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El precio de los combustibles en Argentina quedó congelado desde el pasado 18 de agosto hasta el 31 de octubre, después de las elecciones generales en ese país, anunció el ministro de Economía Sergio Massa.
Esta es una medida que intenta paliar un poco la desbordada inflación que sufren, la cual -según expertos consultados por El País- no logrará su objetivo ya que la realidad es multicausal. No obstante, es claro que la medida llega justamente semanas antes de unas elecciones en las que el oficialismo intenta recuperar algunos puntos con medidas populares.
Es evidente que el diferencial de precios con Uruguay empeorará, o por lo menos no mejorará un ápice con esta medida. Sofía Harguindeguy, economista de Grant Thornton, dijo a El País que la decisión de congelar el precio de la gasolina, que tiene tanto una dimensión económica como política, no es la primera vez que ocurre en tiempos preelectorales en la historia argentina.
“En 2012, durante el gobierno de Cristina Kirchner, entre las elecciones primarias y las generales, se establecieron acuerdos con la industria de combustibles, y también con cadenas de supermercados y vendedores de electrodomésticos, con la finalidad de contener la inflación”, recordó.
A su entender, el impacto de esta medida podría ser significativo en Uruguay, en tanto incrementa la brecha de precios entre ambos países. “En Argentina, el precio del petróleo que recibirán los perforadores por barril será de US$ 56, cifra que se encuentra muy por debajo de los niveles internacionales del entorno a los US$ 80, a los que Uruguay tiene acceso”, fundamentó.
“Esto podría tener consecuencias en nuestra competitividad, por ejemplo en el sector agro, donde el precio del combustible tiene gran incidencia; también perjudica el saldo turístico de nuestro país, sector que ya se encuentra debilitado; así como en la fuga de consumo, impactando principalmente a los comercios fronterizos de Uruguay”, detalló.
Carlos Saccone, contador público y profesor de la Universidad de Montevideo (UM), en diálogo con El País, expresó que el congelamiento del precio de la gasolina en Argentina “es un episodio más de represión económica parecido a un manotazo de ahogado con intenciones políticas ante un escenario que se presenta adverso para el oficialismo. Está bastante demostrado que los precios no son controlables a través de (este tipo de) decisiones, o al menos no son controlables sin causar otros daños colaterales”.
En cuanto al impacto en Uruguay, Saccone coincidió en que será negativo en la frontera de nuestro país, dado que los uruguayos tenderán más a abastecerse del otro lado, disminuyendo así el ingreso por consumo en la economía local.
Sin embargo, afirmó que, en términos generales y exceptuando la realidad de la frontera, el impacto será “neutro” por lo acotado del tiempo de la medida (hasta fines de octubre). Esto dependerá también -afirmó- de cómo evolucionen los precios de la energía a nivel internacional. Por ejemplo, si los precios internacionales llegaran a bajar, el impacto de la medida de Argentina sería un poco más moderado en Uruguay.
Por su parte, el economista argentino y CEO de Gear Capital , Jorge Piedrahita, en conversación con El País desde EE.UU., prefirió abrir más el espectro del tema, al decir que la medida del congelamiento del precio de la gasolina no debería leerse en forma aislada ya que, si bien esta aplica hasta fines de octubre, el problema del diferencial cambiario es tan fuerte y complejo que “hay para rato”.
Según sus proyecciones, durará “por lo menos hasta fin de año”, o incluso más, dado que la situación no será fácil de revertir para el nuevo gobierno, salvo que se tomen medidas más drásticas, como la dolarización de la economía argentina que plantea Javier Milei, con lo que el diferencial cambiario con Uruguay -en teoría- desaparecería más temprano que tarde.
“El gobierno camina por una cornisa entre el FMI y fuertes presiones del Plan Platita, que se empuja desde el oficialismo para más gastos sociales con el fin de mejorar su posición competitiva. En ese aumentar gastos, no subir el precio de la gasolina es clave de la cadena de distribución. Pero ya el mercado argentino le bajó el pulgar a las iniciativas del gobierno”, dijo Piedrahita, quien opina que Uruguay debería ponerle más foco a las políticas económicas que plantea Milei, quien, en su opinión, será “el ganador”.
“Para septiembre, se espera mayor inflación en Argentina, a pesar del congelamiento del precio de la gasolina. Ese es un intento fútil que no genera confianza entre los argentinos. Y los uruguayos irán a Argentina con los tanques vacíos y se irán con los tanques llenos”, agregó.
Uruguay debería prever, en la medida de lo posible, los problemas de gobernabilidad que podría tener Argentina, de asumir Milei la presidencia, según Piedrahita. “Si Milei baja impuestos y aumenta la productividad, tendrá un efecto positivo en el turismo de los argentinos hacia Uruguay, pero no en la próxima temporada”, afirmó.
Sobre el Mercosur, piensa que el bloque se mantendrá dado que el sector automotor, con fuertes intercambios entre Brasil y Argentina, se resistirá a otra cosa, lo que los candidatos presidenciales bien saben.
Patricia Bullrich también está remando en la contienda y, volviendo al tema del fortalecimiento del peso argentino y el diferencial cambiario, acaba de plantear la alternativa de una “doble moneda” (dólar y peso) para la economía argentina.
Brecha de precios entre Salto y Concordia
La brecha de precios entre Salto y Concordia se acortó de mayo a julio, al pasar de 143,6% a 126,4%, según el Observatorio Económico de la Universidad Católica (Campus Salto). Es decir, Salto está 126% más caro que Concordia.
Parte de la baja se debe a la caída del diferencial en la categoría de alimentos y bebidas no alcohólicas, cuya ponderación dentro del indicador asciende a 49%. No obstante, el diferencial sigue siendo muy alto, e abarca no solo productos sino servicios.
Acuerdo entre el gobierno y las petroleras sobre el precio
El precio de los combustibles en Argentina queda congelado desde el viernes 18 de agosto hasta el 31 de octubre, gracias a un acuerdo entre la industria y el Gobierno.
Tras el aumento del 12,5% en el precio de la nafta (gasolina) y del gasoil, establecido la semana pasada por las empresas Raízen (que gestiona la marca Shell), Axion Energy y Puma Energy a raíz de la devaluación practicada por el Gobierno luego de las elecciones internas (PASO), el Ejecutivo alcanzó un acuerdo con las compañías para que esa subida sea la última hasta después de las elecciones generales de octubre.
La petrolera YPF, controlada por el Estado y la mayor comercializadora de combustibles de Argentina, esperó a la concreción de este acuerdo para practicar esa subida y también aumentó sus precios un 12,5%.
El acuerdo, negociado entre productores, refinadores, Aduana y las Secretarías de Energía y Comercio, incluye beneficios fiscales para las empresas, anunció el ministro de Economía, Sergio Massa, también candidato presidencial de Unión por la Patria.
“La industria de petróleo y gas en la Argentina es uno de los grandes tractores que tenemos en nuestra economía. Hoy parte de la caída que representa la pérdida de exportaciones y de actividad por impacto de una sequía que nos quitó 21.000 millones de las exportaciones, se ve compensada por el enorme crecimiento que tiene respecto del sector gas y petróleo”, agregó. El ministró destacó que esta decisión sirve “para llevarle tranquilidad y certidumbre a la gente en un momento en el que la decisión del FMI de imponer una devaluación genera una distorsión en muchos de los precios de la economía”.
El precio de los combustibles en Argentina venía subiendo por debajo de la depreciación de la moneda, porque en la negociación con el Gobierno a las empresas se les autorizaba aumentos inferiores a esa caída de valor del peso. A ello se suma el incremento del precio internacional del crudo. (EFE)