresa de mi padre evolucionara, conozco a Emilio (Mirás), quien luego fue mi pareja durante 15 años. Confió en mí y me dio un par de camiones argentinos para que tuviera trabajo; me alquiló una casa con garaje para comenzar a hacer crecer a esa semilla que era Mrtrans, que nace en Argentina. Después Emilio me dice de abrir Mirtrans en Uruguay y de comprar los primeros tres camiones que yo siempre soñé de niña. Y a partir de ahí comienza Mirtrans Uruguay, que fue mi propio proyecto porque me hizo despegar como empresaria en todos los sentidos.

—¿Cuál es su visión sobre liderazgo y la motivación como empresaria?

—Me veo en constante evolución. El mundo es muy dinámico, está cambiando. Soy una empresaria con una mirada social. Lo que más me acerca a mi gente, es el hecho de venir de un origen similar. De haber pasado las mismas necesidades, de haber sufrido, de haber pasado adversidades. Yo sé lo que es estar del otro lado de la vereda. Cuando hablo con el sindicato o con mi gente, realmente, estamos en la misma vereda. La relación con el sindicato es de ganar- ganar. Es un sindicato sano, que ha madurado. Había una visión errada, muchas veces, de que el empresario quería dañar al empleado o, de alguna manera, sacarle sus derechos. Y, en realidad, es un estar juntos. Porque los trabajadores sin empresarios, no tienen trabajo. Y nosotros, sin empleados, tampoco tenemos empresa. Es poco inteligente crear conflictos constantemente, cuando el sindicato y la empresa pueden construir. Estamos para construir el bienestar de las personas y el progreso, porque nos beneficiamos todos.

“Si no perdemos la educación, donde venimos en un retroceso, Uruguay es un país que tiene muchas posibilidades de ser la Suiza que alguna vez fuimos”.

Virginia Staricco
Virginia Staricco, presidenta de La  Nave.

—En 2020 se separó de su pareja y se tuvo que reinventar con la creación de La Nave. ¿Un nuevo comienzo en su vida?
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—El 28 de diciembre, el “Día de los Inocentes”, es cuando salgo del directorio de Mirtrans, con mucho dolor porque me llevó jornadas y horas de mucho trabajo. Sigo teniendo el 44,5% de la empresa, pero ya no formo parte del proyecto ni del alma de la empresa. Con La Nave me sigo desarrollando como empresaria. Fue un volver a empezar y lo haría nuevamente... Soy una mujer empresaria que volvió a empezar mil y una vez.

—¿Qué actividades desarrolla este nuevo emprendimiento logístico multimodal?

—La Nave es un grupo de empresas que lidero con el 60% del Directorio. La Nave Cargo Postal se dedica al e-commerce, al correo a nivel nacional y también hacemos transporte internacional de cargas. Es el proyecto inicial pero hoy tomo el 100% de las decisiones, con un gran equipo, que es el mismo que formé desde el comienzo y que me acompañó en esa salida de Mirtrans. En estos dos años hemos logrado muchísimo. Tenemos 5000 metros cuadrados de depósito y movemos entre 12.000 y 14.000 paquetes por día hacia todo el país. Contamos con más de cien camiones de diferente porte y generamos más de 300 empleos, entre directos e indirectos. Para los servicios de transporte internacional operamos con camiones tercerizados y, a partir del próximo año, vamos a ir incorporando lentamente nuestra propia flota de camiones. En total, en el grupo, son más de 350 camiones aunque tengo injerencia directa en la gestión de algo más de 100. La Nave factura US$ 12 millones anuales.

—¿Cuál es el panorama del transporte internacional de cargas en el Mercosur?
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—Con Argentina y Brasil tenemos una diferencia cambiaria importante, que no nos hace competitivos. Estamos bastantes caros, aunque se han aprobado leyes que han colaborado con el sector en el tema de las transferencias cuando los argentinos vienen a Uruguay. De todos modos, cambiaron las condiciones y los márgenes son distintos. El transporte internacional es un modelo de negocios que es parte de nuestro servicio integral a nuestros clientes, pero que no tengo tanto interés en desarrollarlo de forma directa. Nos estamos enfocando en la carga consolidada, donde se mezclan diferentes envíos, de distintas empresas, dentro de un mismo camión, lo cual requiere un mayor profesionalismo.

—¿Cómo observa la marcha de la economía uruguaya?
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—Las perspectivas económicas no las tengo muy claras. Aún no sabemos bien qué va a pasar con Brasil. Tenemos una economía argentina que viene cayendo desde hace un largo tiempo, que también nos ha impactado. Y el mundo está complejo. Europa tiene una inflación histórica y hay que ver su comportamiento luego de la guerra en Ucrania, si es que finaliza… La recesión económica global proyectada no va a impactar tanto en Uruguay, pero tenemos que trabajar puertas adentro. Y ahí tenemos un debe con la formación de nuestro personal. También tenemos un debe con el costo de la energía. Entonces, trabajar en productividad y energía es clave.

“Los trabajadores sin empresarios, no tienen trabajo. Y sin empleados, tampoco tenemos empresa".

Virginia Staricco
Vrginia Staricco, presidenta de  La Nave.

—¿Cuál es la incidencia del informalismo en el sector transporte de carga?
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—La informalidad hoy es de las más grandes de todos los sectores; hoy supera el 60% y hay varios millones de dólares anuales que se evaden. Las aplicaciones que han ingresado al país han elevado aún más el nivel de competencia desleal y el informalismo de las empresas. Aquí hay un debe de las autoridades y de los empresarios en regularizar el sector.

—¿Hay oportunidades de captar inversiones y generar empleos de calidad?
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—Este gobierno tiene una muy buena visión de atraer a empresas y empresarios a instalarse en Uruguay, pero de poco sirve si no tenemos una mano de obra preparada. La educación necesita una reforma inmediata; la juventud necesita orientarse hacia profesiones que se proyectan, como es el caso de la tecnología. El último año también me dediqué a traer inversiones extranjeras a Uruguay. Estuve viajando mucho a Europa. Tanto los alemanes como los suizos ven a Uruguay como un país de inversión y donde ven proyectando sus empresas acá. Ahí tenemos oportunidades, pero hay que aprovecharlas y depende de nosotros. A mí me interesa ver progresar a mi país.

—¿Cuál es la clave del progreso?
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—Si no perdemos la educación, que para mí es donde venimos en un retroceso, Uruguay es un país que tiene muchas posibilidades de ser la Suiza que alguna vez fuimos. Tenemos posibilidades y dependemos de nosotros mismos. A los niños hay que darles todos los recursos necesarios desde la educación, que va a ser algo bueno para el país. La gente hace un país. Estamos dejando cada vez más personas fuera del sistema, cuando los tenemos que incorporar y tenemos la responsabilidad de dar una oportunidad de progresar. Nuestros niños y jóvenes deben ser los talentos de mañana.

—Con la pandemia aumentaron las ventas online y también las entregas a domicilio. ¿Cuáles son las perspectivas?
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—Antes de la pandemia, perdimos muchísimo dinero. Uruguay todavía no estaba preparado para las compras online y el uso de la tecnología. Ahora, pospandemia, triplicamos la facturación y hoy somos una empresa rentable y equilibrada. Llegaron empresas a Uruguay que nos exigen trazabilidad e información inmediata sobre el estado de las entregas de los envíos. Hoy la tecnología pesa más de un 50% en ser eficientes y productivos. Estamos trabajando con el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop) y en formación dual con la Cámara de Comercio e Industria Uruguayo-Alemana para buscar ser más eficientes y productivos.

—¿Con La Nave se siente realizada?
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—Nunca me siento realizada, me sigo proyectando. No puedo acostarme sin tener un desafío al día siguiente.

“Todos tenemos la obligación de devolver algo a la comunidad”

Desde la Fundación La Nave, Virginia Staricco busca integrar a la comunidad en las acciones de la empresa. “Creo en el impacto social de las empresas porque todos tenemos la obligación de devolver algo a la comunidad”.

Hoy la Fundación atiende a 120 niños y trabaja en formación dual; organiza talleres de lectura. También articuló con el sindicato y empresas para construir casas con materiales reciclables y además ha llevado al Ballet del Sodre a todo el país, entre otras iniciativas.

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